El tiempo ha pasado y he amado a muchas mujeres... Y mientras me abrazaban, y me preguntaban si las recordaría... he dicho que sí, "te recordaré". Pero la única que nunca he olvidado es la única que nunca lo pidió: Malena.
Personaje de Renato, en voz en off, en Malena.
Giuseppe Tornatore cumplió con creces las expectativas de los cinéfilos con su film Malena. El extraordinario cineasta italiano entrega de nueva cuenta un melodrama de alta calidad con tinte social, que conmueve en su historia y se disfruta en su factura fílmica.
Filmada en Sicilia, escenario de otras de sus cintas, Tornatore vuelve a recrear una época y a crear un personaje que entra por derecho propio en lo mejor de sus creaciones: Malena Scordia, actuada con sutileza y plenos matices por Mónica Bellucci.
A partir del ambiente social de Sicilia, ya mostrado en otras cintas del realizador y de otros cineastas italianos, Tornatore crea un melodrama de amor platónico donde una sociedad muy cerrada de costumbres convierte a una mujer en víctima humillada por el solo y simple hecho de ser bella y deseada. Bajo los códigos sicilianos entre los años 20 y 50 del siglo XX, toda mujer es propiedad de alguien menos de sí misma: del padre, del novio, del marido... Si se salía del código aceptado de vestido era "putana"; si estaba sola y era joven debía encontrar pretendiente o ser considerada como propiedad pública (de nuevo "putana") sin derecho al "honor" y al respeto de la sociedad.
Malena Scordia (Mónica Bellucci) tiene el agravante de ser la mujer más bella del pueblo de Castelcuto. Es irremediable que todos los hombres del pueblo la conviertan en objeto de culto sexual, alucines eróticos, deseos y chismes.
Las mujeres también la convierten en el chivo expiatorio popular. Las envidias, escarnios, chismes y odios se acrecientan proporcionalmente al deseo expresado por el hombre más cercano.
Tornatore construye una película alrededor de un personaje cuya presencia afecta a todo el pueblo; y rodea la anécdota principal con los cambios políticos de Italia: las organizaciones fascistas controlan casi toda la sociedad desde la década de los años 20, la declaración de guerra a los aliados en voz de Mussolini, la presencia de los alemanes en una ocupación disfrazada de su antiguo aliado, el desembarco norteamericano en Sicilia, el cambio social que provoca la presencia norteamericana, etc.
Estos tres ejes narrativos (Malena, el pueblo, las circunstancias políticas) se mezclan para marcar los cambios que el pueblo provoca en la vida de Malena, que se convierte en víctima discriminada, en verdadero chivo expiatorio de las culpas sexuales y deseos del pueblo.
El cineasta italiano crea una cinta rica en sutilezas, en imágenes extraordinarias dentro de su cotidianeidad, que giran alrededor de la presencia / ausencia de Malena en pantalla. El personaje no debe tener más de 50 diálogos en la cinta de 105 minutos; pero el rostro de Malena, el cuerpo, la presencia física, permea toda la pantalla.
El espectador sabe quién es Malena y conoce algo de su intimidad por medio de la mirada del adolescente Renato que, primero con mirada voyeurística y después de amor platónico, llega a ser el único habitante del pueblo que conoce realmente quién es la bella mujer, el único que llega a considerarla como persona.
Tornatore va subiendo el tono de la discriminación, la agresión y el linchamiento conforme pasa la película. El proceso es tan evidente como que ocurre en la misma plaza pública de Castelcuto y por medio del ir y venir de Malena por dicha plaza. Es como la alegoría de la hormiga al inicio de la cinta: Malena será enfocada por la mirada del pueblo hasta quemarla.
Mientras está casada y vive con el padre Malena puede caminar con vestuario moderno, pero es acosada por los adolescentes que la siguen en bicicleta, o devorada con ojos y comentarios libidinosos o de escarnio por los adultos (hombres y mujeres). Ella camina con la mirada baja, puesta en el piso, sin entablar contacto visual con nadie.
Cuando se habla de la noticia de la muerte de su esposo se le considera libre. Los hombres pasan de hablar de un "amante fantasma" a considerarse posibles amantes reales.
El círculo discriminador y el rechazo social se acentúan cada vez más, al igual que la líbido de Renato se concentra en su obscuro objeto de deseo. Pero mientras Tornatore devela la crueldad de los adultos, se permite tintes de buena comedia con Renato.
Por ejemplo, el chico busca desesperadamente obtener los signos sociales de su madurez sexual para ser un posible pretendiente: pantalones largos, rasurarse, cortarse el pelo con los mayores, cae en el fetichismo, aceita los resortes de su cama para evitar ruidos, compra un disco que es favorito de Malena...
Pero en el mundo interior de Renato lo que manda es el sueño cinematográfico, viendo a Malena y a sí mismo como protagonistas de la pantalla. Así, de nuevo Tornatore recrea al cine dentro del cine cuando los protagonistas parecen en las fantasías de Renato como si estuvieran en Tarzán, La Diligencia, los clásicos estadounidenses del momento, películas de romanos.
Pero la mirada voyeurista de Renato irrumpe en la intimidad de Malena y rompe el círculo vicioso de la fantasía: el joven es el único que sabe que Malena baila sola con el retrato de su marido, las noches en vela para procurarse alimento, el acoso sexual de los poderosos del pueblo, su viudez, su soledad, un falso noviazgo. Es el único que llega a conocerla como persona.
El conocimiento de Malena no corta la fantasía sino que la enfoca. La pérdida de la virginidad de Renato ocurre con una mujer muy semejante físicamente, e inclusive en la fantasía se substituye por Malena.
Tornatore logra en Renato un retrato, amargo y dulce, de la adolescencia que oscila entre la inocencia y la búsqueda de la madurez; entre la primera ilusión de amor platónico mezclada con el despertar de la sexualidad. En síntesis, la iniciación emocional a un mundo más duro de lo que aparenta, y donde puede campear la crueldad más desorbitante por razones ridículas que justifican todo tipo de actos discriminatorios.
Pero para Renato, el hecho de ser el único que conoce más a fondo a la mujer lo lleva a ser su "vengador" con quienes la acosan: pequeñas venganzas adolescentes que no cambian la suerte de la víctima, pero que si representan el esfuerzo por defenderla del único hombre que en realidad la ama en el pueblo.
El cambio de la viudez y su vuelta a ser "disponible" ante los hombres está también marcado visualmente por su recorrido por la plaza pública. Vestida de negro, con la mirada baja y sin intercambiarla. Sin embargo, los comentarios son más agresivos y abiertos.
Incluso se le abre proceso judicial porque atenta contra la familia del dentista. Allí, en ese juicio, en forma rimbombante, el abogado que la defiende dice precisamente la verdad: su crimen es estar sola y ser bella.
La muerte del padre, último bastión de "respetabilidad" que la protegía hace que Malena tome el único camino que le permite el pueblo, al que le obliga el medio social. En una serie de actos frecuentes de discriminación se le niega el derecho al trabajo, le venden basura por comida, la rechazan por todos lados, no respetan su viudez. La discriminación del pueblo no le deja, paradojicamente, que convertirse precisamente en lo que todos y todas desean o de lo que todos y todas la acusan: prostituta.
Renato es el único y mudo testigo del corte de pelo de Malena en plena soledad, el único que comprende el sacrificio que conlleva.
Al día siguiente, de nuevo el recorrido por la plaza pública muestra el cambio. Tornatore ahora la presenta con el pelo rojo, provocativa, sentándose abiertamente en una mesa del bar. Antes nadie la abordaba ni le daba trabajo, ahora hay cuatro manos que quieren prenderle el cigarro a Malena.
En el proceso de prostitución, obligada por los actos discriminatorios, Malena da pie al linchamiento en forma inconsciente. Se relaciona con los oficiales alemanes de ocupación.
A la entrada de los norteamericanos por el pueblo, poco después de haberlo bombardeado, lo primero que hacen las mujeres es sacar a Malena del hotel, llevarla de nuevo a la plaza pública, golpearla y cortarle el pelo como colaboracionista. Pero en el fondo todos saben que es la venganza esperada por años por ser objeto de las fantasías sexuales de los hombres del pueblo. Los hombres no intervienen, nadie interviene, nadie la defiende.
En una de las escenas más duras de la cinta, en donde brilla la maestría cinematográfica de Tornatore en cuanto manejo de cámara y edición, la vejación y humillación de Malena a manos de las mujeres del pueblo termina con el reclamo de Malena semidesnuda.
La puesta en escena de Tornatore en esta secuencia no tiene concesiones. La plaza está ocupada por dos bloques: de un lado las mujeres y del otro los hombres; Malena en medio mostrando por única vez en la historia sus senos. El reclamo de Malena se dirige a los hombres: siempre da la espalda a las mujeres y el grito de dolor se dirige a la multitud masculina entre quienes se encuentran los que la han usado sexualmente.
Obligada a huir del pueblo, Malena desconoce la llegada de su marido a Castelcuto. Nadie le dice la verdad en una conspiración de silencio y burlas. Renato, el único que conoce a Malena, el único que conoce la verdad de su fidelidad y de su linchamiento, probablemente el único que de verdad la amó, es también el único capaz de decirle la verdad al esposo y firmar con su nombre.
El género narrativo que usa Tornatore para contar esta historia es el melodrama y, de nuevo, el cineasta italiano demuestra que es perfectamente válido como medio de expresión artística y cinematográfica.
La calidad de Malena como melodrama está muy por encima de la basura televisiva a la que nos han acostumbrado; tal parece que ver Malena hace redescubrir que el melodrama existe y es digno de consideración crítica y no de un rechazo automático.
La historia está contada con toda la maestría fílmica de Tornatore. La cámara de Lajos Koltai trabaja con colores cálidos y sensuales, que remarcan la belleza lejana y clásica de Mónica Bellucci como Malena. Se concentra en medium close ups no sólo para captar la belleza de la actriz sino también las miradas, los matices distintos que la actriz imprime en el personaje y que le van dando profundidad.
No es de extrañar que la Bellucci se convirtiera en icono cinematográfico popular a partir de Malena, sin demeritar para nada sus capacidades histriónicas.
Pero conjuntamente al manejo magistral de la imagen que tiene Tornatore, corre paralela la banda sonora musical del film, creada por el maestro Ennio Morricone. La música se vuelve pieza fundamental para elevar el carácter artístico y melodramático del film, colabora a la creación de atmósferas que dicen más de este personaje femenino que sus propios diálogos.
También ya se ha hablado de la puesta en escena, especialmente en los momentos en que la acción ocurre en la plaza del pueblo, que transcurre en su mayor parte en un low key melodramático. Pocas veces se ha manejado el movimiento escénico en dichas plazas como lo logra Tornatore. Un antecedente lejano en el tiempo pero muy ligado en estilo y resultados es Seducida y abandonada, del italiano Pietro Germi, con la entonces adolescente Stefania Sandrelli.
En síntesis, Tornatore entrega al espectador un film bello, sútil, humano, que desnuda los mecanismos de creación de un chivo expiatorio, aun más dolorosos por tratarse de una mujer cuyo único "pecato" es la belleza.
De nuevo la cinematografía italiana, en un film de uno de sus mejores realizadores en la actualidad, enseña su capacidad de analizar su sociedad, y de ser una de las mejores en la creación de belleza cinematográfica. Algo tan sencillo y tan difícil.
MALENA. Producción: Meduza Produzione, Miramax Films, Pacific Pictures, Cerlo Bernasconi, Harvey Weinstein. Dirección: Giuseppe Tornatore. Guión: Giuseppe Tornatore, basado en una historia de Luciano Vincenzoni. Año: 2000. Fotografía en color: Lajos Koltai. Música: Ennio morricone. Edición: Massimo Quaglia. Intérpretes: Mónica Bellucci (Malena), Giuseppe Suldaro (Renato Amoroso), Luciano Federico (padre de Renato), Matilde Piana (madre de Renato), Pietro notarianni (profesor Bonsignore), Gaetano Aronica (Nino Scordia), Gilberto Ionea (abogado Centorbi), Pippo Provvidenti (Cusimano), Elisa Morucci (Lupetta). Duración: 115 minutos / Versión completa exhibida en la Cineteca Nacional durante la Muestra Internacional de Cine. Distribución: Buenavista-Columbia-TriStar.
ADDENDUM BASADO EN LA EDICION COMPLETA PROYECTADA EN LA CINETECA NACIONAL DURANTE LA MUESTRA DE CINE CORRESPONDIENTE.
En esta sección me refiero a la consideración de algún filmópata de que Malena es una obra más "insatisfactoria" que cintas anteriores de Tornatore por dos causas: fallas en la trama argumental; la poca verosimilitud de Malena como personaje, en tanto que no responde a un patrón de mujer más consciente de su belleza y femineidad, y por ende debería expresarlas más para ser creíble como personaje.
1. En relación al primer punto, las fallas argumentales, considero que Malena tiene un trabajo complejo de guión equiparable a Cinema Paradiso, la más famosa de las cintas de Tornatore. Las relaciones entre todos los personajes, en ambas cintas, son intensas y bien delimitadas en su planteamiento, desarrollo y conclusión.
¿Por qué, pues, se podría hablar de dicha "falla" argumental? Probablemente porque Malena no despierta en el espectador la misma "intensidad emocional" que Cinema Paradiso, lo que podría considerarse en primera instancia como una falla en la historia.
Pero un análisis más detallado me lleva a pensar que lo que se considera un "error en la trama" no es más que un cambio en la "intensidad emocional" del espectador provocada por la cinta Malena, para dar paso a la reflexión. Me explico.
Cinema Paradiso está estructurada en base a la relación entre el proyeccionista y el niño. Esta relación concentra la mirada del espectador durante TODO el tiempo de la cinta. Estos dos personajes son colocados en múltiples situaciones cómicas y trágicas, y son el eje central de los acontecimientos. Es decir, el punto de vista con el que se narra la película se concentra todo el tiempo en ellos dos y no varía.
De esta forma, los procesos de identificación - proyección del espectador con los personajes tiene mucha intensidad emocional todo el tiempo, e inclusive va creciendo hasta el hermoso e inolvidable final donde se proyectan los innumerables besos recopilados en una sola bobina, herencia amorosa del proyeccionista al niño convertido ahora en director de cine.
Este punto de vista narrativo, concentrado en los dos personajes, hace que la mirada del espectador se concentre en ellos. Es una especie de Close Up narrativo donde situaciones chistosas, cotidianas, reconocibles y muy humanas, hagan que el espectador "comparta" las emociones de los personajes con mayor concentración y, por ende, facilidad.
Malena parte de un punto de vista semejante. Comienza con una especie de Close Up narrativo que se centra en el adolescente Renato y que se extiende a un Medium Shot para abarcar su visión de Malena, la mujer que se convierte en su objeto de deseo y de la discriminación del pueblo. Es a través de la visión voyeurística de Renato que nos adentramos en la intimidad del personaje de Malena, y por lo que nos enteramos de detalles de su vida. Renato es pues, una especie de "narrador" dentro del argumento de la película.
Pero en lo que concierne al punto de vista narrativo del filmTornatore, a diferencia de Cinema Paradiso, si modifica paulatinamente el punto de vista en su guión y realización en Malena.
El foco narrativo, que al inicio se concentra en Renato, sus sueños y anécdotas de adolescente voyeurista, pasa poco a poco siempre con presencia de su visión hacia Malena. Es así como se establece el Medium Shot donde ambos personajes comparten importancia argumental e intensidad emocional.
Pero a diferencia de Cinema Paradiso, donde las emociones puras y el buen melodrama son objetivos evidentes y centrales de Tornatore, en Malena nos encontramos con que el director suma a emociones y melodrama dos objetivos más: el planteamiento social -con énfasis en las consecuencias de la discriminación- y la reflexión del espectador.
Al incorporar estos dos elementos, es obvio que dentro de la trama argumental el foco narrativo en Malena se desplaza hacia puntos no explorados en Cinema Paradiso (porque allí no era necesario y en Malena si).
El punto de vista narrativo poco a poco pasa a un Plano General que contiene ahora a nuevos personajes y a una situación social discriminatoria que se complica cada vez más hasta repercutir en la vida de Malena con acciones de odio provocadas por la discriminación. Ese Plano General contiene a su vez internamente otros planos. De esta forma, entran nuevos personajes que representan al pueblo, hombres y mujeres que reaccionan a los cambios del estado social formal de Malena (casada, viuda, huérfana, "disponible") hasta empujarla a la prostitución.
De esta forma, la presencia de los personajes secundarios se hace más palpable a partir del juicio y de la muerte del padre (el supuesto amante de Malena, el aviador, el abogado defensor, las mujeres, los fascistas poderosos, los alemanes). Renato conserva un primer plano argumental junto con Malena en este Plano General narrativo, pero su mirada ya no es el único conducto para conocer la situación social de esta mujer, aunque sigue siendo esencial y privilegiada para entender su interioridad como mujer y, a través de Renato, que Tornatore pueda comunicarla al espectador.
Esto trae dos consecuencias.
La primera es que la trama argumental de Malena se complica, al desplazar su foco de Renato hacia Malena y otros personajes, en una riqueza de situaciones encajadas en un medio social que, también, llega a convertirse en una especie de personaje en sí mismo cada vez más presente.
En ese sentido, el espectador puede sentir el desplazamiento del foco narrativo y creer que es una "falla" argumental. ¿Por qué? Porque la intensidad emocional que sentía cuando el foco narrativo sólo está en Renato y Renato / Malena "pierde fuerza" al intervenir los nuevos elementos. Esa intimidad emocional con Renato y Malena abre espacio a un desarrollo argumental que lleva al espectador a la reflexión.
Es decir, la historia, guión y realización de Malena van conduciendo las emociones del espectador hasta compartir los sentimientos de Renato y Malena, y que estallan en una indignación general ante lo que le ocurre al personaje (hipocrecía, habladurías, agresión y humillación colectiva, exilio forzado, silencio del pueblo durante la búsqueda del marido, cuyo motor y causa profunda es la discriminación.
Este primer paso da pie al segundo: la reflexión del espectador. El Plano General narrativo permite que llegue un momento en que el espectador pueda pensar en qué es lo que le causa esas emociones mientras ve el film. Dentro del "universo" narrativo de Malena hay condiciones para que el cinéfilo haga su propio recuento de la situación. El objetivo es que por medio de actos discriminatorios concretos reflexiones sobre el mecanismo de la discriminación estructural.
Pero puede que confunda su propia toma de distancia para pensar y reflexionar mientras sus emociones ceden espacio en su persona, con un giro del argumento que le "brinca" por el hecho de no sentir la misma intensidad emocional todo el tiempo, y estar sumergido en el delicioso proceso de identificación - proyección con los personajes como al inicio del film.
Una explicación de este tipo, que busca otras vías para analizar el desarrollo argumental de Malena, arroja luz para entender que no hay tal "falla" de trama, sino que la historia de Tornatore está tan bien construida narrativamente que se da el lujo de crear en el espectador las condiciones para que sienta, descubra y piense por sí mismo sobre el sentido de lo que ve en la pantalla: los actos discriminatorios no sólo niegan derechos sino que destruyen la vida de las personas.
Así, el trabajo argumental y narrativo de Tornatore en Malena tiene la misma calidad y creatividad que Cinema Paradiso, por mencionar a su película "hermana" más conocida.
En relación al segundo punto, la poca verosimilitud de Malena como personaje, en tanto que no responde a un patrón de mujer más consciente de su belleza y femineidad, y por ende debería expresarlas más para ser creible como personaje, considero que Tornatore es fiel a su planteamiento del film, a las condiciones sociales e históricas de Sicilia (periodo 1939-1944) que conoce muy bien y, por ende, crea a una Malena precisa y humana llena de ricos matices.
Malena no carece de verosimilitud pues responde como personaje al medio que la rodea y, finalmente, tampoco carece de conciencia de su belleza y femineidad, sólo que la expresa -de la mano de Tornatore- precisamente en donde el medio social se lo permite: su intimidad.
Si se ve la película (disponible en DVD) se observa la conducta de Malena en el exterior y en el interior. Es decir, en el pueblo -sobre todo cuando cruza la plaza- y en su casa y la casa de su padre.
Desde la primera caminata, donde la conoce Renato, Malena responde a los códigos de la Sicilia de 1939 a 1945. Primero, hay que decir que está casada y no está disponible (a pesar de todo el chismorreo sexoso de adolescescentes y la lascivia hipócrita de los adultos). Camina con la mirada baja, sin desviarla hacia otra parte (única excepción, cuando por curiosidad ve al aviador), responde a los devaneos de otros personajes sin dar pie o entrada a algo posterior.
Conforme avanza la cinta y aumenta la presión social, camina con vestidos de color obscuro y no llamativo como el blanco, y va cerrando la mirada.
Finalmente, ante la presión social del pueblo decide volverse "putana" (no tiene otra salida para sobrevivir) y su caminar por la plaza es distinto: asume su nuevo rol y se sienta desenfadada en una de las mesas del café del pueblo, y pone un cigarro en su boca (no sólo está disponible sino que les va a costar unas buenas liras).
Por eso es que la agresión y humillación pública de Malena se da en la misma plaza. Son las mujeres las que la ejecutan la acción agresiva y la humillación, pero el reclamo agónico de Malena se hace de cara a los hombres y de espalda a las mujeres. Son ellos los que le cerraron la oportunidad de empleo, constriñeron y después explotaron su sexualidad y, con cobardía, no intervinieron para frenar la agresión. De hecho, ningún hombre le dice la verdad a su esposo con excepción de Renato; mientras que las mujeres, como grupo, finalmente reconocen su valentía y coraje, y la aceptan de nuevo en el mercado.
Este es el camino público que sigue Malena, mientras que en el privado su expresión es más abierta en su intimidad, hasta que se ve interrumpida por las presencias masculinas que, a cambio de café, azúcar, comida y liras, entran a su casa a cambio de sus favores sexuales.
Como se puede observar muy bien en la cinta, las manifestaciones abiertas de la discriminación pueden variar de acuerdo a determinados momentos históricos, pero sus raíces, su estructura y su mecanismo profundo son los mismos todo el tiempo.
Todo este recorrido argumental, en donde las diferencias entre conducta pública y privada de Malena son notorias, está profundamente arraigado en la realidad de las culturas mediterráneas. El papel de la mujer estaba más delimitado por estas normas sociales en lo relativo a vestido, lenguaje corporal y modos de relación, en dichas culturas del Mediterráneo, especialmente en Sicilia con relación al resto de Italia.
Dichas normas sociales, no escritas pero de férrea observación, estuvieron vigentes hasta que la modernidad entró en los grandes centros urbanos mediterráneos, pero algunas de sus manifestaciones aún viven en pueblos y ciudades chicas. El cambio de la modernidad y la ampliación de las libertades para las mujeres se dio en los países de gobierno laico más que en los de gobierno teocrático; el punto intermedio está en los países musulmanes de gobierno laico en la cuenca mediterránea.
Entonces esta división de la expresión de la conciencia femenina de su belleza y femineidad, que se da entre el ámbito público y privado, es verosímil en Malena desde el punto de vista social, histórico y, obvio, cinematográfico. Sicilia ha tenido cambios desde la Segunda Guerra Mundial hasta la fecha; pero en la época en que se sitúa Malena (1939 - 1945) muchos de ellos aún estaban por ocurrir.
Si a esto sumamos que para Mussolini y los fascistas, las mujeres italianas sólo servían para tener hijos, ser esposas, ser amantes, o satisfacer las necesidades de los machos, soldados y dirigentes políticos, los roles públicos que podían adoptar las mujeres eran ciertamente limitados.
Entonces, desde el punto de vista social, en el momento histórico que aborda el film, Malena como personaje cumple con las normas de conducta entonces vigentes para las casadas, viudas y huérfanas. Lo que hace Tornatore es recrear dichas condiciones sociales y como afectaron a una mujer bella hasta el exceso, condiciones que él conoció en su natal Sicilia.
Pero además, la verosimilitud del personaje de Malena como lo plasma Tornatore no sólo es incuestionable por el lado de la recreación social e histórica; es incuestionable desde el mismo cine y su historia.
La situación de la mujer en general y su sexualidad - femineidad en particular, sus roles durante el fascismo y en la mediterraneidad, ha sido expresada en el cine italiano con anterioridad, bajo rasgos parecidos de personajes narrativos:
- La polaridad entre Ana y Anita en 1900, de Bertolucci.
- Seducidad y Abandonada, de Pietro Germi, de la que ya hablé en el texto anterior.
- Film de amor y anarquía, de Lina Wertmuller. La única salida digna, al parecer, es la prostitución.
- Un día especial / Una giornata particolare, de Ettore Scola. Donde Sofía Loren y Marcelo Mastroianni muestran como las mujeres y los homosexuales eran víctimas de la discriminación del fascismo, y la tragedia que se escondía en la cotidianeidad. El personaje de la Loren muestra precisamente como la conciencia de su belleza y femineidad estaba coartada en forma férrea por las normas sociales, y como si existía y tenía que manifestarse de manera privada y no pública. Su personaje y Malena están hermanadas con 20 años de distancia fílmica pero en el mismo momento histórico plasmado en pantalla.
...entre otras...
Así que el hecho de que Malena se comporte públicamente como si no estuviera consciente de su belleza y femineidad no es un error de la película, sino que es un acierto y es verosímil, de acuerdo a las circunstancias históricas, sociales y dentro de una tradición cinematográfica semejante y respetable.
Pero además, falta por revisar la parte privada de la vida del personaje Malena. Si se revisa el film desde el inicio a la mitad, Malena si manifiesta conciencia de su belleza y femineidad (así como conoce los límites sociales y culturales de su expresión).
Es precisamente con la mirada de Renato, como recurso narrativo que usa Tornatore, como el espectador se entera de esa faceta de la personalidad de Malena. En un momento en que la espía, Malena en su intimidad expresa su belleza, femineidad y sexualidad, al bailar a solas con la foto de su marido mientras escucha una canción especial en el tocadiscos.
Pero además, Tornatore lo expresa con un detalle que aunque voyeurista (desde la mirada de Renato) no oculta la sensualidad natural de Malena (desde la acción de ella): mientras pone el disco, el tirante de su ropa resbala por el brazo y deja al aire su seno derecho. Con la misma naturalidad con la que vive su intimidad, Malena lo sube y continúa con su rito íntimo de amor hacia su pareja en fotografía.
Es quizás, a partir de este punto, en que se puede extrapolar otro argumento. Quizás mucha de la incomodidad que crea Malena -como personaje y en la trama- es que su conducta, pública y privada, está cimentada en algo que para nuestra época suena inverosímil: su fidelidad a su marido, entendida en el fondo también como una decisión tomada sobre su propio cuerpo.
En la visión del film Malena hay que captar que Tornatore hace de la fidelidad de esta mujer un rasgo definitorio y definitivo de la conducta de su personaje. Ella es conciente de su belleza, de su femineidad, de su sexualidad, pero la reserva fielmente para el hombre que ella escogió; por eso guarda su expresión para la intimidad con él (el baile con la fotografía) y no la comparte en su conducta y lenguaje corporal en el ámbito público del pueblo. Malena, así, termina por pagar el precio de esa fidelidad asumida libremente por ella misma.
Es precisamente uno de los puntos de reflexión a los que puede llegar el cinéfilo: una de las motivaciones profundas de la conducta de Malena es la fidelidad, que detona el deseo de los hombres, que la hace inaccesible a todos con excepción del uso de la mirada.
Es precisamente así cómo se conjuga la tragedia social de Malena. Su inaccesibilidad por fidelidad a su esposo hace que el medio social la la discrimine activamente con actos concretos y cotidianos, la queme con la mirada, como a la hormiga quemada por la luz solar concentrada en una lupa...
Por lo tanto, es equívoco captar a Malena desde la óptica exclusiva de la modernidad actual. Pedir que esta mujer manifieste la conciencia de su belleza personal, de su femineidad con los canones y formas actuales (el ligue, la insinuación, la mirada abierta, la sonrisa delatora, etc.) es cercenar la riqueza de un personaje ubicado en un medio social, histórico y fílmico distinto a los códigos, normas y cintas que reflejan nuestro momento moderno.
Conclusión:
Estos dos errores de visión de Malena al aclararse, espero, con este análisis, ya no impedirán a los cinéfilos gozar de este excelente melodrama italiano, uno de los orgullos de la filmografía de Giuseppe Tornatore y de Mónica Bellucci.
Así se puede comprender la hombría de bien de Renato al decir la verdad y firmar el recado que permitirá unirse por fin a la pareja, pero también es así como el espectador puede sentir y entender a cabalidad la frase final de la cinta, y hacerla suya en el recuerdo...
El tiempo ha pasado y he amado a muchas mujeres...
Y mientras me abrazaban, y me preguntaban si las recordaría...
he dicho que sí, "te recordaré".
Pero la única que nunca he olvidado es la única que nunca lo pidió:
Malena.