04 octubre 2016

El Hechizo de Aquila / Lady Hawke, de Richard Donner

Francisco Peña.
Con amistad, para David Guzmán.


Lady Hawke es una película producida y dirigida por Richard Donner en 1985, por lo que stiene un poco más de 30 años de su filmación. La película es una joya (comercial) que tiene su propio culto entre el público.

Pertenece al género de la fantasía pura, pero al estar realizado en 1985 antecede a los productos medios de este género cinematográfico de finales de los 80 y 90. También es anterior a las megaproducciones del siglo XXI como El Señor de los Anillos, Harry Potter o Eragón. En ese sentido, no contiene grandes batallas y efectos especiales como las megaproducciones, y se emparenta más bien con cintas como Excalibur (Boorman, 1981) que con otras cintas de dragones, aventuras (Willow, La historia sin fin) o magia (The Dark Crystal, Legend, etc).



En esos años, la fantasía tenía características muy marcadas: pocos personajes, enredos, cierta ambientación medieval con pinceladas "modernas", exteriores. El producto en general era comercial y daba muestras de una cierta estabilidad decadente que, poco a poco, tenía menos éxito en taquilla. Las excepciones eran los productos cimentados en las leyendas artúricas o grandes éxitos literarios como La historia sin fin (Michael Ende, filmada por Wolfgang Petersen), cuya fuerza narrativa original los ponía por encima de la fantasía fílmica comercial.


En ese contexto surge Lady Hawke. En apariencia contenía todos los elementos de la fórmula del género: pocos personajes, magia, romance, una Edad Media actualizada con rasgos modernos, locaciones. Para colmo, no estaba basada en una obra literaria anterior, sino en un Guión Original escrito directamente para la pantalla de cine.

¿Qué es entonces lo que mantiene viva a Lady Hawke? ¿Qué características posee que la distinguen de esas cintas de fantasía que se van desdibujando en el olvido?

Michelle Pfeiffer como Isabeau D'Anjou.


Rutger Hauer como el capitán Etienne Navarre.

Son tres factores:
1. El Guión original de la película, que contiene una premisa "mágica" interesante, entramada con la historia de amor, y muy bien rematada al final.

2. La buena combinación, gracias a la dirección de Donner, de la fotografía de Vittorio Storaro (Apocalipsis ahora, El último emperador), una buena selección de actores, el manejo de las locaciones con un significado preciso para la historia y no usadas como mero telón de fondo ambiental, la presencia de la música y su uso junto a las imágenes.



3. Como toda buena cinta comercial de calidad, contiene al menos una escena que visual y dramáticamente impacta la memoria de los espectadores. Forma parte de la imaginación popular y, a través de ella, se recuerda a toda la película. Mientras esa escena esté "viva" (y lo está aún luego de décadas) Lady Hawke será una película de culto y su propia magia la mantendrá en el gusto de las nuevas generaciones vía DVD o sitios tipo Netflix, Claro Video, etc.

Vayamos por partes.

1. Desde los créditos se ve una alternancia entre Día y Noche, entre Sol y Luna, lo que hace que el film tenga raíces en las creencias más antiguas de la Humanidad. Esta alternancia simbólica da peso y cuerpo a la historia.


Créditos de entrada del film con la música original

Una pareja de amantes está hechizada, por lo que en el día el hombre (el capitán Etienne Navarre) conserva su cuerpo humano y es acompañado por un halcón. En la noche, el halcón se transforma en mujer (Isabeau d'Anjou) y su amante Navarre se convierte en un lobo negro.

La maldición diabólica está invocada por el obispo de la ciudad de Aquila (John Wood), que gobierna en un obispado - estado, como se dieron algunos en la Edad Media (por ejemplo, el obispado de Lieja, protegido por los Duques de Borgoña, en el siglo XV, actualmente parte de Bélgica). El obispo está locamente enamorado de Isabeau y, por su conducta, ha sido rechazado por la Iglesia de Roma. Es un hereje, tirano, perverso: un villano con motivo pues está enamorado.

El esbirro Marquet y el obispo (John Wood)

Esta alternancia de hombre con halcón y de mujer con lobo se alimenta de una rica tradición que antropomorfiza a los animales, que les da características humanas a su conducta. Esto ocurre en todas las culturas y sociedades; la Antropología Estructural (Claude Leví-Strauss) ha estudiado su estructura profunda; el estudio de las fábulas rusas por Vladimir Propp analiza sus mecanismos narrativos; los cuentos tradicionales (Ricitos de Oro, la Cigarra y la Hormiga, El ruiseñor del emperador, la Bella y la Bestia, la Sirenita) la llevan a la Literatura.

Dentro del drama de esta pareja de amantes "siempre juntos, eternamente separados", el guión original introduce al personaje del "pícaro" (Phillipe Gaston, alías "El Ratón") al mismo nivel de importancia narrativa que los otros dos personajes.


Hasta antes de encontrar al pícaro ladrón Phillipe (Matthew Broderick), la pareja de Navarre - Isabeau casi no tenía contacto real entre sí. Permanecen todo el tiempo juntos y se ayudan mutuamente, pero siempre como binomio humano / animal. La alternancia día / noche, humano / animal les impide el diálogo, no hay plática ni intercambio de ideas, no hay expresión de sentimientos. Su tragedia es que al estar juntos de esa manera particular lo que resulta es una gran soledad: la plena realización humana de su amor es imposible.

Navarre y el halcón

El pícaro se convierte en la bisagra que mantiene unidos a los amantes. Enamorado de Isabeau y con un gran respeto y estima por Navarre Phillipe comienza a mentir, a decirle a uno lo que supuestamente dijo el otro. El resultado es que el cínico Phillipe se convierte en mensajero, y alimenta las esperanzas de que ese estado de separación solitaria cesará algún día en nombre del amor mutuo de la pareja.

Hasta este momento, las aventuras de los tres siguen la fórmula tradicional, con la fuerza que imprime el pícaro en especial, que interviene directamente en la trama.


Pero el guión está construido con la alternancia día / noche, humano / animal producto de la magia negra invocada por el obispo relapso. Así que el guión da un giro en busca de la solución. Si el obispo es un personaje que arrancó como bueno y se volvió malo aunque se vista de blanco, el guión propone otra inversión de roles: quien intuirá la posible solución es un fraile huraño, borracho, pero sensible. Intuirá que la solución es que Isabeau y Navarre confronten al obispo ambos como seres humanos, "en un día sin noche, en una noche sin día".


Así, se plantea una inversión de roles: el obispo, supuestamente bueno, por pasión se convertirá en villano y se condenará; el fraile, supuestamente pecador y malo, se convertirá en héroe al intuir la solución al problema y se redimirá.

Estos cinco personajes son los que establecerán el rico tejido de relaciones, de situaciones que hacen de Lady Hawke una película más rica que el común del género, aún siendo comercial. Todos tienen relación con todos y no permanecen aislados en su función de héroe, heroína, pícaro, villano y redentor - redimido. Al mezclarse todos los personajes, sus características propias enriquecen a los demás y son enriquecidos por los otros. El juego de relaciones, al analizar el guión, demuestra una estructuración madura que explota todas sus posibilidades.


A lo largo del film, a pesar de ser fantasía pura, no hay pócimas ni brebajes, ni brujerías ni invocaciones. Esto le da un aura menos "mágica" y más real, por lo que las transformaciones de humano a animal y viceversa se vuelven más "reales" y aumenta la verosimilitud de la historia; es decir, la creencia en el espectador de que las cosas "ocurren" de manera más natural y cercana a él.

Esto se ve reforzado por las secuencias finales de la cinta. Se entretejen de una forma que recuerda la famosa frase: "Dios escribe derecho con renglones torcidos". Lo que sumado a la historia de amor Navarre - Isabeau, que remite al ideal romántico que surge durante la Edad Media en Provenza, hace que el final sea conmovedor y muy emocional.

Antes de enfrentarse con el obispo, Navarre encomienda el halcón al fraile. Si las campanas de la iglesia repican, significa que la ceremonia ha terminado bien para el obispo y que Navarre fracasó en la venganza y está muerto. Si las campanas suenan, el fraile debe matar al halcón rápido y sin dolor. Con esta clave, que recuerda la establecida por Shakespeare en Romeo y Julieta, aumenta el suspenso. El espectador sabe que si resonaran las campanas, Isabeau moriría.

Mientras tanto nadie, ya ni el mismo fraile, cree que ocurrirá el milagro del "día sin noche, la noche sin día".


Dentro de la iglesia se da el enfrentamiento de Navarre con el esbirro del obispo y, recordando la idea de Tolkien expresada en El Señor de los Anillos de que el Mal se derrota a sí mismo con sus propias armas y contradicciones, el esbirro arroja su yelmo y rompe el vitral central de la iglesia. El primer paso para que Dios escriba derecho con renglones torcidos lo provoca un representante del mal.

Nadie cree en la profecía de solución del fraile, ni él mismo, pero el guión da una vuelta de tuerca perfectamente justificada cuando es la naturaleza la que abre una puerta que enfrenta a la maldición. Frente a la maldición que violenta a la naturaleza, un fenómeno natural confronta a la maldición.

Pero en el fragor de la batalla entre Navarre y el espurio capitán de la guardia ocurre un accidente y las campanas replican. ¿Morirá el halcón, morirá Isabeau a manos del fraile? El suspenso en el espectador aumenta. De nuevo el guión retoma una idea del universo moral de Tolkien... Cuando Frodo le dice a Gandalf, en Moria, que Gollum debió morir, Gandalf le responde con el papel que juega la piedad en el destino del mundo.


Por dos vías retorcidas, se escribe claro...

Pero hay una tercera correlación entre el guión de Lady Hawke y la obra de J. R. R. Tolkien, sólo que esta vez tienen que ir al librero para sacar El Silmarillion y buscar el capítulo dedicado a "Beren y Lúthien". La pareja Isabeau - Navarre va a Aquila para intentar enfrentarse al obispo; la pareja Beren y Lúthien van a Angband para enfrentarse a Melkor, Morgoth Bauglir, y rescatar una Silmaril de la corona de hierro del Vala más poderoso del universo...


Como se observa, el guión está diseñado de manera realista ya que atenúa las manifestaciones obvias de lo "mágico" y de lo "fantástico"; pero ese "realismo" esconde símbolos, mitos y creencias culturales que han estado arraigadas por mucho tiempo en las sociedades humanas: animales con alma, antropomorfización, conversión humano - animal (en México, las creencias en el nahual y la tona). Estos símbolos profundos entretejidos en el guión de Lady Hawke resuenan en el inconsciente colectivo y en el subconsciente del espectador...

El guión tiene muchos elementos comerciales, pero sus raíces estructurales se hunden en estratos que son poco perceptibles para el espectador, pero que lo afectan en profundidad. Esta construcción del guión es una de las causas de la vigencia del film luego de décadas de existencia. No en balde participó como consultor y co-guionista un hombre llamado Tom Mankiewicz (y esta vez les toca a ustedes investigar quien es Mankiewicz).

2. Richard Donner es un excelente artesano comercial con momentos artísticos brillantes. No es un "autor", pero si es un buen director. Lady Hawke es una muestra de lo bien que combina los elementos cinematográficos y fílmicos.


En sus manos tiene la fotografía de Vittorio Storaro. No es tan innovadora como la de Apocalipsis ahora, El último emperador o El conformista, pero tiene una alta calidad. Sabe explotar los paisajes variados, las construcciones naturales del castillo italiano y, sobre todo, maneja muy bien los cambios noche - día, con todas sus implicaciones simbólicas. En ese sentido, la aportación de Storaro al film es clave, es esencial. Es uno de los pilares que mantienen vigente a la película frente al paso de los años.

El casting es muy adecuado. Rutger Hauer (Navarre) viene del Roy Batty de Blade Runner; y le da a Navarre esa desesperación contenida que se quiebra a momentos.


Michelle Pfeiffer está aquí en la cima de su belleza natural (alejada del artificio de Las brujas de Eastwick, por ejemplo).

Matthew Broderick es un problema. Muchos espectadores y críticos simplemente no lo soportan. Yo no soy tan radical. Creo que su imagen pertenece a un estrato muy concreto: una manera muy específica de ser estadounidense. Por eso, en la mayoría de sus cintas choca porque no podemos ser empáticos con su forma de actuar. Pero le conozco tres cintas donde su presencia y labor están de acuerdo con los logros de esas películas.


Broderick en Glory
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- Lady Hawke
- Glory / Tiempos de Gloria, de Edward Zwick (donde personifica al Crl. Robert Gould Shaw, al mando de los soldados negros del 54. Regimiento de Massachusetts, durante la Guerra Civil de Estados Unidos).
- Addicted to love, de Griffin Dunne. Comedia romántica con mucho humor negro donde Broderick comparte créditos con la rubia Meg Ryan. Ambos se unen para separar a sus mutuos novios que ahora se atraen pero, claro, terminan enamorados.

En el caso de Lady Hawke es aún un actor joven, pero le saca partido al pícaro Gastón y termina por hacer convincente al truhán que se convierte en héroe. De sus mejores trabajos, claro.

John Wood, como el obispo de Aquila, mantiene un buen registro entre el despotismo, el miedo y la pasión. Basta ver las secuencias finales y la última toma que se le dedica en la cinta...


Pero la mención especial, para mi gusto, se debe hacer para Leo McKern, en el papel del fraile Imperius. A este actor lo guardo en la memoria desde que ví los últimos capítulos de la serie The Prisoner / El Prisionero, dirigida y actuada por Patrick McGoohan, allá en los inicios de la década de los 70 (pasó por Canal 5 y el viejo Canal 13). Actualmente se proyecta en el canal Retro de Cablevisión, con sede en Argentina. Leo McKern fue el último Número Dos en el final de la serie.


Leo McKern es el # 2 en The Prisoner...
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Leo McKern (1920) siempre fue actor de cuadro, es decir, de esos actores de carácter llenos de oficio que sostienen y apoyan en pantalla la presencia de estrellas que, en cinco años, casi nadie se acuerda de ellas. Quizás nadie se acuerde de McKern por su nombre pero si por su oficio. Veanlo en Lady Hawke, pero también se cruzarán con él en Help! (Beatles, 1965, Richard Lester) o en A man for all seasons en el papel de Cromwell... Para mì, McKern hace la mejor labor actoral en Lady Hawke...


También, pasando a otro punto, Donner usa perfectamente las locaciones, no sólo como ambientación o telón de fondo para la acción. Los lugares, tanto bosques y llanuras como castillos e iglesia, cumplen una función simbólica. Los campos sirven para marcar los pasos itinerantes de Navarre, Isabeau y Phillipe; en cambio, el castillo del obispo marca un centro de poder.

El mayor acierto es la iglesia donde ocurren las secuencias finales...

Subrepticiamente, Donner no buscó la clásica iglesia gótica medieval, se fue a una del estilo anterior: una iglesia románica. Esto centra la acción hacia Italia o la parte del Mediodía de Francia (al sur, hasta la costa mediterránea) donde el gótico (norteño) entró muy tarde y en su desarrollo final (Gótico Flamígero o Internacional - Duomo de Milán).


Al usar una iglesia románica sin exceso de adornos cristianos y reducida a lo mínimo, Donner plasma un significado profundo no aparente a primera vista. La perversión del obispo ha ahuyentado el espíritu religioso en sus formas más aparentes, pero el edificio mismo lo conserva en su estructura: de ahí que el estallido en pedazos del vitral del rosetón central de paso a la luz, al fenómeno natural, a la naturaleza de vuelta en armonía con la concepción religiosa.

Llegamos a la música. Donner es de los primeros que usa música "actual" para ambientes "medievales" de fantasía. De allí que use a The Alan Parsons Proyect, muy de moda en los 80, para la banda sonora.

Pero no la usa sólo para "comentar" las acciones, sino que forma parte esencial de las atmósferas emocionales de varias secuencias: desde los créditos iniciales donde aparecen el Sol, la Luna y el halcón, hasta la secuencia final. La orquestación y la música original son de Andrew Powell, pero la producción y el sello son de Parsons, ingeniero de sonido de la Apple Beatle.


El cierre de los elementos cinematográficos y fílmicos que maneja Donner en Lady Hawke es, claro, la presencia de los animales. El halcón, el caballo Goliath y el lobo negro se convierten en verdaderos "personajes" gracias al entrenamiento y la edición. No se trata de personajes tipo Lassie, RinTinTin o algo semejante. Los animales conservan su propia fuerza, su identidad animal, pero adquieren rasgos humanos sin desvirtuar su naturaleza animal. Como dirección, puesta en escena y producción en rodaje este es uno de los mejores logros de la cinta: su éxito no se percibe como tal en pantalla sino que ayuda a redondear la narración de la película.


3. Finalmente llegamos al final final de este texto. Todo buen cine comercial contiene al menos una escena artística que afecta emocionalmente a los espectadores y queda grabada en la memoria popular. Lady Hawke tiene una (entre varias) que llega a la poesía cinematográfica...

Amanece... Isabeau mira al lobo negro dormido... por unos momentos ella conserva su forma humana y él recupera la suya. Se ven a los ojos y ambos levantan lentamente las manos en un intento por tocarse al menos un instante... Las manos se acercan y están a punto de entrelazarse... cuando el Sol la transforma a ella en halcón. El deseo del amor, de la unión... el dolor de la separación...



Hay que ver la escena para creerla, para sentirla, mientras la música se une a la imagen.

Sólo por esta escena, por ese momento mágico donde el cine hace resonancia emocional y poética con los espectadores, es que Lady Hawke no podría olvidarse. Y mientras esta escena convoque el Milagro de crear estas emociones, la cinta de Richard Donner será una de las joyas de la fantasía cinematográfica.

Y yo creo en milagros... es parte de mi trabajo... el verlos y compartirlos con ustedes...