15 noviembre 2015

Palabra y utopía / Palavra e utopia, de Manoel de Oliveira

Francisco Peña.


El film de Manoel de Oliveira se exhibió en la XXXVII Muestra Internacional de Cine, traía dedicatoria especial a quienes gustan de su estilo lento y casi pictórico, con una cámara fija y largos monólogos del actor a cámara.

Para quienes no gustan de un cine con estas características es mejor que no acudieran a verla.

Manoel de Oliveira toma en esta película la vida del padre Antonio Vieira, personaje reconocido en los campos social y de la cultura del Portugal del siglo XVII.



De este teólogo, polemista, sacerdote y defensor de los negros frente a la esclavitud de Brasil, Manoel de Oliveira crea un retrato, casi una pintura clásica. Para ello usa los recursos cinematográficos para acercase al lenguaje hablado / escrito y a la pintura; en el proceso deja atrás la característica intrínseca del cine: el movimiento.

Así, Manoel de Oliveira narra grandes fragmentos de la vida del Padre Vieira separados por letreros. El primero se ubica en Coimbra, 1663, cuando es juzgado por la Inquisición portuguesa. A partir de allí regresa en el tiempo y retoma a un Vieira seminarista y recien ordenado sacerdote que predica ante blancos y negros contra la esclavitud en Brasil.


Su temática, antiesclavista y poco ortodoxa –sus prédicas sobre Don Juan IV y su oposición a Castilla, por ejemplo-, le crea enemigos a lo largo de su vida. Su inteligencia y don del lenguaje le consigue amigos en la nobleza y el clero.

Pero Manoel de Oliveira no quiso hacer una “biografía” cinematográfica con un estilo que pudiera aceptar o comprender el espectador común. Prefirió usar un estilo casi pictórico y en momentos metafórico para que avance cronológicamente su relato.

Hay secuencias en las cuales Vieira aparece en cámara desde el púlpito, y De Oliveira toma literalmente trozos completos de los escritos del sacerdote y deja que corra el sermón en largas parrafadas del actor frente a la cámara inmóvil (Luis Miguel Cintra como Vieira maduro; Lima Duarte como Vieira anciano).



En otros momentos de la cinta, entre viaje y viaje marítimo Brasil – Lisboa.- Roma, De Oliveira usa el recurso retórico de filmar el mar y el oleaje mientras en voz en off se oyen fragmentos de textos de Vieira. El mismo recurso se usa también para ilustrar otros sermones: la voz en off acompaña la imagen del pórtico de una iglesia, de un campanario.

Manoel de Oliveira también parece recurrir a la pintura, al lienzo fijo, para realizar gran parte de su puesta en escena: las reuniones capitulares de los jesuitas, las diligencias inquisitoriales, los interrogatorios y hasta la redacción de cartas y audiencias con los reyes portugueses, las polémicas teológicas. Todas son tomadas a cámara fija, con poco o nulo movimiento de los actores, pero con una iluminación de cuadro de caballete perfectamente trazada.


También la situación política en que se desenvolvió el Padre Vieira es fotografiada con el mismo estilo. Su estancia en Roma, sus sermones ante cardenales y la reina Cristina de Suecia (que junto con una india son las dos únicas mujeres de la cinta), la polémica Risa – Demócrito VS llanto Heráclito se filman en el mismo estilo.

Hasta el mismo momento de la muerte de Vieira es fotografiado en el estilo que Manoel de Oliveira sostiene por 130 largos minutos.

Esta puesta en escena, este manejo de la imagen casi siempre estática que presenta Palabra y utopía es una elección estética, una manera particular de hacer cine. Es pues, una selección consciente de su realizador, a pesar de los riesgos que entraña.

El problema está en que la forma cinematográfica de expresión no es transparente al espectador sino difícil de aceptar, lo que puede derivar en aburrimiento, falta de concentración y, finalmente, en que la figura del Padre Vieira quede desdibujada.

De igual forma, esta puesta en escena demasiado estática tampoco permite concentrarse siempre en los argumentos de Vieira (algunos muy vigentes hoy) ni en el gozo literario de los textos que escribió: la atención divaga sin remedio. La repetición de sermones de forma visual casi idéntica, de complejos argumentos teológicos expuestos en voz en off o a cámara convierten al film en un laberinto de palabras del cual en muchos momentos se desea escapar.



La elección de esta estética cinematográfica, de esta forma específica de hacer cine, ha sido reconocida por un selecto grupo de críticos y un público minoritario que le encuentra valores. Pero definitivamente es un estilo para dicha élite, no para el público mayoritario.

En ese sentido se entiende su inserción en la Muestra: presentar el estilo cinematográfico de este director. Pero el público debe estar advertido que el estilo de Manoel de Oliveira, y en especial su expresión en Palabra y utopía, no es lo que se entiende comúnmente por “cinematográfico”.



PALABRA Y UTOPÍA. Producción: Madragoa Filmes, RadioTelevisao Portuguesa, Instituto do Cinema, Audiovisual e Multimedia, Gemini Films, Canal +, Centre National de la Cinématographie, Eurimages, Plateau Producoes, Ministerio da Cultura do Brasil, Wanda Films, Paulo Branco. Dirección: Manoel de Oliveira. Guión: Manoel de Oliveira (con la asesoría histórica de Joao Marques). Año: 2000. Fotografía en color: Renato Berta. Música: Carlos Paredes y Massimo Scapin. Edición: Valerie Loiseleux. Intérpretes : Lima Duarte (padre Antonio Vieira, anciano), Luis Miguel Cintra (Vieira en edad madura), Ricardo Trepa (Vieira joven), Miguel Guilherme (padre José Soares)., Leonor Silveira (reina Cristina de Suecia), Renato de Carmine (padre Jerónimo Cattaneo). Duración: 130 minutos. Distribución: Nueva Era.