28 enero 2015

Polonia / Wajda - la Escuela Polaca de Cine y la Segunda Guerra Mundial / Postguerra - por Ewa Mazierska

Ewa Mazierska.

El primer largometraje de Andrzej Wajda, Una generación, hecho en 1954, marca el comienzo de la Escuela Polaca, el paradigma del cine polaco que surgió del deshielo político y cultural de mediados de los 50. También es el primer capítulo en lo que se ha llegado a conocer como la “Trilogía de la Guerra” del director, una serie de filmes –continuando con Kanal y Cenizas y Diamantes- que traza la historia de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial. Estos filmes aparecen como un conjunto al compartir no sólo un tema histórico sino un momento histórico de creación, entre 1954 y 1958 –un tiempo volátil cuando la nación estaba luchando por despojarse del legado de la opresión stalinista-. También tienen en común un estilo visual y preocupaciones temáticas que son únicas en este período del trabajo de Wajda, filmadas de forma expresionista en blanco y negro y con mucho simbolismo enraizado en el Romanticismo Polaco.

Una generación

Wajda continuaría abordando el tema de la Segunda Guerra Mundial a lo largo de su carrera, pero sus intereses y enfoques cambiarían significativamente a lo largo de casi medio siglo entre Una generación y La condenación de Franciszek Klos (2000), una de sus últimas películas sobre el tema. En sus primeros trabajo tendió a enfocarse en el patriotismo polaco y en el heroísmo, y lo le dio miedo mostrar una profunda empatía por sus personajes nobles. Sin embargo, después, sus protagonistas se volvieron más ambiguos moralmente, y observamos una creciente distancia entre el cineasta y sus personajes. Klos, por ejemplo, es un policía polaco que colabora con los nazis al traicionar a judíos y combatientes polacos de la resistencia simplemente para ganarse la vida. También hay un cambio político e incluso geográfico en la realidad representada. Los primeros filmes de Wajda sobre el tema de la guerra, en especial la “trilogía”, se concentraban en los eventos más dramáticos y cruciales de los años 1939-1945 –la Insurrección del Ghetto (Una generación), el Levantamiento de Varsovia (Kanal), el final de la guerra (Cenizas y diamantes)- que ocurrían principalmente en Varsovia. En contraste, La condenación de Franciszek Klos plasma la vida “ordinaria” en la Polonia provinciana bajo el régimen nazi. También el estilo cambia, del expresionismo al realismo.

Kanal

Polonia durante la Guerra

El interés constante de Wajda en la Segunda Guerra Mundial surge, claro, del hecho de que, por mucho, es el período más trágico en la historia de Polonia en el siglo XX, cuando el país se convirtió en el campo de batalla principal entre los intereses opuestos de sus poderosos vecinos, la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin.

Después del Pacto Ribbentrop-Molotov en agosto de 1939, en el cual las dos potencias acordaron dividirse Europa del Este entre ellas, Polonia fue partida en dos a lo largo de las líneas de los ríos Narev, Vístula y San. Inicialmente los polacos pelearon contra estos planes en una corta pero sangrienta guerra contra los nazis en septiembre de 1939, pero después de perder esa batalla estuvieron sujetos a la ocupación que duró hasta la “liberación” del país en 1945. Fue un tiempo de adversidad y penuria extremas, cuando las propiedad y empresas judías y otras polacas fueron confiscadas y la mayor parte de las instituciones educativas y culturales de Polonia fueron abolidas o suspendidas. También hubo gran escasez de casi todos los productos básicos y, al mismo tiempo, su comercio era ilegal bajo pena de ir a prisión, deportación e incluso la muerte.

Ejército alemán desfila en Varsovia

La muerte se imponía a cualquiera que diera albergue a judíos o los ayudara de cualquier forma. Y aún aquellos que no mostraban deslealtad a los ocupantes no estaban seguros: los alemanes organizaron redadas donde se arrestaban personas al azar y castigaban a los habitantes de todo un barrio o poblado por los actos de unos cuantos. Como resultado, un gran número de polacos terminó en los campos de concentración o como trabajadores esclavos en las granjas alemanas. Sin embargo, a pesar de las severas sanciones, en muchas partes del país floreció una vida política y cultural de resistencia que incluyó fuerzas armadas, universidades y publicaciones. Una generación es un testimonio de la doble vida que muchos polacos llevaron: de día trabajaban en fábricas controladas por los alemanes o iban a escuelas oficiales; por la noche organizaban actos de sabotaje, ayudaban a los judíos y aprendían historia de Polonia.

En paralelo al ataque nazi desde el Oeste, Polonia sufrió la agresión y colonización de la Unión Soviética desde el Este, que comenzó a mediados de septiembre de 1939. Un símbolo de la crueldad de esta agresión fue el genocidio ruso en 1940 de 15 mil oficiales polacos (4,500 después fueron encontrados en una tumba masiva en Katyn, Bielorrusia), que virtualmente exterminó a todo el mando oficial del ejército polaco. Entre los que fueron asesinados estaba Jakub Wajda, el padre de Andrzej Wajda, capitán en el 72o Regimiento de Infantería. Hasta el colapso del comunismo en Polonia y la Unión Soviética, la versión oficial sostuvo que este acto monstruoso fue perpetrado por los alemanes [En 2007, Wajda filmó Katyn sobre este acontecimiento: una de sus películas más personales y desoladoras, y un homenaje a su padre y, quizás más aún, a su madre. N. del T.]. Más de un millón de otros polacos murió en gulags soviéticos durante este tiempo.

Still de Katyn, de Andrzej Wajda

La situación política cambió en 1941 cuando la Unión Soviética se unió a la coalición antinazi. Desde ese momento los objetivos polacos y rusos eran, al menos en la superficie, los mismos: derrotar al ejército alemán. Con este fin, se creó un ejército polaco en territorio ruso. Sin embargo, debido a la falta de apoyo material soviético, el ejército dejó el territorio ruso y peleó contra los nazis en Italia, junto a los aliados occidentales.

La mayoría de los polacos involucrados en el movimiento de resistencia contra los nazis se unieron al Ejército Nacional o del País (Armia Krajowa), una organización clandestina que consideraba que el gobierno polaco en el exilio en Londres (que era continuación del gobierno polaco de preguerra) era la única autoridad polaca legítima. El Ejército Nacional quería que cualquier Polonia futura fuera independiente de la Unión Soviética. En su apogeo en 1944, tenía 380 mil miembros, muchos de ellos mujeres y adolescentes. El Ejército Nacional jugó un papel crucial en el Levantamiento de Varsovia en 1944, cuyo objetivo era liberar a Varsovia de los debilitados invasores nazis. Pero no tuvo éxito, en parte por la fuerte resistencia del ejército alemán, que reforzó sus fuerzas en Varsovia, y en parte por su aislamiento. El Ejército Rojo soviético, que se aproximaba a Varsovia desde el Este, decidió no intervenir, para no ayudar a una organización cuyos objetivos finales se oponían al suyo propio. También hubo poca asistencia de los aliados occidentales. Este aislamiento geográfico y político es plasmado en Kanal, cuyo título funciona tanto en un nivel literal como metafórico. Se refiere a la ruta de escape a través de del alcantarillado de la ciudad y al destino infausto de los combatientes polacos.

Levantamiento de Varsovia - Armia Krajova

Después de la Guerra, los miembros del Ejército Nacional y las organizaciones afiliadas a éste se consideraron el enemigo principal de la Polonia socialista; muchos fueron encarcelados por años y muchos murieron en la lucha contra las nuevas autoridades comunistas. Su situación después de la guerra es el tema de Cenizas y Diamantes, así como The Ring with a Crowned Eagle (1993), también de Wajda.

Cenizas y diamantes

Una proporción relativamente pequeña de conspiradores antinazis (alrededor de 50 mil personas) se unieron a organizaciones militares de izquierda como la Guardia del Pueblo, que se transformó en 1944 en el Ejército del Pueblo. A pesar del hecho de que la mayoría de la nación se oponía a convertirse en un satélite de la Unión Soviética, Stalin impuso en Polonia, después de la Guerra, a un gobierno comunista, conocido como el PKWN (Comité Polaco de Liberación Nacional). Así Polonia se unió al grupo de países socialistas europeos y creó lazos cercanos políticos, militares y económicos con su vecino oriental. Esto fue resultado tanto de la victoria soviética sobre Alemania como de la indiferencia occidental por el futuro de Polonia. Ya desde la Conferencia de Teherán en 1943, los líderes de Estados Unidos y Gran Bretaña aceptaron la idea de Stalin de tener el control político sobre la Polonia de postguerra, e incluso de mover sus fronteras hacia el Occidente, que dio como resultado que Polonia perdiera parte de su territorio oriental, con frecuencia considerado la cuna de su cultura. El desafortunado resultado político de la guerra se equiparó a la enorme pérdida humana: en total, alrededor de seis millones de polacos murieron durante la guerra, incluyendo prácticamente toda la población judía de alrededor de tres millones de personas.

Una de las consecuencias de la incorporación de Polonia al bloque soviético fue la introducción de la censura política. Aunque existió casi hasta el colapso del comunismo a finales de los 80, sus efectos variaron. Se sintió más profundamente entre el final de la guerra y mediados de los años 50, cuando los artistas, especialmente los que usaban los fondos del Estado, fueron exhortados con fuerza a seguir las reglas del realismo socialista –lo que significaba producir trabajos sin ambigüedades políticas o morales que iluminaban los logros comunistas, denunciaban a los enemigos del estado, y educaban a los espectadores en el espíritu del socialismo.

Aunque el Realismo Socialista no impidió abiertamente la producción de películas sobre la Segunda Guerra Mundial, para los cineastas polacos fue muy difícil abordar este tema en una forma que fuera aceptable tanto para el público polaco como para las autoridades políticas. La razón principal era la grave diferencia entre la verdad histórica básica sobre la guerra y la propaganda socialista. Por ejemplo, se sabía de manera universal que el fracaso del Levantamiento de Varsovia se debía en gran parte a la falta de ayuda soviética. De igual forma, desde la perspectiva de la gran mayoría de los polacos, los miembros del Ejército Nacional eran héroes que lucharon para liberar Polonia; sin embargo, desde la perspectiva de las autoridades comunistas, fueron guerrilleros y saboteadores que trataron de impedir la dictadura del proletariado en Polonia.

Kanal

Otro asunto escabroso era la relación polaco-judía durante la guerra. Distintos grupos tenían visiones encontradas sobre si los polacos hicieron todo lo que pudieron y debieron hacer para ayudar a sus vecinos judíos. Los miembros de la resistencia de izquierda, como el Ejército del Pueblo, querían tener todo el crédito por ayudar a los judíos. Por otra parte, entre los judíos que sobrevivieron al Holocausto, la opinión prevaleciente era que los polacos pudieron hacer mucho más para salvar vidas judías. También había controversia sobre la posición de la Iglesia Católica polaca en relación a la cuestión judía. Mientras muchos sacerdotes individuales protegieron a los judíos, se puede argumentar que la Iglesia como un todo fue más bien indiferente a su exterminio.

A mediados de los 50 ocurrieron muchos cambios positivos en la vida política y social polaca. El llamado “deshielo” siguió a las muertes de Stalin, en 1953, y el líder del partido comunista polaco, Wladyslaw Bierut, en 1956, y los acontecimientos sangrientos de junio de 1956, cuando muchos manifestantes a favor de la democracia fueron asesinados por tropas gubernamentales durante los disturbios callejeros en Poznan. Estos acontecimientos facilitó la llegada de Wladyslaw Gomulka -que buscó una Polonia más independiente, menos totalitaria- a ser el nuevo líder del partido en 1956. Aunque no era más que un moderado, su promesa de seguir una “vía polaca al socialismo” fue casi universalmente interpretada como el comienzo de un nuevo capítulo en la historia polaca.

Para los cineastas, el deshielo significó una baja en la censura fílmica y una aceptación de nuevos temas -particularmente los que involucraban a la Segunda Guerra Mundial- y estilos. Más aún, la organización de la producción fílmica se transformó a través de la descentralización y una reducción en la burocracia y, como consecuencia, la producción fílmica se expandió, lo que permitió que se unieran a la industria nuevos directores, guionistas y actores.

Los creadores de la Escuela Polaca –un movimiento que surgió a mediados de los 50- fueron los principales beneficiados de estos cambios. Estos directores, incluyendo a Wajda, Andrzej Munk, Jerzy Kawalerowicz y Wojciech Has, fueron entrenados después de la guerra, sobre todo en la Escuela Nacional de Cine de Polonia, en Lodz, que se abrió en 1948. Ellos rechazaron la visión simplista del mundo ofrecida por el Realismo Socialista y querían que sus películas gustaran a espectador por medio de sus imágenes, más que por las parrafadas de individuos elevados. Además, las figuras sobresalientes del movimiento, particularmente Wajda y Munk, querían que sus filmes se enraizaran en la cultura polaca de preguerra, especialmente en la literatura romántica polaca, la tradición literaria polaca más reverenciada.

Ewa Mazierska
Nacida en 1964, es catedrática de Cine Contemporáneo en el Departamento de Humanidades de la Universidad de Lancashire Central. Es una de las teóricas más importantes de cine contemporáneo. Sus publicaciones incluyen numerosos artículos en polaco e inglés y dos estudios monográficos muy significativos sobre dos cineastas modernos relevantes: Roman Polanski y Nanni Moretti. Actualmente trabaja en un libro sobre el director Jerzy Skolimowski.

Bibliografía selecta de Mazierska
• 2002 - From Moscow to Madrid: European Cities, Postmodern Cinema
• 2004 - The Cinema of Nanni Moretti: Dreams and Diaries
• 2006 - Crossing New Europe: Postmodern Travel and the European Road Movie
• 2006 - Women in Polish Cinema
• 2007 - Roman Polanski: The Cinema of a Cultural Traveller
• 2007 - Polish Postcommunist Cinema: From Pavement Level
• 2008 - Larks on a String: Masculinities in Polish and Czech and Slovak Cinema

Ewa Mazierska
Autor / Fotográfo - Mariusz Kubik, http://www.mariuszkubik.pl/
Tomada en Varsovia, Polonia, el 4 de abril de 2007.
Fuente: http://commons.wikimedia.org/wiki/User:Kmarius
Permiso: gdfl.


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PELÍCULAS
LA BODA / WESELE / THE WEDDING, de Wojciech Smarzowski

EL RECAUDADOR / KOMORNIK / THE COLLECTOR, de Feliks Falk

LITERATURA
ANDRZEJEWSKI, JERZY (1909 – 1983)

LEM, STANISLAW (1921 - 2006) - por Filiberto López



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