19 enero 2015

Harún y el Mar de las Historias, de Salman Rushdie

Francisco Peña.

Para Antonio Zamora Valdés, quien escribió:
...para que nunca dejemos agotar, dejemos que se contamine, el Mar de las Historias, de nuestras historias.
Toño... (a) The Mexican Rushdie / con todo lo que implica para los mexicanos ayatolahs.
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¿Qué utilidad tienen unas historias que ni siquiera son verdad? - Mr. Sengupta (pp. 12)

Estalló la paz (pp. 173)


Harún y el Mar de las Historias es el libro que el escritor Salman Rushdie publicó después de Los versos satánicos, obra que provocó la ira del ayatolah iraní Jomeini y la fatwa (decreto religioso islámico) que lo condenó a muerte por blasfemar contra el Islam.

Oculto, protegido por la policía inglesa, perseguido por los fundamentalistas islámicos, alejado de una vida normal y pública, Rushdie volvió a la literatura con una novela infantil.

En la superficie, Harún y el Mar de la Historias está emparentado con novelas del tipo de la saga de Harry Potter. Su redacción es sencilla y fluye como un arroyo de agua frente a los ojos de sus lectores. Abreva también en la tradición árabe de los cuentos maravillosos, llenos de aventuras, personajes mágicos, príncipes y princesas.

La trama oscila entre nuestro mundo real y el mundo de ficción donde se encuentra, precisamente, el mar de todas las historias posibles, habidas y por haber, emparentado de una manera más graciosa con la "ficticia" Biblioteca infinita del extraordinario Jorge Luis Borges, que aloja todas las combinaciones posibles del alfabeto.

Los personajes principales son un padre y un hijo. El padre es nada más, pero nada menos, que el Sha de Bla: un cuentista oral famoso por sus historias, que mantienen hipnotizadas a todas las personas que las escuchan. Rasid es el padre cuentista, Harún es el hijo que se abre a la vida pero, como cualquier adolescente que se respete, no se lleva bien con su padre. La reminiscencia de Harún al Rashid y a las Mil y una noches es evidente.

Pero un día se atraviesa en su camino Mr. Sengupta, el arquetipo del hombre sin imaginación, que seca la vida a su alrededor con su pragmatismo y desprecio por cualquier cosa que provenga de la imaginación humana. Sengupta convence a la madre de Harún de que huya con él porque las historias de Rasid, que ni siquiera son verdad, no le proporcionan a ella la vida que se merece. Este golpe sacude al Sha de Bla y pierde el don de contar historias encantadoras ante la gente. La poesía enmudece.

A partir de este momento, Rushdie toma de la mano a sus lectores y los lleva a volar a un mundo de extraordinarias aventuras imaginarias. Niños y jóvenes siguen a Harún en su intento porque su padre recupere la capacidad de contar cuentos.

Rasid es contratado por un jefe político de una ciudad, para que encabece un mitín con sus historias y, claro, haga que el público vote por ese jefe en las siguientes elecciones. Pero el Sha de Bla ha perdido el don de la narrativa. Harún descubre a Iff, un Genio del Agua, que va a cerrar la llave de los cuentos de Rasid, y que se abastece directamente desde el Mar de las Historias.

Aquí comienzan las aventuras fantásticas de Harún, que lo llevarán a la luna de Kahani, que orbita alrededor de la Tierra sin ser detectada por sus habitantes.

Con un excelente sentido del humor y una ligereza deliciosa en su prosa, que constrasta de inmediato con el estilo que plasmó en Los Versos Satánicos, Rushdie ameniza el viaje de Harún a la fantástica luna. Como Simbad el Marino, que vuela en el mítico pájaro Roc, Harún se sube a una ave mecánica llamada Abubilla, que se convierte en su excelente compañera. Por medio de Abubilla, Harún (y el lector) se entera de las características del mar de las historias y de los dos pueblos que habitan la luna Kahani.

Pero, como en toda fábula que se respete, el villano al que se enfrenta Harún tiene más características de nuestra realidad cotidiana de lo que desearíamos leer en el libro de Rushdie. Rasid, el Sha de Bla, el imaginativo "mentiroso" por excelencia, es el primero en advertir a Harún de los rasgos del villano de la novela: Khattam-Shud.

"-Khattam-Shud es el Archienemigo de todos los Cuentos y del Lenguaje Mismo- declaró lentamente-. Es el Príncipe del Silencio y el Enemigo del Habla." (pp. 30). Pero ya veremos más adelante un poco más de los rasgos que definen a Khattam-Shud, generador, entre otras cosas, de la Niebla de la Desesperanza que envuelve a Harún y a Rasid en el mundo "real".

Al llegar a Kahani, Harún descubre la belleza asombrosa del Mar de las Historias, que le describe Iff mientras vuelan en Abubilla. "Entonces Iff el Genio del Agua habló a Harún del Océano de las Corrientes de las Historias y, aunque el chico se sentía apesadumbrado y fracasado, la magia del Océano empezó a surtir efecto. Miró las aguas y vio que estaban formadas por mil mil mil y una corrientes diferentes, cada una de un color, que se entretejían como un tapiz líquido formando un bordado de una complejidad que te cortaba la respiración. Iff explicó que eran las Corrientes de las Historias y que cada una de aquellas hebras de colores representaba y contenía una sola historia. Las distintas zonas del Océano almacenaban distintas clases de historias y, puesto que allí podían hallarse todas las historias que se habían contado y muchas que todavía estaban en proceso de invención, el Océano de las Corrientes de las Historias era, en realidad, la mayor biblioteca del universo. Y, puesto que las historias estaban archivadas en forma fluida, conservaban la facultad de cambiar y transformarse en nuevas versiones de sí mismas, de unirse a otras historias y convertirse en historias diferentes; de manera que, a diferencia de una biblioteca de libros, el Océano de las Corrientes de las Historias era mucho más que un almacén de relatos. No estaba muerto, sino vivo" (pp. 61).

De nuevo, esto relaciona la novela de Rushdie con el cuento de Borges y, de paso, con el mundo de fantasía de La Historia Sin Fin, de Michael Ende, por mencionar algunas relaciones narrativas.

Y con esta idea, Rushdie aclara en el texto que "Lo que Harún estaba viviendo sin saberlo era el Cuento de Rescate de Princesa Número S/1001/ZHT/420/41/(r)xi; y, dado que la princesa de este cuento en particular se había cortado el pelo hacia poco y, por lo tanto, no tenía trenzas que soltar (a diferencia de la heroína del Cuento de Rescate de Princesa G/1001/RIM/777/M(w)i, más conocido por "Rapunzel"), Harún, en su calidad de héroe, tenía que trepar por la pared de la torre, agarrándose con manos y pies a las ranuras que había entre las piedras" (pp. 62).

En Kahani, Harún descubre que hay un lado obscuro, donde se encuentra el País de Chup, asiento de los poderes de Khattam-Shud. Se entera de la existencia de la Ciudad de Gup "gobernada" por el Rey Chattergy. Khattam-Shud ha secuestrado a la hija del rey, la princesa Batchit, por lo que hay un estado de guerra entre gupíes y chupwalas. El más (y único) interesado por rescatar a Batchit es su novio, el príncipe Bolo.

En medio de esta historia, como en toda fábula que se respete, Rushdie comienza a manejar un subtexto para lectores adultos, que no estorba el desarrollo de la trama infantil y adolescente del libro. Es la crítica política de Rushdie como la hace, por ejemplo, Jonathan Swift en sus textos de Gulliver, contra los gobiernos fundamentalistas que atentan contra la libertad de expresión, de opinión y la democracia.

Rushdie marca que, al principio de todo fundamentalismo antihumanista, hay un discurso paternalista y condescendiente, que tiene una subtrama de llamado a la Guerra Santa contra todo lo que es Diferente. Con el paso del tiempo, la máscara de este discurso cae y surge el verdadero rostro intransigente ante la diversidad de la Vida:

"Al principio, Khattam-Shud, el Maestro del Culto, predicaba el odio sólo contra los cuentos, la fantasía y los sueños; pero ahora se ha hecho más severo y se opone a cualquier Palabra. En la ciudad de Chup se han cerrado las escuelas, los tribunales y los teatros, porque, con las Leyes del Silencio, no pueden funcionar... Y se dice que hay fanáticos del Misterio que se exaltan hasta el frenesí y se cosen los labios con bramante y, poco a poco, mueren de hambre y de sed..." (pp. 87).

Frente al ataque a la imaginación y a su expresión, por parte de toda clase y categoría de fundamentalistas desquiciados, Rushdie hace a sus lectores una pregunta fundamental por boca de uno de sus personajes:

"- Pero pero pero ¿de qué sirve dar libertad de expresión a una persona si luego le dices que no puede utilizarla? -dijo Butt-. ¿Y no es el Poder de la Palabra el mayor de todos? Entonces debe ejercitarse plenamente" (pp. 104).

El escritor aligera estos momentos de cuestionamiento social y político con deliciosas historias como el romance entre Harún y la Página Bocalegre, un guardia del palacio de Gup que es, en realidad, una chica. Este personaje es quien aporta la cuota de dinamismo e inventiva femenina que se opone a las viejas reglas sociales consideradas "absolutas", para dar pie a una renovación de la Vida.

Pero ni Bocalegre, ni Iff, ni el resto de los personajes "ficticios" de Kahani puede contrarrestar el ataque de Khattam-Shud contra el Mar de las Historias, que se encuentra muy dañado en su Manantial:

"El veneno oscuro y espeso estaba ya en todas partes, borrando los colores de las Corrientes de las Historias de tal manera que Harún ya no los distinguía. Una vaharada fría y húmeda se elevaba del agua que debía de estar cerca del punto de congelación... El dolor de Iff comenzó a desbordarse. Es culpa nuestra -sollozó-. Nosotros somos los Guardianes del Océano y no lo guardamos. ¡Mirad este Océano, miradlo! Son las historias más viejas que se han inventado, y mirad en que estado se encuentran. Las hemos dejado corromperse, las abandonamos mucho antes de este envenenamiento. Perdimos el contacto con los orígenes, con nuestras raíces, con nuestro Manantial, nuestra Fuente. Son aburridos, decíamos, no hay demanda, excedente de almacén. ¡Y ahora miradlos! Sin color, sin vida, sin nada. ¡Perdidas!" (pp.128).

La tarea del rescate del Mar de las Historias cae en manos de Harún, quien se enfrenta a Khattam-Shud. El enfrentamiento es como en un cuento de hadas, una fábula, una novela de aventuras. Pero para Salman Rushdie tiene un profundo fondo existencial: implica la defensa de la Vida frente al intolerante ataque fundamentalista. La correlación entre lo que le ocurrió a Rushdie con el ayatolah Jomeini se hace evidente cuando Khattam-Shud dice, por fin, la verdad de sus intenciones mientras describe el método que usa para matar la vida del Mar de las Historias:

"Hay que producir muchos venenos, porque cada historia del Océano tiene que estropearse de manera diferente? Una historia alegre debes convertirla en triste. Al drama de acción tienes que imponerle lentitud. En el cuento de misterio has de procurar que la identidad del criminal esté clara hasta para el más obtuso. Una historia de amor se corrompe convirtiéndola en un relato de odio. Para destruir una tragedia tienes que hacer que provoque una risa incontenible.

-Y para destruir el Océano de las Historias -murmuró Iff-, el Genio del Agua-, tienes que agregarle un Khattam-Shud.

- Puedes decir lo que quieras -le dijo el Maestro del Culto-. Mientras puedas -y prosiguió con sus aterradoras explicaciones-. Ahora bien, la verdad es que yo, personalmente, he descubierto que para cada historia hay una antihistoria. Quiero decir que cada historia (y, por lo tanto, cada Corriente de las Historias) tiene su sombra y, si agregas esta antihistoria a la historia, se anulan recíprocamente y ¡bingo! Fin de la historia. Aquí podeís ver la prueba de que yo he descubierto la forma de fabricar antihistorias sintéticas o sombras de historias. ¡Si! Las mezclo aquí mismo, en condiciones de laboratorio, y obtengo un veneno concentrado de lo más activo al que ninguna de las historias de vuestro precioso Océano puede resistirse. Estos venenos concentrados son lo que hemos estado descargando, uno a uno, en el Océano... ...el Océano morirá... quedará frío y muerto. Cuando el hielo negro se extienda sobre su superficie, mi victoria será completa.

-Pero ¿por qué odias las historias de esa manera? -exclamó Harún, desconcertado-. Las historias son divertidas...

-Pero no es Diversión lo que conviene al mundo -dijo Khattam-Shud-. Lo que conviene al mundo es Sumisión.

-¿A qué mundo? -preguntò Harún.

-A tu mundo, a mi mundo, a todos los mundos -fue la respuesta-. Están ahí para ser Dominados. Y, dentro de cada historia, dentro de cada corriente del Océano, hay un mundo, un mundo imaginario que yo no puedo dominar. Ahí tienes el por qué" (pp. 142 - 143).

Este largo párrafo es uno de los más importantes en la novela de Rushdie. Desmonta, analiza y desnuda ante los ojos atónitos de sus lectores adultos, el programa intransigente de los fundamentalistas contra la creatividad y libertad del arte, especialmente de la literatura.

Todo escritor se enfrenta a la posibilidad de que sus creaciones (novelas, cuentos, ensayos, artículos o columnas) sean atacadas y tergiversadas con adjetivos como "mentirosas", "manipuladoras", "periodísticas", "banales", "aburridas", por parte de los Khattam-Shuds del mundo. Con la continua repetición de sus antihistorias buscan ensombrecer el Mar de las Historias y destruirlo.

El método es del más puro corte a la Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda del régimen nazi de 1933 a 1945. Tergiversar la realidad con medias verdades mezcladas con mentiras = antihistorias. El resultado se repite una y otra vez para tratar de convencer a los "gupíes" y "chupwalas" y someterlos. Con el método de la destrucción de la imaginación, de la creatividad, Rushdie muestra "cómo" se trata de imponer el Silencio frente a la libertad de la Palabra.

Para colmo, Rushdie específica el método para dañar a la literatura: convertir un relato de amor en un relato de odio.

Además, en un breve diálogo entre Khattam-Shud y Harún, Rushdie pone el dedo en la llaga final.

Después del método de la antihistoria para combatir al cuento, de la repetición de cada uno de los venenos específicos para contaminar historias, surge la Verdad. El objetivo de los Khattam-Shud del mundo es la Sumisión de quiénes usan la Palabra.

¿La causa?

"Dentro de cada historia, dentro de cada corriente del Océano, hay un mundo, un mundo imaginario que yo no puedo dominar. Ahí tienes el por qué" (pp. 143).

Frente a los Khattam-Shud del mundo, Rushdie propone la solución: la democracia, la multiplicidad de puntos de vista que finalmente unifica los esfuerzos: Unos y Otros se convierten en Nosotros.

"... los gupíes seguían discutiendo acaloradamente sobre los más nimios detalles. Todas las órdenes enviadas desde la colina de mando tenían que debatirse minuciosamente, con todos sus pros y sus contras, aunque procedieran del mismo General Kitab... Los Páginas de Gup, una vez que todo había sido discutido hasta la saciedad, permanecían unidos, se apoyaban unos a otros y, en general, daban la impresión de ser una fuerza con un objetivo común. Todos aquellos argumentos y debates, aquella comunicación había creado entre ellos un fuerte sentido de compañerismo" (pp. 166).

Y de esta forma, como dice Salman Rushdie...

"Estalló la paz".
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Esa es la utilidad real de las "historias que ni siquiera son verdad": que "estalle la paz" entre Nosotros, dejando atrás empantanados a los Kattham-Shuds / Jomeinis / Goebbels / de la realidad y la literatura.

Una real perla, una verdadera "lección de vida" para los lectores oculta entre las fantasías escritas del "mentiroso" y "blasfemo" Salman Rushdie. Un logro extraordinario para una obra que se disfraza narrativamente de "novela infantil", deliciosa, ágil y muy, pero muy placentera.

Al cerrar el libro de Rushdie recordé, con alegría, una frase que en 1968 viajaba de pared en pared por todo el mundo: La Imaginación al Poder. Ahora me encanta verla navegar libremente por un limpio y luminoso Mar de las Historias.

Rushdie, Salman. Harún y el Mar de las Historias. Editorial Seix Barral. Barcelona, España. 1983.