A Javier Rivera. Esta Realización de su Idea.
Por Francisco Peña.
La Guerra de los Mundos fue publicada en 1898 por la editorial William Heinemann Ltd. Su autor, Herbert George Wells, es uno de los gigantes reconocidos de la Ciencia Ficción o, como se le conocía entonces, del romance especulativo.
La versión más famosa de La Guerra de los Mundos fue la transmisión radiofónica hecha por Orson Welles. Fue transmitida el 30 de octubre de 1938, en plena celebración de Halloween. El resultado fue la histeria colectiva y la fama inmediata para este genio de otro medio: el cine. A raíz del escándalo, Orson Welles fue llamado a Hollywood; su primera película fue El Ciudadano Kane / Citizen Kane, considerada por muchos el mejor film del Séptimo Arte. Curiosamente, La Guerra de los Mundos fue la torre de lanzamiento de una carrera llena de contradicciones, obras maestras y películas sin terminar.
Todo empezó el 30 de octubre de 1938. Los tambores de guerra ya sonaban en España y se preparaban en toda Europa. Bajo ese clima de incertidumbre, los radioescuchas norteamericanos sintonizaron esa noche la cadena de radio CBS, que curiosamente acababa de transmitir el reporte del tiempo con ciertos patrones inusuales.
La señal pasó al Teatro Meridian, en Nueva York, para escuchar la música de la orquesta de Raymond Richello. El programa fue interrumpido para dar un reporte noticioso de que los astrónomos habían observado lo que parecía ser explosiones en Marte, y luego volvió la música. Las interrupciones se hicieron más frecuentes y alarmantes. Se avisó que objetos desconocidos se acercaban a la Tierra y que los sismográfos registraban el impacto de un meteorito. Finalmente, el “locutor” de la estación anunció que “seres extraños que aterrizaron hoy en la noche en Nueva Jersey son la vanguardia de un ejército invasor de Marte”.
Se trataba de la versión radiofónica de La Guerra de los Mundos, producida por un joven genio de escasos 23 años de edad: Orson Welles. El punto central es que Welles adaptó la obra de tal manera que se usaran las técnicas más modernas de la radio en su época: transmisiones en vivo, reportajes, cambios de locación, formatos de noticiero, etc. Es decir, usó las formas que tenía la radio en ese momento y las tomó como estructuras para narrar su adaptación y obtener un mayor realismo.
El reporte meteorológico con alteraciones extrañas del tiempo, las interrupciones a otro programa de música, los reportes noticiosos en vivo y los locutores en los sitios de la invasión daban una impresión al público de que todo era real. Las formas en que la gente estaba acostumbrada a oir la verdad eran ahora manipuladas para narrar una ficción y reforzar el efecto dramático.
En un punto de la narración, un “locutor en vivo y en directo” describía la salida de los marcianos de sus proyectiles de esta manera: “Dios mio, algo se arrastra fuera de la sombra como una serpiente gris. Y luego otra y otra. Me parece que son tentáculos. Puedo ver el cuerpo de la cosa. Es grande como un oso y brilla como cuero mojado... Pero esa cara... es... es indescriptible. Apenas me puedo forzar a verla. Los ojos son negros... y brillan como los de una serpiente. La boca tiene forma de V y la saliva escurre de sus labios, que parecen vibrar... La cosa se está parando. La gente se echa para atrás, porque ya han visto suficiente. Esta es una expetriencia extraordinaria. No puedo encontrar palabras... Me estoy moviendo con el micrófono... tengo que parar la descripción hasta llegar a otro lugar. Regreso en un minuto”.
Este tipo de narración era realista. El mismo tono y forma se había usado antes en situaciones catastróficas reales. Una narración semejante, en vivo, se escuchó el día que el zepellin alemán “Hindenburg” explotó y se consumió en segundos enmedio de las llamas.
Así se habló de máquinas marcianas tan altas como rascacielos que gaseaban con Humo Negro a las poblaciones humanas, se narró el pánico de los neoyorquinos que tomaban las calles para huir. El resultado es que una porción de la audiencia creyó que estaba escuchando las noticias reales de una invasión; miles de personas congestionaron las carreteras en su huida, saturaron los conmutadores telefónicos con llamadas de emergencia, se escondieron en los sótanos, sacaron sus armas, e incluso se taparon la cara con toallas mojadas para protegerse de los gases marcianos. Todo en un intento para defenderse de los marcianos. El público actuaba en la realidad el rol imaginario de la gente empavorecida que aparece en la novela. De hecho, hubo gente que afirmó haber visto marcianos cuando los verdaderos reporteros de noticias los entrevistaron.
Todo ocurrió a pesar de que al inicio de la transmisión se había avisado de que se trataba de una dramatización de la novela de Wells, pero la gente no lo había escuchado. El siguiente anuncio de que era una ficción se transmitió 40 minutos después de iniciado el programa. En realidad, el público se había topado con una especie de mundo virtual y había confundido la imaginación con lo real.
Poco después, las noticias del pánico e histeria colectivos empezaron a fluir, esta vez por canales noticiosos genuinos. La transmisión generó un escándalo nacional en los Estados Unidos. Hubo llamadas de queja, intentos de cambiar la ley que regulaba las actividades de la radio para evitar otro incidente en el futuro, los que creyeron en la invasión fueron ridiculizados cruelmente.
De este hecho, algunos intelectuales sacaron algunas conclusiones que se referían a la posible manipulación de los medios de comunicación y sus consecuencias sociales. Las aplicaciones de esta manipulación de los medios en el campo de la política fue lo que más les preocupó; de hecho, este tipo de ideas y controversias resurgen de tanto en tanto en la sociedad estadunidense, especialmente en tiempos electorales.
Welles en esa ocasión fue un ilusionista que sabía muy bien lo que estaba haciendo y llevó su narración a una perfección inesperada para todos. Su nombre brincó de inmediato a la fama por haber reflejado el sentimiento de inseguridad y zozobra de su sociedad ante la amenaza de guerra en Europa. Sin embargo, el contenido de su adaptación fue fiel al contenido de la novela de Wells, y mantuvo el final original de que los extraterrestres sucumben ante las bacterias y no por la fuerza o inteligencia humanas.
Lo valioso de la famosa versión radiofónica de Welles es que llegó a provocar pánico por medio del uso creativo de las estructuras de transmisión de radio de su época. De esta forma, hizo que se tomara conciencia pública de la capacidad de persuasión de los medios de comunicación. Esta transmisión radial es uno de los ejemplos clásicos que se mencionan sobre el poder de los medios en relación con la imaginación humana.
Claro, ahora en el inicio del siglo XXI se conocen formas de realidad virtual que ya son parte de la vida cotidiana; de hecho han sido fomentadas y recreadas por la Ciencia Ficción, especialmente su corriente Cyberpunk. Pero el impacto histórico de La Guerra de los Mundos de Wells - Welles quedó asentado en la historia, y que mejor que recordar el hecho junto con el estreno de La Guerra de los Mundos de otro mago del cine: Steven Spielberg, autor del excelente film de Ciencia Ficción Minority Report / Sentencia Previa, también actuada por Tom Cruise.
Guerra de los Mundos, La / War of the Worlds, de H. G. Wells - LITERATURA.
Guerra de los Mundos, La / War of the Worlds, de Steven Spielberg - CINE.
Guerra de los Mundos, La / War of the Worlds, versión radiofónica de Orson Welles (1938) - RADIO.
Guerra de los Mundos, La / War of the Worlds, de Jeff Wayne. Versión Original (1978) y Nueva Generación (1978) - MÚSICA.