07 mayo 2016

Trampa, La / The Spanish Prisoner, de David Mamet

Francisco Peña.


“La Trampa” es un thriller excelente, de una factura de primera clase.

Mamet plantea una historia escrita por él mismo en su carácter de guionista donde se plantea el espionaje industrial, el robo de fórmulas, procesos y patentes. Nadie en esta cinta es quien aparenta ser más que la víctima: el creador del proceso mismo.



Ese es el punto central de la cinta: nadie es como aparenta ser. De esta forma, Mamet construye personajes ambiguos y no hay una división clara entre los famosos “chicos buenos y chicos malos”. La misma víctima, Joe Ross, no es un “bueno” sino un tipo ambicioso que quiere su parte del león por haber creado un proceso industrial (nunca se aclara de que tipo o para que sirve). Quiere que la empresa le pague lo que él supone que le corresponde.

Toda la trama y lo que a la víctima le sucede es porque los estafadores y ladrones juegan con la ambición de Joe Ross. El mismo cae en la trampa por su carácter, a pesar de que intenta no involucrarse en algo que lo ponga en peligro. Pero su misma ambición y codicia lo exponen.


Mamet crea una cinta en donde las vueltas de tuerca se dan una y otra vez como en el mejor cine negro. El primer contacto de Joe es con su mismo jefe (Ben Gazzara) con quien pelea sus dividendos, y por lo cual Joe siente que puede ser despojado de lo que le corresponde.

En el Caribe conoce a Jimmy Dell (Steve Martin) que le presenta una vida de millonario, le regala una cuenta bancaria en Suiza y se ofrece a ser su protector ante la amenaza de su compañía. Joe confía a ciegas en Joe hasta que descubre ciertas anomalías en su conducta, como la ausencia / presencia de su supuesta hermana.


Al descubrir las anomalías, Joe confía en una supuesta agente del FBI, quien le propone visite a Joe y le entregue el proceso, ya que Dell lo pidió para ayudarlo legalmente. Los agentes del FBI son falsos y Joe pierde la única copia del proceso. Pide ayuda de la policía, que lo acusa de cometer un autorrobo.

A lo largo de todo este trayecto, entrando y saliendo de las distintas situaciones se encuentra la secretaria Susan (Rebecca Pidgeon) que no oculta la atracción que siente por Joe y que termina por ser la única persona en quien él confía, ya que también se le acusa de estar involucrada en el robo. La policía presiona a Joe, quien descubre de pronto que no da la apariencia de la víctima sino de culpable, y que todos los regalos y cortesías de Jimmy Dell se han convertido en pruebas que lo incriminan.


Es víctima de una trampa perfectamente armada; sus opciones de escape se reducen al mínimo. Inclusive, su único amigo y abogado aparece asesinado con su propia navaja. Sólo tiene la opción de huir.

Este thriller que nos presenta Mamet adquiere fuerza gracias a la verosimilitud de sus personajes ambiguos y a la magnífica actuación que obtiene de cada uno de sus actores. Los cambios en el guión que incrementan la ansiedad están basados en esos dos elementos. Por ejemplo, Steve Martin, cuya imagen proviene de sus comedias anteriores, presenta un cambio de actuación que demuestra una vez más la versatilidad que tiene, porque ahora su personaje es un verdadero pillo sin el brillo que da la comicidad.

Rebecca Pidgeon (esposa de Mamet) da esa impresión de mujer venida a menos, que se siente poca cosa, pero que se consagra a defender a quien quiere como pareja, al grado de que las soluciones que le ofrece a Joe son tomadas al pie de la letra por él. Curiosamente, es Campbell Scott quien da menos tela para cortar como el ambicioso y desilusionado Joe.


La cinta tiene tantos cambios sorpresivos, y manejados en forma tan sutil y no brusca, que el espectador ve tejerse los hilos de la trampa y siente la impotencia de la víctima para defenderse.

Ante esta obra maestra de guión sólo se puede objetar, por desgracia, el final mismo. En unos pocos minutos todo se arregla, pero la solución parece sacada de la manga. Luego de todas las complicaciones, la solución proviene de un lugar inesperado (lo cual es correcto en este tipo de cintas), pero carece de justificación argumental por lo que se siente gratuita, fuera de lugar y en el fondo decepcionante ante la brillantez del resto de la película.

Es quizás la única falla obvia en la realización de David Mamet, que deja insatisfecho al espectador que esperaba una resoluciòn a la altura de los planteamientos hechos por el guión.

Sin embargo, a pesar de esta insatisfacción “La Trampa” es un film que se puede ver con placer por los amantes del género. La cinta sale del esquema comercial de Hollywood y se puede gozar de un guión escrito con inteligencia y de una realización de magnífica factura.

LA TRAMPA. 1998. Estados Unidos. Producción: Sweetland Films - Jean Doumanian. Dirección y Guión: David Mamet. Fotografía en Color: Gabriel Beristain. Edición: Barbara Tulliver. Música: Carter Burwell. Intérpretes: Campbell Scott (Joe Ross), Steve Martin (Jimmy Dell), Rebecca Pidgeon (Susan), Ben Gazzara, Felicity Huffman.