08 mayo 2016

Ladrón / Thief, de Pavel Chukrai

Francisco Peña.


Esta es la película de una generación perdida. Pavel Chukrai analiza a la generación de postguerra de la Unión Soviética y el retrato no es muy halagador para el régimen stalinista. De hecho, este es un film que estuvo en la mente de los cineastas rusos desde hace años, pero que por razones obvias no se realizaba.

Es curioso que otras naciones de organización comunista hayan pagado esta deuda mucho antes; por ejemplo, Wajda hizo “Generación” en Polonia. Pero la cinematografía rusa no pudo tocar de frente el problema; cuando mucho la tocó de lado y con rasgos poéticos, como “La Infancia de Iván” y “El Espejo”, de Tarkovski. Es evidente que una película sobre descomposición social no sería aprobada por la burocracia soviética tradicional.



Chukrai paga pues la deuda con esta generación y muestra el tejido social del final del stalinismo en base a una historia familiar: el encuentro con la vida de un niño.

La situación de una “familia” inestable se ve a través de Sanja (Misha Philipchuk), un chico de 6 años que busca ansiosamente una figura paterna. Su única liga con el mundo es su madre Katya (Ekaterina Rednikova) y ambos andan a la deriva buscando donde ubicarse en la Unión Soviética de 1946.


Encuentran el apoyo paterno y masculino en un “oficial” del Ejército Rojo, Toljan (Vladimir Mashkov), que les brinda protección mientras seduce a Katja. El nivel de vida de madre e hijo sube a pesar de tener que vivir en habitaciones alquiladas y rodeados de vecinos de todo tipo. Pero Toljan es encantador con los vecinos, hace regalos de comida, anillos y otros objetos.

Pero el niño aun se rebela y ve el fantasma de su padre. Sin embargo, Toljan cumple con una primera función paterna al defender al chico frente a los niños agresivos del barrio; es la primera vez que alguien lo defiende.

A pesar de cierto distanciamiento inicial con el niño, Toljan lo atrae finalmente añ contarle a Sanja un “secreto”: le muestra un tatuaje de Stalin y le dice que es un hijo del buen Josef Yughasvili, pero que nadie lo sabe. El niño lo cree todo.


Cimentada la unión de los tres, Toljan invita a la cena a todos los vecinos y luego los invita al circo. Katja lo sigue de regreso por celos, ya que supone que Toljan anda con una bella vecina. La verdad es más devastadora: Toljan es un vulgar ladrón, cuyo modo de operación es ganarse la confianza de la gente para asaltarla mejor. Katja no tiene nada en el mundo y, a pesar de sus dudas, sigue unida al ladrón.

Se puede objetar que la cinta presenta a una figura femenina que termina dependiendo de un hombre, pero esta interpretación es erronea. Terminada la Segunda Guerra Mundial habían muerto 7 millones de hombres rusos en batalla, sin contar las bajas civiles. Katja hace lo que hicieron muchas, era preferible vivir con un ladrón que con nadie, como medida de sobrevivencia ante la situación social de postguerra inmediata.


En la cinta, el modo de operación de Toljan se repite de nuevo en otra ciudad y con otros inquilinos, pero el ladrón no tiene llenadero e involucra a Sanja en sus robos y le enseña lo que tiene que hacer para ayudarlo. Esto complica las cosas, porque Sanja se resiste y Katja teme por el porvenir de su hijo. El último robo es fallido y Toljan es arrestado por otra causa (resistencia a militares). En ese momento, Katja y Sanja descubren que Toljan ocupa realmente el rol de padre y esposo e intentan liberarlo con actos de corrupción pero fallan. Toljan es enviado a prisión y, de golpe, Sanja siente que Toljan es su padre, y de nuevo pierde a la figura paterna.


A lo largo de todo el film, Toljan les ha mentido a ambos, se ha servido de la necesidad que madre e hijo tienen de compañero y padre para, en el fondo, abusar de ellos en su propio beneficio. Son varios los ejemplos que muestra el guión de la historia donde Toljan impone su voluntad a ambos y los hace cómplices de sus robos. Para colmo, al no tener opción, Katja y Sanja intentan salvarlo. Por lo tanto, el final del film donde se enfrentan Sanja y Toljan y el resultado de la confrontación explica porque esa generación de postguerra se sintió huérfana y defraudada.

Ante este argumento, realizado en forma realista, con una excelente reconstrucción de época y ambientes, se puede hacer una lectura alegórica del film. Se puede considerar que Katja y Sanja son dos generaciones de rusos que creyeron e incluso estimaron la figura paterna de Stalin. De hecho, esa imagen paternal fue impulsada hasta la nausea por el culto a la personalidad del líder soviético, que él mismo promovió.



En esta línea de interpretación, bajo una apariencia de bondad, el régimen estalinista destruyó la infancia, los valores y la dignidad humana de una generación, como Toljan lo hace con Sanja y con Katja.

En ese sentido alegórico, la cinta argumenta que Stalin fue un ladrón con el mismo modo de operación de Toljan: apariencia, bondad, favores y sonrisas a cambio de la complicidad, el robo y la mentira.

Otra vía de interpretación de la película “Ladrón” es ver el retrato psicológico de sus personajes, presentados y manejados en forma melodramática. Este análisis psicológico que hace Chukrai va mostrando los matices de las relaciones entre los tres personajes, y es notorio que madre e hijo son sensibles, por lo que es fácil que Toljan explote su dependencia emotiva para sus propios fines egoístas.


Esta vía psicológica esta reforzada, dentro de la realización del film por las tres excelentes actuaciones que encarnan a los personajes principales. Desde la frágil y ardiente Katja a la que da cuerpo Ekaterina Rednikova, al cinismo y manipulación de Toljan que muestra Vladimir Mashkov, y la presencia de Sanja / Misha Philipchuk que permea toda la cinta y le da una dimensión humana muy especial.



Ambas interpretaciones se unen en un punto: “Ladrón” muestra el origen y desarrollo de la crisis ética y la falta de valores de una generación de rusos que ahora se debate en la carnicería y la confusión política. Analiza las raíces que gestaron sus vidas en crisis, y señala a los culpables: los que fingieron bondad para robar y que lesionaron la dignidad humana de todo un pueblo.

“Ladrón” es una buena película, sencilla en su realización, pero compleja porque es una mirada a la tragedia de una generación que descansa entre el stalinismo y la caída del Muro de Berlín, y aún no encuentra un ancla entre ambos mundos.


LADRON. 1997. Rusia - Francia. NTV-Profit, Productions Le Pont, Roissy Films, Comité de Cinematografía de Rusia, Centre National de la Cinématographie, Canal Plus, Igor Tolstunov. Dirección: Pavel Chukhrai. Guión: Pavel Chukhrai. Fotografía en Color: Vladimir Klimov. Música: vladimir Dashkevich. Edición: Marina Dobryanskaya Y Natalia Kucherenko. Intérpretes: Vladimir Mashkov (Toljan), Ekaterina Rednikova (Katja), Misha Philipchuk (Sanja). Duración: 97 minutos. Distribución: Cineteca Nacional.