07 mayo 2016

Lovely Rita, de Jessica Hausner

Francisco Peña.


Lovely Rita es (¡otra vez arroz!) una cinta más de la infumable cadena de películas aburridas e intrascendentes que nos sorrajan con premeditación, alevosía y ventaja los programadores en Foros y Muestras: verdaderos asesinatos fílmicos en primer grado que quedan impunes.



De nuevo (¡sopa!, diría Mafalda) una película austriaca donde la lentitud, el aburrimiento, el “no pasa nada” en pantalla se erige como norma estética que los programadores de estos eventos nos inyectan a mansalva como la “última coca cola del desierto” en el cine mundial.


Si hay cintas de Dogma 95, de cine africano, de cine latinoamericano, no se entiende como insisten en hacernos beber estos vinagres fílmicos con el único pretexto de que en su forma se oponen al cine hollywoodense.

Lo que nunca aclaran los programadores es que hay otras formas de hacer cine que se oponen al Hollywood comercial, pero con propuestas estéticas interesantes, que no desbarrancan al espectador al abismo del bostezo.


Tenemos de nuevo una película (¡otra vez hay que pagar impuestos!) que quiere mostrar la “realidad de los adolescentes”, y que se esfuerza por mostrar el estado de las cosas. Pero se queda en la simple descripción de conductas anodinas y estúpidas.

Rita es una adolescente problemática que detesta a su madre, no se entiende con su padre, y se dedica día tras día a írsela llevando. Su receta diaria de vida es: problemas en la escuela con las compañeras, pintas, silencios.


La muchacha insiste en ligarse obsesivamente a un chofer de autobús hasta que tienen relaciones en un antro, seduce al chavito vecino menor que ella y se lo descabecha también, saca al chavito de un hospital y se lo quiere llevar en tren sin tener ningún plan futuro, pasa por cenas y cumpleaños familiares como un fantasma y, ¡señoras y señores, mexicanos y mexicanas, en el grandioso clímax de la cinta jamás visto en el cine, mata a sus padres a balazos!

¡Oh, programadores de Foros y Muestras, gracias porque he visto la Luz Cinematográfica, he llegado al Paraíso Fílmico! ¡Todos mis pecados hollywoodenses serán perdonados si acepto –y escribo- estas películas que a ustedes les encantan son la neta del planeta!

Lo que ocurre es que Lovely Rita es el más reciente ejemplo de un tipo de películas donde se trata de machacar el cerebro de los espectadores con una propuesta estética, con una manera de hacer cine que nace muerta desde su inicio. Es cierto, es una forma posible de hacer películas, pero el resultado en la mayoría de los casos es que su tema central, la incomunicación, termina por extenderse como la peste bubónica hacia los espectadores.

Lovely Rita cuenta la historia de una joven intrascendente que vive una vida gris. Su final, el asesinato de los padres, se adivina desde un tercio de la cinta como el único estallido de acción en toda la cinta.

La composición de la cinta se hace con base en escenas sueltas en los mismos escenarios (casa, escuela, calle, con el vecinito) que quieren retratar la cotidianeidad de una joven a la que no le ocurre nada. Por ese absurdo de la vida la muchacha se rebela con acciones también absurdas.

Pero la observación de lo que le ocurre a Rita se queda en la superficie de su conducta. No se precisan motivos ni se señalan rasgos por parte de su directora debutante Jessica Hausner. No hay empatía o antipatía de la realizadora con su personaje ni con su materia narrativa: todo trascurre entre frialdad y aburrimiento a pesar de una buena factura técnica.

Este cine del “nada ocurre”, de los tiempos muertos que si están muertos, no comunica. Tanto quiere mostrar la “nada” cotidiana en la que se mueven sus personajes que termina por no decir nada a nadie.

Ese “nada ocurre” no apunta más que al vacío en pantalla.

De esa manera, las miradas de Rita, la conducta de sus padres, los pocos momentos de “vitalidad” de la chica y de los personajes secundarios no dicen nada. Es cierto que “nada ocurre” en la sociedad austriaca según su realizadora, pero eso no quiere decir que dicha situación se ponga en escena de tal forma que “nada ocurre” en pantalla.

Por eso la mirada final de Rita, que voltea a cámara luego de matar a sus padres y la dirige al espectador, no busca ver si ellos comparten sus emociones, si han entendido el vacío de su vida, la insignificancia del individuo en una sociedad totalmente planificada.

Rita voltea a vernos para ver cuantos espectadores quedamos en la sala al llegar el final de esta cinta insoportable.

LOVELY RITA. Dirección: Jessica Hausner. País: Austria-Alemania. Año: 2001. Guión: Jessica Hausner. Fotografía en color: Martin Gschlacht. Música: Moby, Opus, Lido Brothers, Matz Müller, artistas varios. Edición: Karin Hartusch. Con: Barbara Osika (Rita), Christoph Bauer (Fexi), Peter Fiala (conductor de autobús), Wolfgang Kostal (padre de Rita), Karina Brandlmayer (madre de Rita), Gabriele Wurm Bauer (madre de Fexi), Harald Urban (padre de Fexi), Agnes Napieralska (hermana de Rita), Rene Wanko (cuñado de Rita). Producción: Coop 99 Filmproduktion, Essential Filmproduktion, Prisma Film, Österreichisches Filminstitut, Filmboard Berlin-Brandenburg, Wiener Film Fonds, ORF, ZDF/ARTE. Duración: 80 minutos. Distribución: Cineteca Nacional.