15 marzo 2015

Annie Hall, de Woody Allen. Felices 38 años

En 1977 aparece en pantalla el primer gran personaje femenino de Woody Allen, que va de la codependencia emocional a la afirmación personal, expresada en un NO ante la falta del compromiso masculino.





Francisco Peña.

Anteojos, sombrero, chaleco, pantalones, corbata: Annie Hall ya es parte del imaginario colectivo. Su mezcla paradójica de inseguridad, iniciativa y autoafirmación está lejos del arquetipo feminista pero cerca de la vida real de muchas mujeres.


Gracias a Annie (la genial Diane Keaton), su contraparte masculina Alvy Singer (Woody Allen) enfrenta a una mujer de carne y hueso con todas sus contradicciones. A partir de una anécdota tipo Pigmalión donde el intelectual quiere formar a la mujer a su “imagen y semejanza”, Alvy “educa” a Annie en sus gustos literarios, fílmicos y existenciales: desea que tolere sus neurosis y acepte su miedo al compromiso sin protestar. Annie acepta la “educación” pero, poco a poco, afirma su propia personalidad. El crecimiento de Annie y el estancamiento emocional de Alvy están expuestos en la evolución de la pareja a lo largo de la cinta (enamoramiento, vida común, crisis, ruptura) y con los diálogos brillantes de Allen.


Annie toma la iniciativa luego de un partido de tennis con un diálogo trastabillante donde ella quiere seguir el encuentro casual y él tiene miedo. Para evitarlo, Alvy esquiva varias veces la situación con palabras:

Alvy: Y me encanta eso que llevas puesto.

Annie: Oh, ¿de veras? ¿Sí? Ah, qué bien. Es… oh…esta corbata es un regalo de la abuela Hall.

Alvy: ¿Quién has dicho? ¿La abuela Hall?

Annie (ríe): Sí, de mi abuelita.

Alvy: No es po… hablas en… ¿De dónde has salido, de un cuadro de Norman Rockwell?

Annie (ríe): Sí, lo sé.

Alvy: ¡De tu abuelita!

Annie: Ya sé que me queda cursi, ¿verdad?

Alvy: Cielos, mi, mi abuelita jamás me regaló nada, ¿sabes? Estaba muy ocupada dejándose violar por los cosacos.


O bien, luego de ver la cinta La tristeza y la piedad / The sorrow and the pity (documental de Marcel Ophüls sobre la ocupación nazi de Francia y la colaboración francesa de Vichy en Auvergne), y obsesión de Alvy, Annie comenta:

Annie: Hum, no sé, a veces me pregunto si yo sería capaz de resistir la tortura.

Alvy: ¿Tú? ¿Hablas en serio? En cuanto la Gestapo te quitara la tarjeta de crédito de Bloomingdale´s, lo confesarías todo.


Pero pronto brinca la verdad…

Annie: ¿No quieres que viva contigo entonces?

Alvy: ¿Cómo… no voy a querer que vivas conmigo? ¿De quién fue la idea?

Annie: Mía.

Alvy: Ajá, Así es, ha sido tuya la idea, pero yo, ah…eh… la aprobé inmediatamente.

…al igual que en sus relaciones sexuales, cuando ambos responden a la misma pregunta de sus psicoanalistas: “¿Hacen el amor a menudo?”

Annie: ¡Constantemente! Yo diría que unas tres veces por semana.

Alvy: En absoluto. Apenas tres veces a la semana quizá.

Annie crece como cantante hasta recibir una propuesta profesional, Alvy se desestabiliza por celos e inseguridad: se da la ruptura. Alvy, muy tarde y después de varias oportunidades, intenta comprometerse:

Alvy: Bueno, ¿quieres casarte o qué?

Annie: No. Somos amigos. Y quiero… que sigamos siendo amigos.

Annie llega a la independencia, Alvy se queda atascado en un círculo vicioso, por lo que la frase inicial de la cinta adquiere todo su significado al final:

Alvy: “Hay otro chiste importante para mí que suele atribuirse a Groucho Marx…: ‘No me interesa pertenecer a ningún club que cuente entre sus socios a alguien como yo’. Ese es el chiste clave de mi vida adulta, en lo que a mis relaciones con mujeres se refiere”.


Annie es una creación genial de Allen pero también de la actriz Diane Keaton. Película y personaje se basan en la relación que ambos sostuvieron pero van más allá de la autobiografía. Con Annie Hall, Allen se convirtió en el único cómico intelectual de fama internacional que existe al abordar las relaciones humanas, sexo explícito, género, masturbación, y hasta la muerte con un humor construido con ideas, parodias y paradojas.

Pero es Diane Keaton quien da calidez a Annie. Con su formidable actuación la transforma en un ser humano entrañable, sensible, frágil y voluntarioso, que toma la iniciativa a pesar de riesgos y miedos: es ya un arquetipo moderno de la femineidad. “Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”, y Allen es quién es en el cine mundial gracias a que tuvo detrás a un par de extraordinarias gemelas: Diane Keaton y Annie Hall.