El español es el único lenguaje occidental que creó la letra Ñ para escribir este sonido, que también existe en otros idiomas que se hablan en el mundo.
Francisco Peña.
La usamos todos los días en México, en Latinoamérica, en Europa, en Estados Unidos... Aparece en el nombre mismo del idioma con el que nos comunicamos millones de personas: Español se escribe con Ñ. Es el único lenguaje occidental que creó un signo escrito específico para designar este fonema, consonante, sonido. Sin embargo, desde hace décadas la Ñ sufre un ataque cultural del ámbito anglosajón desde varios frentes lingüísticos de guerra: informático, legal y hasta cinematográfico. Se trata de aplicarle a la Ñ el Borrar o "Delete" total.
El fonema Ñ, el sonido mismo, existe en otros lenguajes pero se representa en forma escrita de otras maneras, casi siempre combinando dos consonantes. La Ñ aparece en varias lenguas latinas como el italiano, que usa la combinación "gn" para escribirlo: por ejemplo, Spagna (España), spagnolo (español). El francés usa también "gn", como en Spagne. El portugués usa una combinación distinta con las letras "nh": Spanha, manha (mañana).
Como el fonema Ñ no existe en inglés, las culturas angloparlantes que hoy predominan económicamente no reconocen su existencia en otros idiomas ni lo representan o incorporan de alguna forma. No sólo eso, el colonialismo inglés también se entremezcló con el manejo del lenguaje; trató de borrar de la faz de la Tierra el uso del irlandés o, más apropiadamente, el gaélico irlandés. En este último si existe el sonido Ñ pero se le escribe con una combinación de letras, que se puede observar en el nombre mismo de una de las cantautoras más famosas de Irlanda: Eithne Ni Bhraonáin, mejor conocida como Enya. El "thn" irlandés se convirtió en "ny" al pasar fonéticamente al inglés para conservar la pronunciación original de su nombre. Enya y sus hermanos agrupados en el grupo Clannad son conocidos por conservar y difundir el gaélico irlandés; al menos dos canciones en cada uno de sus discos están escritas en ese idioma.
En las lenguas indígenas también el sonido Ñ trata de sobrevivir. En México se habla el ñañu o hnahnu (ambas formas aceptadas). En 2007 estalló el caso de la niña D_ione Zänä (Flor de Estrellas) cuyo nombre no podía registrarse en el Estado de Hidalgo "porque el sistema no aceptaba" esa combinación. El caso llegó hasta el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) porque se negaba el derecho de los padres a llamar a su hija como ellos querían, hasta que se llegó a la "brillante" (y obvia) conclusión de que lo que debía ajustarse era el sistema informático y no el nombre de la niña, como se aconsejó al principio a los padres (¿Por qué no la llama Lindsay Britney? Uppsss). Lo mismo debería ocurrir con la Ñ en Estados Unidos en cuestiones legales e informáticas. ¿Qué puede hacer una familia hispana apellidada Garduño, Peña o Nuñez para registrar a sus hijos? ¿Aceptar para siempre un Garduno, Pena o Nunez despojado de la Ñ y de la propia identidad familiar?
A estas alturas del partido migratorio, a pesar de que a diario apañan a muchos indocumentados, el español es el segundo lenguaje que se habla cotidianamente en Estados Unidos. Para "defender" la cultura anglosajona no sólo se exige que los candidatos a esa ciudadanía aprendar inglés (cosa que se comprende) sino que se ha prohibido en varios estados el uso del español en las escuelas y se busca erradicar la enseñanza bilingüe (lo que no se entiende en cuestión de derechos humanos). El uso del español se restringe sólo a los hogares. Obvio, la Ñ va dentro de este paquete de "limpieza" lingüística y cultural. En el fondo se busca debilitar la fuerza cultural del español a favor de una ideología monolítica WASP (blanca, anglosajona y protestante). El mito del "crisol cultural" estadounidense es una falacia porque el multiculturalismo no se acepta por completo en la realidad.
En el cine pasa algo semejante. En los créditos de algunas películas se nota la desaparición forzada de la Ñ. Circulan copias de películas donde el español Luis Buñuel se apellida Bunuel si bien le va. Otro caso es el de González Iñárritu. Esperemos que al compañero no se le trate como a un "ñero" e imponga en sus contratos la Ñ de su apellido en cintas internacionales y no le apliquen la guadaña.
Pero el problema de la inexistencia legal, informática y hasta fílmica de la Ñ no sólo está presente en Estados Unidos sino que se "exporta" a los países hispanoparlantes por medio de la tecnología informática. No se trata de los programas que utilizamos a diario; ya las compañías de software como procesadores de palabras y hojas de cálculo entendieron que la Ñ existe en español (año, araña, piraña, muñeca, cabaña, vicuña, pequeño, etc.) y se le ha dado lugar junto con acentos y signos de interrogación y admiración iniciales (¿¡). El problema está en otra parte, por ejemplo en programas que desarrollan grandes bases de datos. Allí la Ñ y todos los que la portamos tenemos serios problemas.
Dos son los responsables de los problemas burocráticos que nos afectan por la ausencia de la Ñ en los grandes sistemas: compañías de software y responsables informáticos que los compraron para gobierno o iniciativa privada. Unos ejemplos son ciertas Afores o productos informáticos como nóminas. Cuando se instalaron esos sistemas no se contempló la Ñ, es más, las compañías argumentaron que estaba "cañón" operar con la Ñ; claro, no es que no pudieran hacerlo, es que les salía en un billetote reprogramar las modificaciones. Los responsables informáticos NO exigieron a las compañías que los sistemas se ajustaran a las necesidades reales de sus usuarios sino que nos obligaron a todos nosotros a ajustarnos "a güevo" a lo que ellos compraban (¿no les causa "ñañaras" está política de los amos computacionales?). En cada institución los informáticos sustituyeron la auténtica Ñ por lo que se les pegó su regalada gana: usaron signos como /, &, n (en el mejor de los casos) y jodieron a los que ostentamos la Ñ en nuestros apellidos.
El resultado fue que, cuando las Afores trataban de unificar cuentas con Ñ, no podían porque cada una tenía signos distintos en lugar de Ñ. Para colmo, ahora los que tenemos "la obligación" de arreglar ese desmadre y desmañanarnos en varias oficinas públicas y privadas somos los usuarios con Ñ y no los responsables informáticos. Somos "culpables" de y afectados por decisiones de otros a los que les estorbaba la Ñ y les dio "gueva" adecuar los sistemas.
Por eso en cada trámite exijamos que se respeten la Ñ y otros elementos del español, el idioma que hablamos; que los sistemas se ajusten a nuestras necesidades y no nosotros a ellos. Si usted piensa que no es importante defender la existencia de la Ñ basta que ahora realice un pequeño ejercicio. Trate de leer este artículo de nuevo sustituyendo la Ñ por los signos /, & o N y vea si entiende algo. Al final notará que bien se escribe el español con Ñ.