¡Victoria! ¡Los fans de El Señor de los Anillos han derrotado el asedio de incrédulos y difamadores! ¡Peter Jackson conquista Hollywood enarbolando el Oscar como Aragorn con su espada al atacar Mordor!
¡Tronaron los Sarumanes filmópatas que profetizaron la derrota de Jackson y El Retorno del Rey! ¡El film ganó el Oscar a la Mejor Película y el neozelandés recibió el Oscar al Mejor Director!
Atrás quedan las injustas objeciones al trabajo de este director y su equipo para dar vida a la saga literaria de John Ronald Reuel Tolkien. Se hizo justicia en el Oscar al cine de fantasía pura, de la mano de la mejor obra literaria de este género en el siglo XX.
Los berrinches a la salida del cine de ciertos críticos y espectadores despistados han recibido un merecido tapón en la boca.
- ¡Es que hay muchos finales y cuenta lo que les pasó a todos al final! Claro, Jackson respeta a Tolkien en este punto. En el libro de El Retorno del Rey, el escritor inglés cuenta lo que ocurre con cada uno de los personajes principales.
Más bien parece que algunos espectadores y críticos trasnochados sólo llegan al orgasmo si las historias se resuelven como una telenovela mexicana. En los últimos cinco minutos la villana muere a balazos, estrellada en un coche que se incendia o le cae la policía, para pagar en 30 segundos las injusticias cometidas durante 200 capítulos. ¡No, jóvenes, las cosas no son así en otros lugares! Hasta las telenovelas colombianas o venezolanas tienen más respeto por sus personajes. Jackson satisface el interés legítimo de la mayor parte de la gente al contar lo que sucedió con los personajes luego de la derrota de Sauron.
- ¡Los efectos no están tan chidos como en Matrix, aquí nomás me gustaron los efefantotes! Mucho cine comercial se vende por los puros efectos y nada de contenido, pero estas imágenes sorpresivas sólo funcionan una vez y se mueren en pantalla. En cambio, desde El Señor de los Anillos hasta Kill Bill 1 y 2, los mejores efectos son los que están al servicio de la historia, la atmósfera, los personajes; son los que se fusionan en un conjunto narrativo que conmueve de verdad a los cinéfilos.
Sólo la tecnología actual podía dar vida al mundo de fantasía de Tolkien, darle veracidad para que nos sintiéramos parte de él; sólo esta tecnología podía dar cuerpo a la violencia postmodernista de Tarantino y volverla verosímil: porque los efectos están al servicio del director y el argumento. Para puros efectos es mejor entrar a los viodeojuegos, varios de los cuales son tan impresionantes o efectivos como el cine comercial mismo.
-¡Es que Jackson no lo cuenta todo! ¡Hay cosas en los libros que no están en las películas! A los fans puristas de Tolkien hay que recordarles lo obvio: un libro es un libro y un film es un film. Son medios diferentes y tienen economías de narración y tiempo distintas. Jackson logró negociar tres películas en lugar de dos originales, con duración de tres horas cada una. Significa que una sola proyección ocupa el tiempo en pantalla de dos, o sea, se paga un solo boleto por el tiempo en que se pagan dos normalmente. Así pudo filmar la mayor cantidad posible de la historia de Tolkien, con películas cuyo tiempo en pantalla es más largo de lo que se acostumbra, cosa que aceptaron con miedo distribuidores y exhibidores.
A los que lloran la ausencia de Tom Bombadil como si fueran fundamentalistas religiosos hay que recordarles dos cosas. La primera es que muchos cinéfilos se han interesado por leer los libros de Tolkien luego de ver la Trilogía en cine. Muchos chavos y no tan chavos se han sumergido en Tierra Media y han descubierto El Silmarillion y los Cuentos Inconclusos, y no sólo Gondor y Rohan. Saben ahora donde estaba la ciudad de Gondolin y conocen la historia de Númenor; pueden enlazar los libros y las películas gracias a personajes como Galadriel, Elrond, Elendil, Lúthien y Arwen.
- ¡Es que el Oscar es un premio chafa, comercial y no es la neta del planeta! Si y no. El Oscar es un premio donde se reconoce -no siempre, claro-, lo mejor en calidad de una industria comercial. Se cuestiona al premio porque ha sido vehículo de ideologías, olvidos y estupideces. En ese sentido, los premios de Cannes, Venecia y Berlín son más innovadores... pero son europeos.
El ganar un Oscar pone en movimiento la maquinaria para que un mayor número de cinéfilos vea lo mejor de una industria, que en ocasiones premia cintas liberales, cuestionantes, de calidad, que no veríamos sin el premio detrás. Por dar un ejemplo, gracias a ese denostado Oscar podemos ver Bowling for Columbine, ácida crítica a la gratuita violencia estadounidense que esconde detrás su ideología ultraconservadora y racista.
En el Oscar hay de cal y arena. Esta vez tocó de lo mejor. Se reconoce en la película que la cierra a toda la Trilogía de El Señor de los Anillos. Al esfuerzo de dirección que comenzó con un sueño y se llevó siete años de la vida de Peter Jackson, al esfuerzo de adecuar una cinta a los tiempos de pantalla y resaltar la esencia filósofica de la obra de Tolkien.
Me congratulo de los Oscares a la Trilogía porque ampliarán la difusión de las películas e indirectamente de los libros de Tolkien; por eso me uno al coro de los fans que grita Anar kaluva tielyanna!