07 marzo 2015

Futbol y Churros del cine mexicano

Después del golazo de Joaquín Pardavé, la pelota cae con Alberto Isaac, que retrasa a Chespirito que se hace unas bolas horribles y devuelve una sandía al defensa Rudoel García que rebana el balón ante el portero Cursidiego y… ¡Autogol del cine mexicano!

Francisco Peña.


El marcador final refleja en cancha y pantalla lo que ha sido el partido entre el deporte más popular de México y el cine nacional: una goliza despiadada frente a un rosario de errores fílmicos ante el marco deportivo. El cine mexicano abdicó ante la TV, que hizo del futbol su negocio particular, para explotar hasta el vómito el cinebasura de luchadores dirigido a analfabetas funcionales y algún filmópata babeante. Pero vayamos al partido.

¡El cine abrió el marcador! En 1944, Joaquín Pardavé tomó una cinta de Argentina (orgullosa de su futbol y su cine, allí están campeonatos mundiales y Oscares) para crear Los hijos de Don Venancio. ¡Golazo histórico! Primera película mexicana donde el futbol era eje de la historia. Pardavé contrató como actor a Horacio Casarín, el futbolista más famoso del momento; filmó una de las rivalidades más acendradas, Atlante VS Asturias, equipo del pueblo contra colonia española. Fue un taquillazo.


Lo innovador fue que Pardavé, con todo y las limitaciones técnicas de la época, metió la cámara a la cancha, filmó el partido en vivo con el estadio abarrotado, recreó jugadas, hizo acercamientos, usó una narración radial emocionante -sin jaladas perrobermudezcas- y alternó en el montaje jugadas en cancha con broncas de las porras que prefiguraron las de Rebel Pumas y Monumental América. Futbol 0, Cine 1.

El cine, sin sus delanteros Infante, Negrete y Armendáriz, ni sus porristas Dolores, María y Miroslava, puso de defensas al Santo y Blue Demon que fueron ridiculizados en el juego aéreo y a nivel de lona, digo, de pasto. Resultado: un cine goleado, como lo muestra la cinta Futbol México 70, de Alberto Isaac. Aún se acostumbraba producir una película oficial de Mundiales y Olimpíadas pero el cine mexicano se arrugó ante el reto de hacer un buen documental… entonces insertó, claro, una historia melodramática. El niño Martín quiere ver los partidos del mundial, se va de su casa y su madre lo ve en TV y va a buscarlo. A pesar de todas las medidas de seguridad, el chavito se mete a todos los estadios e interrumpe con su “historia” el resumen de los partidos. Miedoso que es el cine mexicano, “perdió” un buen documental con partidos como Brasil-Inglaterra, el partido cardíaco del siglo XX Alemania-Italia y la final de antología Brasil-Italia donde se entregó definitivamente la Copa Jules Rimet. Para el cine mexicano era más interesante Martincito que Pelé, Jairzinho y Schnellinger. Futbol 1, Cine 1.


El cine mexicano saca a Santo de la pantalla, digo, de la cancha y mete como portero y entrenador a ¡Chespirito!, nuestro Chepo de la Torre o Sven Goran Ericsson fílmico. El resultado son dos engendros: El Chanfle I y sobre todo El Chanfle II (le renovaron el contrato en la Federación, digo, en Videocine). Con guiones blandengues y melcochosos, el público es sometido a sesiones chespiritistas de onanismo puro: gags gastados, jugadas en cámara lenta y sueños de opio de ser un jugador profesional o, de pérdida, “su hijo”, ambos americanistas “que se visten de amarillo”. La Monumental del América debería rechazar estas cintas tan difamatorias y nauseabundas como el recuerdo de México en Argentina 78 (pierde con Túnez 3-1, Alemania 6-0 y Polonia 3-1). ¡Gracias Chespirito Roca! ¡Eres lo máximo, nunca cambies! Futbol 3, Cine 1.



El marcador cierra con Rudo y Cursi (Carlos Cuarón, 2008), con los “hermanos Dos Santos” del cine mexicano actual: “nuestros seleccionados” que juegan en el cine internacional Rudoel García y Cursidiego o Rudiego y Cursiel García (da igual). A pesar de la fotografía y cierto respeto al juego, lo mejor es Rudoel cantando “Quiero que me quieras”. Lo demás es una historia de pobrediablismo y fracaso existencial donde ya ni ser jugador de futbol nos redime. ¿Sólo nos queda el narcocine?

Futbol 4, Cine 1. El cine jugó como nunca y perdió como siempre.