12 diciembre 2016

Hijo, El / Le fils, de Jean-Pierre y Luc Dardenne

Francisco Peña.


El Hijo, el film de los realizadores belgas, los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, sigue los pasos generales de la temática social y forma de realización de su cinta Rossetta que ya se ha proyectado en México.

Quienes gustaron de o detestaron Rosetta probablemente tendrán la misma reacción si ven El Hijo. De hecho, también en esta ocasión los Dardenne no hacen concesiones al cine comercial y más aún, la forma de realización en las dos terceras partes iniciales del film son aún más austeros.

La cinta narra la historia de un carpintero, un artesano de primera línea, que desdeña trabajar con su hermano y se dedica a enseñar su oficio a jovencitos delincuentes en un centro de readaptación social, una especie de Tutelar para Menores.

Olivier (Olivier Gourmet, Premio al Mejor Actor, Cannes, 2002) es un padre sin hijo y con un matrimonio destruido. Su hijo fue asesinado por un joven durante un asalto a su coche. Al lugar donde trabaja Olivier llega precisamente ese asesino y, por todos los medios, logra que el joven se integre a su taller de carpintería, donde entabla una relación con él.



La ventaja del film de los Dardenne, que permite que el espectador se enfrente a la manera en que la película está realizada, es que si tiene un conflicto dramático en la forma clásica: planteamiento, desarrollo, crisis y resolución.

Los mismos hermanos dan la pista del desarrollo de la historia desde el título de la película: El Hijo. La actitud de Olivier es ambigüa. Es una relación amor - odio entre él y el asesino de su hijo, sólo un poco mayor en edad. Por momentos lo protege y por momentos lo agrede.

Lo que le ocurre a Olivier es una transferencia psicológica. En ocasiones trata al joven delincuente como le gustaría haber enseñado y tratado a su propio hijo; en otras lo interroga agresivamente para conocer las motivaciones del asesinato.


Este planteamiento se desenvuelve en las actividades cotidianas de Olivier: las conversaciones con su ex-esposa, las clases de carpintería, los movimientos burocráticos para que el joven quede bajo su tutela, los momentos de mutua confianza o desagrado, la investigación de dónde vive y que hace el joven luego de salir de prisión, el manejo de la madera y las máquinas.

El mismo Olivier no sabe por qué se comporta así, no es consciente de la transferencia psicológica, cosa que se nota en los diálogos con su ex-esposa o con el mismo joven Francis:

- Magali: ¿Quién te crees? Nadie haría algo así. ¿Por qué lo haces?
- Olivier: No lo sé.


-- Francis: ¿Estaría de acuerdo en ser mi tutor
- Olivier: Tienes que pedírselo al de Trabajo Social.
- Francis: ¿Está de acuerdo?
- Olivier: No sé, debo pensarlo. ¿Por qué quieres que sea tu tutor?
- Francis: Por qué me está enseñando mi oficio.

Al igual que en Rosetta, el conflicto existencial de los personajes está revestido de las condiciones sociales que los rodean. Los Dardenne unen la intimidad de la gente en forma directa con su actividad laboral. Así, mientras vemos el enfrentamiento de Olivier y Francis también vemos las condiciones sociales del centro de readaptación y las actividades de enseñanza de carpintería. Ambas están muy ligadas y se afectan mutuamente.


Por otro lado, lo que es muy notorio en pantalla es el tipo de realización, de puesta en escena que manejan los hermanos Dardenne, y que de hecho es uno de sus sellos importantes como directores y guionistas.

También al igual que Rosetta, toman técnicas documentales para aumentar la veracidad del conflicto dramático a los ojos del espectador. Pero las emplean de una manera más concentrada y asfixiante.

Usan planos secuencias donde el eje está en la persona de Olivier. Durante dos terceras partes de la cinta lo siguen por todos lados y está presente casi todo el tiempo en pantalla. Pero además, le arriman la cámara en mano hasta ponerla literalmente pegada a él.

Así, la cámara oscila entre grandes close ups del rostro de Olivier a posiciones detrás de su hombro, que lo ven pos atrás y sólo dejan ver partes de su rostro. La cámara se pega a las caras de todos los personajes y ven sus reacciones como si trataran de penetrar en su existencia y su mente (como ya se dijo, especialmente en Olivier).



Los Dardenne trabajan tan cerrados en Close Up que sus imágenes son medio "sucias". Esto hace que el momentos el espectador sienta vértigo ante lo que ve en pantalla. Esto aumenta la sensación de claustrofobia, de conflicto, de caos.

Pero está forma es el resultado de una elección consciente de los realizadores. Sirve para comunicar el "desorden dentro del orden" en el que vive Olivier durante gran parte del film.

Así, cuando llega el momento en que Olivier y Francis intercambian confidencias previas al estallido del conflicto final entre ambos, los Dardenne cambian su forma de realización. La cámara se abre, deja de estar pegadisima a Olivier y los encuadres ya captan a los dos personajes juntos.

En ese sentido la forma cinematográfica, aunque asfixiante visualmente, está al servicio del conflicto narrado. Cuando se prepara la confrontación final de los personajes, la cámara se despega y capta a ambos en los duros diálogos de la parte final, la última tercera parte del film que incluye el desenlace.

Por esta combinación entre forma y contenido es que afirmaba al inicio que quien gustó de Rosetta o la detestó tendrá la misma reacción con El Hijo. Los Dardenne son fieles a su manera de hacer cine: preocupaciones sociales, personajes marginales y un estilo de realización que puede ser difícil de contemplar porque no hace concesiones.


Lo que es un hecho es que, comprendiendo como se genera su estilo y como se entrelaza con la preocupación social de manera efectiva, también se puede afirmar que a su manera los Dardenne hacen cine de autor. Su forma de hacer cine se abre paso poco a poco en el mercado de habla francesa y en el internacional; también poco a poco encuentra su público en medio de la polémica.
Esto es notorio porque los grandes premios los han obtenido "en casa de lengua francesa" en el Festival de Cannes (los realizadores son belgas). Rosetta le arrebató a Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar) la Palma de Oro en el último día del Festival de Cannes. Ahora El Hijo se lleva el premio a Mejor Actor.


De nuevo, en las pantallas mexicanas, tenemos la oportunidad de ver un film distinto, en ocasiones difícil, que se opone al comercialismo con otra manera de hacer y ver cine. Lo que lo hace funcional es que, a diferencia de otros experimentos estilísticos fallidos presentados en la XLI Muestra, logra conjuntar su forma de hacer cine con el contenido de ideas que los hermanos Dardenne consideran valiosas para el espectador.

EL HIJO / LE FILS. Dirección: Jean-Pierre y Luc Dardenne. Año: 2002. Guión: Jean-Pierre y Luc Dardenne. Fotografía en color: Alain Marcoen. Edición: Marie-Helene Dozo. Intérpretes: Olivier Gourmet (Olivier), Morgan Marinne (Francis), Isabella Soupart (Magali), Nassim Hassaini (Omar), Kevin Leoy (Raoul), Fabian Marnette (Rino). Producción: Les films du fleuve, Archipel 35, RTBF, Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne y Denis Freyd. Duración: 103 minutos. Distribución: Cinemas Nueva Era.