Y sus sospechas son ciertas. Hay un equipo de funcionarios que, desde las áreas técnicas del escenario y mantenimiento, hasta las específicas de gestión, comunicación, atención al público, desarrollo de audiencias y la Fundación Amigos del Teatro Solís, están comprometidos a poner en relación las producciones artísticas con los públicos.
Foto: Patricia Farías.
El historiador británico Eric Hobsbawm sostenía que los lugares de encuentro social por excelencia hasta el siglo XIX en el mundo occidental eran los templos religiosos. A partir de entonces, comenzaron a erigirse “templos laicos”: teatros dedicados a las artes. Y desde fines del siglo XX se promovieron nuevos “templos” de encuentro, dedicados ahora al consumo: los shoppings. Desde esta mirada, nos preguntamos: ¿qué condiciones, qué estrategias, qué razón de ser tienen que tener estos teatros decimonónicos para seguir siendo un lugar de encuentro?
Foto: Patricia Farías.
Lo primero que surge es contundente: un teatro público debe tener al ciudadano y no al consumidor como centro. Debe llegar a todos y todas tomando riesgos que el mercado no puede sostener. Desde el Teatro Solís buscamos las formas más creativas para recibir a ciudadanos y turistas que llegan buscando una experiencia ética y estética. Innovamos en las formas de brindarles información sobre el espectáculo que vienen a ver, generar una infraestructura para hacerlos sentir cómodos y seguros en un espacio accesible; perseguimos las óptimas condiciones de recepción y escuchamos sugerencias para mejorar nuestro servicio.
Podríamos disponer de personal para la atención al público, para trabajos de escenario y mantenimiento, abriendo las puertas una hora antes de cada función, y de esa forma estaríamos brindando un buen servicio. Pero vamos a más, porque infraestructuras de esta naturaleza, que son símbolos identitarios, están llamadas a un mayor compromiso. El Solís nació con la Republica; a los diez años de la Jura de la Constitución un grupo de ciudadanos se puso al hombro este proyecto que se concretó en 1856 y, parafraseando a Justino Zavala Muniz, estamos convencidos de que“para el Solís todos debemos desear, en el noble y patriótico sentido de la palabra, que sea un teatro no para Montevideo, sino para todo el continente".1
Foto: Patricia Farías.
Es que durante la mayor intervención edilicia de su historia, la Intendencia de Montevideo, por medio del entonces director de Cultura Gonzalo Carámbula, promovió una amplia reflexión colectiva sobre el modelo de teatro que necesitaba la ciudad. Luego de su reinauguración, en 2004, se instauró una nueva gestión que, con reformulaciones, posiciona al Solís en el corazón de Montevideo.
La principal herramienta del Teatro Solís es el hecho artístico programado en sus salas; la mayor riqueza es su equipo humano. Gracias a la instalación de un Consejo Artístico, integrado con la Comedia Nacional y la Orquesta Filarmónica de Montevideo, buscamos generar un repertorio clásico e innovador a la vez, que nos asegura propuestas accesibles para diversos públicos.
Foto: Patricia Farías.
Porque la programación debe dar cuenta de la relación que tienen las expresiones artísticas con las raíces históricas y la identidad, mientras muestra la capacidad de integrar lo local con lo global. Y también buscamos alternativas arriesgadas, realizadas con rigor estético, como signo de compromiso con el futuro. Y como la cultura son valores, son estilos de vida, lo que nos importa es lo que transmiten. Por eso tenemos socios, importantes aliados que construyen parte de la mejor historia del Solís: Centro Cultural de Música, Jazz Tour, Montevideo Danza, Banda Sinfónica, y una serie de festivales son albergados cada año.
Foto: Patricia Farías.
Eso que sucede en el escenario genera externalidades en tanto producto cultural en relación con los públicos; produce un derrame económico en las industrias, en los trabajadores que están directa e indirectamente vinculados, y provoca un impacto cultural en la ciudad toda. Convencidos de la premisa de que las artes ayudan a mejorar la calidad de vida y son un derecho humano, debemos ayudar al diseño de estrategias para profundizar la democratización de la cultura. No existen fórmulas infalibles que aseguren el éxito, pero hay condiciones que tienen que ver con la estabilidad de las propuestas y con una visión compartida.
Tenemos el desafío también de atender los compromisos como edificio patrimonial, gestionar la accesibilidad, potenciar el desarrollo urbanístico, social y turístico. Por eso trabajamos en red con las salas públicas, con instituciones, empresas, ONG, organizaciones gubernamentales y públicas con quienes coincidimos en algunas de estas perspectivas y sumamos esfuerzos para mejores resultados.
Foto: Patricia Farías.
Gracias a experiencias compartidas con teatros de la región y, por cierto, gracias al ensayo y al error, llegamos a algunas certezas al menos provisorias, como todo conocimiento. Aprendimos que tener la oportunidad de ingresar a un centro cultural porque sea gratis no es garantía de que el ciudadano lo haga. Empleamos estrategias diferenciadas para captar, para fidelizar y para incrementar los públicos. Rodeamos el hecho artístico con conferencias, seminarios, masterclases, talleres, materiales didácticos, publicaciones, exposiciones y una serie de visitas guiadas. En todos los casos se requiere perseverancia, pertinencia en las propuestas, mucho amor por el proceso y confianza en los resultados.
Foto: Patricia Farías.
El Teatro Solís atravesó varias etapas, varias gestiones y direcciones. Tuvo momentos épicos como los de su construcción en el siglo XIX, o aquellos años 50 cuando Justino Zavala Muniz, Angel Curotto y Margarita Xirgú instauraron un sistema de artes escénicas que, con el teatro independiente, perdura hasta el presente luego de haber sobrevivido incluso a la peor dictadura que vivió el país. Esta gestión respeta las mejores tradiciones de un teatro de casi 160 años, con las innovaciones contemporáneas de la gestión, que implican la producción social de sentido. Con las definiciones de políticas culturales públicas de la Intendencia de Montevideo, desde 2004 el Teatro Solís se ha vuelto a posicionar en el circuito internacional y en el centro de la vida cultural de ciudadanos y visitantes.
Mag. Daniela Bouret Vespa.
Directora del Teatro Solís
1. Declaraciones de Justino Zavala Muniz a periodistas, mayo de 1947, Teatro Solís
Referente natural
Un teatro como el Solís es un acompañante constante y permanente de la historia y la construcción de Uruguay. Desde sus inicios surgió de la necesidad de formar una ciudadanía que tuviese acceso a las más sublimes manifestaciones del arte, basándose en las ideas de la Ilustración Francesa que tanto inspiraron las independencias de nuestra América. Así, con el paso de las décadas y siglos, el Teatro Solís se ha consolidado como un referente natural de la expresión cultural de esta República Oriental que tanto enorgullece a sus ciudadanos. Felicidades por este aniversario y reciban de parte de México, y del Palacio de Bellas Artes, un deseo de muchos años más de las máximas expresiones del arte. !Enhorabuena!
JAIME RUIZ LOBERA. Director de la Ópera de Bellas Artes de México (2010-2013). Coordinador Nacional de Música y Ópera de Bellas Artes (2013-2015). México.
Fuente: ladiaria.com.uy/suplementos