El film español de Fernando León de Aranoa es una dura radiografía de los efectos del desempleo causado por la famosa globalización económica.
Concentra su visión en un grupo de desempleados que ha perdido su trabajo en un astillero porque los barcos salen más baratos en Corea.
A partir del hecho encontramos tres polos en la situación de los desempleados.
El primero es el que no puede levantarse del problema. Pierde a la mujer, cae en el alcoholismo, y trata de tapar su precaria situación ante el resto del grupo mintiendo por dignidad, que es lo único que le queda mientras su departamento se cae en pedazos y lo inunda la basura.
El segundo son los despedidos exitosos, que han conseguido trabajo por relaciones familiares o han invertido la liquidación en un pequeño negocio (el bar donde se reúnen todos) luego de años de trabajo.
Entre los exitosos y el fracasado recuerdan los disturbios obreros luego del cierre del astillero, en donde cerca de 200 obreros se enfrentaron violentamente con la policía. De hecho, esta es la escena que en montaje alterno con los desempleados abre el film.
También entre el éxito y el fracaso oscilan las interpretaciones sobre ese enfrentamiento. Quien fracasó es muy amargo en los recuerdos mientras quienes hallaron curso al empleo hablan de la situación en forma menos vitriólica y más acomodada.
En medio de estos dos extremos se encuentran tres amigos, en donde destacan Santa y José. Aquí vemos la radiografía del desempleo a más detalle. Uno de ellos se dedica a buscar empleo y tiene entrevistas, pero su desconocimiento de otros oficios y su edad lo perjudican. Recurre incluso al hecho de pintarse el pelo.
José tiene graves problemas familiares, pues el desempleo corroe el tejido familiar. Su esposa puede tener un amante y piensa en abandonarlo en busca de una nueva vida en mejores condiciones económicas. Sin el apoyo familiar, José puede desbarrancarse hacia el extremo del fracaso y el alcoholismo.
Finalmente está Santa, interpretado muy bien por Javier Bardem. De hecho, una de las mejores cosas de la cinta española es la actuación de Bardem, que consolida a Santa como un personaje humano que va de los momentos de frustración y llanto al buen humor y a burlarse de su propia situación.
Es en Santa donde el director Fernando León de Aranoa concentra la mirada de lo que le ocurre día a día. Cuando puede se transporta sin pagar, gorrea cuando puede aunque conserva su dignidad, acepta chambitas por un dinerito (niñero, por ejemplo) mientras seduce a algunas mujeres que lo rodean como expresión de que aun está vivo.
Además, es la conciencia histórica del conflicto, que aun arrastra en forma personal. A pesar de los intentos de los obreros por llegar a un acuerdo con los dueños y evitar el cierre del astillero, este cierra. Santa recuerda los pormenores del conflicto y aun mantiene una actitud rebelde.
Todo este cuadro de horror que provoca el desempleo, la soledad, la perdida de la autoestima y la corrosión familiar, está narrado en una forma solvente sin mayores brillos.
La cinta está bien hecha, con buenos momentos, y se concentra en el problema que narra. La situación de los desempleados es mostrada sin juicios en favor o en contra. León de Aranoa sabe que basta con mostrar las pequeñas tragedias y humillaciones diarias para que su mensaje llegue bien al espectador.
No recurre a florituras cinematográficas ni a imágenes sorpresivas. Va narrando poco a poco las vidas de estos desempleados en forma pausada, permitiendo que los detalles se acumulen en la mente del espectador.
En ese sentido, la radiografía del desempleo es contundente, aunque el dramatismo de la cinta se conserve en un perfil bajo y cotidiano.
No es la mejor cinta que ha llegado de España en estos últimos años, pero tampoco se trata de un mal film. Su cimiento social es sólido y su crítica dura. Aunque el espectador sienta baches en la intensidad, aunque parezca que se alarga en el tiempo por situaciones reiterativas, la cinta funciona.
Funciona también por la presencia de Bardem, que da una actuación de matices varios siempre en un tono aceptable, bajo y sin estridencias. Santa colabora de primera mano para que se sienta la humanidad de las personas que sufren esa tragedia individual y colectiva que es el desempleo.
LOS LUNES AL SOL. Dirección: Fernando León de Aranoa. Año: 2002. Guión: Fernando León de Aranoa e Ignacio del Moral. Fotografía en color: Alfredo Fernández Méndez. Música: Lucio Godoy. Intérpretes: Javier Bardem (Carlos Santamaría "Santa"), Luis Tosar (José), José Angel Egido (Lino), Nieve de Medina (Ana), Enrique Villén (Reina), Celso Bugallo (Amador), Joaquín Climent (Rico), Aida Foch (Nata), Serge Riaboukine (Sergei), Laura Domínguez (Angela), Pepo Oliva (Samuel), Fernando Tejero (Lázaro). Producción: P.C. Quo Vadis, Eyescreen, Media Pro, Elias Querejeta. Duración: 113 minutos. Distribución: Gussi-Artecinema.