Por Francisco Peña.
En esta ocasión nos adentramos por primera vez en la excelente Colección Paidós Películas, donde su número 20 corresponde al título Orson Welles - Ciudadano Kane. Estudio crítico de Antonia del Rey Reguillo.
En tan sólo 161 páginas, la estudiosa y teórica española entrega una visión muy completa del que muchos, como Antonio Zamora Valdés, consideran el Mejor Film en 110 años de historia del cine.
La labor de Antonia del Rey Reguillo es objetiva y precisa. Su libro está dividido en dos secciones. En la primera aborda con exactitud la historia "externa" de Ciudadano Kane; es decir, las circunstancias históricas que permitieron a Orson Welles rodar su primer largometraje con un control total de la obra, desde su concepción hasta su proyección, para envidia de muchos cineastas hollywoodenses. En la segunda sección, la estudiosa española nos entrega un magnífico estudio crítico de la película, que le agradecemos por su brevedad, precisión y honestidad intelectual. Analiza la historia "interna" del film, sus principales componentes desde su planeación y factura. Por ejemplo, se enfoca en la pareja creativa Welles - Tolland (director de fotográfia). Además, detalla otras parejas creativas en los campos de guión y música; recorre campos como efectos especiales, edición y actuaciones (donde destaca Orson como actor mientras Welles lo dirige).
Remata su estudio crítico con un análisis estructural y narrativo que, secuencia por secuencia, entrega al lector las claves significativas del personaje principal y del film El Ciudadano Kane.
Antonia del Rey Reguillo establece un diálogo fructífero con la obra de Welles y con varios críticos de generaciones anteriores. El resultado para el lector es un mosaico íntegro del "rompecabezas" de la película.
Haremos un recorrido por el libro y, mientras señalamos sus mejores aportaciones, también le cederemos la palabra a su autora en momentos relevantes.
"Nadie con conocimiento del medio fílmico osaría poner en duda actualmente que Ciudadano Kane es un hito supremo en la historia de la cinematografía. Su enorme potencial generador de significados, emociones estéticas y secuelas artísticas quedó de manifiesto desde la misma fecha de su estreno, en mayo de 1941", comenta la autora al inicio de su libro (pp. 13).
"...el paso de los años ha redundado en beneficio de la película, hasta ser considerada hoy por muchos estudiosos como la iniciadora de la escritura fílmica moderna. Y es que tanto su factura formal como su contenido temático se perciben desde el espesor de sus imágenes como un reto lanzado al espectador por una mirada poderosa y juguetona que persigue despertar su inteligencia y su imaginación y lo convierte en un cómplice necesario para dar sentido a un relato que, por la forma en que está articulado, por la perspectiva desde la que se narran los hechos y por los datos a veces contradictorios que se generan en su seno, precisa de un espectador activo, curioso y dispuesto a dejarse arrebatar por la propuesta seductora que se le plantea" (pp. 14).
A partir de estos postulados, la autora se adentra en la materia de su investigación y estudio crítico.
Esta es la primera sección del libro, que analiza las circunstancias sociales e históricas que generaron y permitieron la creación de Ciudadano Kane.
Antonia del Rey comienza con un capítulo dedicado a la productora RKO (Radio-Keith-Orpheum), que llevó a Hollywood a Orson (el actor) Welles (el director), con un contrato extraordinario para un director de la época: libertad y control total del film.
La autora cuenta la historia de la productora desde su inicio hasta 1939, en que llega el ejecutivo George J. Schaefer a salvarla del deterioro económico y artístico. En el proceso de renovación de la firma, Schaefer contrata al renombrado Orson Welles para que haga una película.
El siguiente capítulo narra la biografía de Welles (nacido el 6 de mayo de 1915, por lo que en 2005 se celebran 90 años de su nacimiento). Avanza desde su nacimiento en Kenosha, Wisconsin, EU., y marca la influencia de sus padres y su temprana orfandad en el carácter del cineasta estadounidense.
Recorre a detalle los puntos principales de la educación de Welles, su temprano ingreso al teatro y su larga experiencia en dicho medio artístico, las corrientes estéticas que influyeron su formación, su ingreso a la radio, la formación de compañias teatrales y radiales hasta culminar en el Mercury Theatre (1937), de cual Welles era el genio creador evidente.
Narra con detalle el salto a la fama popular de Orson (el actor) Welles (el director), debida a la transmisión radial de La Guerra de los Mundos, de H. G. Wells, en noviembre de 1938 (con citas textuales), que provocó pánico real entre los radioescuchas. Las consecuencias sociales de la transmisión hicieron famoso a Welles en todo Estados Unidos y, entre otras consecuencias, provocó que le ofrecieran el extraordinario contrato que lo llevó a Hollywood a dirigir el film Ciudadano Kane.
La polémica que se desarrolló alrededor de la película provocó que Welles jamás volviera a tener control sobre el resto de su obra, que se desarrolló entre películas inacabadas, proyectos fracasados y cintas bajo el control de los productores (como Sed de Mal - Touch of Evil, cuya reconstrucción bajo los lineamientos de Welles se llevó a cabo hasta 1998),
La autora sigue la carrera fílmica, teatral y actoral de Orson (más actor) Welles (que dirigió menos). Pero Antonia del Rey marca un rasgo ideológico en toda la trayectoria del creador: "Esta firme postura antifascista de Welles fue una constante a lo largo de toda su vida y se reflejó en buena parte de su obra, donde se aborda una y otra vez el tema del déspota que ejerce la tiranía dentro de su comunidad. Asimismo, su decidida voluntad democrática explicaría en buena parte algunas de las claves temáticas que subyacen en Ciudadano Kane" (pp. 37).
Antonia del Rey recorre películas como The Magnificent Ambersons, The Lady from Shanghai (con su famosa escena final de los espejos), Falstaff, Otelo, El Tercer Hombre, El Proceso (adaptación del libro de Franz Kafka, excelente), Mr. Arkadin y menciona la inolvidable La década prodigiosa /, con la hermosa actriz francesa Marlene Jobert, y dirigido por Claude Chabrol.
Welles y Marlene Jobert en La Década Prodigiosa, de Claude Chabrol (1971).
Como dato interesante, Antonia del Rey recuerda que Welles intentó llevar al cine El corazón de las tinieblas / Heart of Darkness, del escritor polaco asentado en Inglaterra Joseph Conrad. Pasarían años antes de que Francis F. Coppola llevara a la pantalla Apocalypse Now / Apocalipsis ahora, inspirado en la misma obra e, indiscutiblemente, el Mejor Film de la Guerra de Vietnam realizado hasta el día de hoy.
En la parte final de la primera sección del libro, la autora se sumerge en la gestación de la película Ciudadano Kane. Afirma que el tema Hearst no era original sino que estaba ya "en el aire", Detalla el surgimiento del guión en manos de Herman J. Mankiewicz, las diferentes fases de escritura donde aparecían y desaparecían algunas características de los personajes, cómo se llegó al título de Ciudadano Kane / Citizen Kane y otros datos interesantes.
La autora también plantea la disputa por el guión entre Mankiewicz y Welles, que llegó hasta el Gremio de Escritores de Hollywood. "El tiempo y los estudios rigurosos han acabado demostrando la coautoría de la escritura. Con bastante probabilidad, el primer y segundo borrador fueron obra de Mankiewicz. A partir de ellos habría establecido el marco de la historia, los principales personajes y buena parte de los diálogos, además de algunas escenas clave. Por su parte, Welles influyó determinantemente en la ingeniosa forma narrativa, con hallazgos visuales que aportaron fluidez a la historia al quedar resueltos en dinámicas secuencias de montaje. Además, enriqueció la figura de Kane, confiriéndole una personalidad misteriosa y poliédrica de espesura casi épica" (pp. 51).
Este punto señalado por Antonia del Rey es importante porque muestra las características generativas y dinámicas de todo guión, que no es un documento fijo o esclerotizado sino cambiante y en proceso de acabado.
La primera sección del libro termina con la figura histórica de William Randolph Hearst. Detalla las presiones del capitalista de los periódicos escandalosos, la participación de la chismosa columnista Louella Parsons (pagada por Hearst) y de parte de Hollywood para desaparecer de la faz de la pantalla al film de Wells. "Por su parte, los periódicos de Hearst encontraban bueno cualquier pretexto para acusar a ambos (Welles y Schaefer, cabeza de la RKO) desde sus primeras páginas" (pp.52), comenta la autora.
Antonia del Rey menciona que, aparte de Hearst como modelo central de inspiración, hubo otros magnates que inspiraron las características finales de Kane, y los describe en los puntos que se conectan con el personaje: Harold McCormick, el dueño de la Kodak, Samuel Insull y hasta Howard Hughes.
ESTUDIO CRITICO
La autora arranca la segunda parte de su libro revelando cómo Ciudadano Kane fue revalorizado por el público. El movimiento partió de Francia, gracias a los textos y menciones que sobre el film de Wells hizo el crítico André Bazin, padre de la revista especializada Cahiers du Cinéma e inspirador teórico de la Nueva Ola francesa, la famosa Nouvelle Vague (Truffaut, Rohmer, Rivette, Godard, entre otros). Ver en la Lista de Libros: Una cinefilia a contracorriente - La Nouvelle Vague y el gusto por el cine americano, de De Baecque, Antoine & Tesson, Charles (compiladores).
Al igual que en el caso del guión, Antonia del Rey marca las fases generativas y dinámicas -no fijas o esclerotizadas- de la preproducción hasta el momento del rodaje de Ciudadano Kane. Da datos sobre la escenografía, maquillaje y vestuario.
Un punto importante que desarrolla el libro es la relación creativa entre la pareja Orson Welles y Greg Tolland, director de fotografía (y maestro del cinefotógrafo mexicano Gabriel Figueroa). "El mismo Tolland lo explicó con detenimiento tras el estreno de la película. Se trataba de romper las convenciones fotográficas al uso, ajustando el estilo fotográfico a la historia y no al revés. No hay duda de que la conjunción Welles / Tolland fue definitiva para obtener la armadura visual que sustenta el relato de Ciudadano Kane" (pp. 66).
La escritora describe cómo la fotografía fue elemento crucial para desarrollar la puesta en escena, el montaje "interno" dentro de los muchos plano-secuencias de la cinta, la reducción al mínimo del juego de edición campo-contracampo y otras características innovadoras de las imágenes de Ciudadano Kane. Subraya que ésto no hubiera sido posible sin avances técnicos en la sensibilidad de la película, equipo de iluminación, nuevos lentes ópticos e innovaciones en la cámara de cine.
Welles y Tolland.
El libro dedica páginas muy interesantes sobre la construcción de la banda sonora del film la grabación de diálogos y la musicalización a cargo del famoso compositor Bernard Hermann, cuya última obra es la música de Taxi Driver (Scorsese). Por ejemplo, la autora señala que "Según cuenta el compositor, dispuso de doce semanas para realizar su trabajo, que iba desarrollando en paralelo al rodaje... muchos (pasajes de la película) se hicieron a medida de la música, como sucedió con las secuencias de montaje, para las que se escribieron piezas musicales completas a las que Welles ajustó el material filmado, sin dudar en recortar su metraje. Este estilo de trabajo supuso que, en lugar de escribir una partitura para gran orquesta, Hermann utilizara grupos de instrumentos más reducidos, empleando libremente combinaciones insólitas" (pp. 71).
A la mención de los tres temas leit motiv en Ciudadano Kane (Xanadú, There is a man y Rosebud) y sus variaciones, la escritora añade otras observaciones destacadas como la sobreimposición de los diálogos y conversaciones unos encima de otros, y más detalles que enriquecieron la banda sonora y el significado del film en su totalidad.
UN LABERINTO ESPECULAR EN FORMA DE CAJA CHINA
Uno de los puntos torales y luminosos del libro de Antonia del Rey Reguillo es el análisis estructural, narratológico y estílistico de las secuencias de Ciudadano Kane.
"...las opciones rupturistas asumidas por Welles conllevan el triunfo de la discontinuidad y de los antagonismos, subvirtiendo las pautas formales del cine clásico, privilegiadoras de la continuidad, la coherencia y la unidad, inmediatas y visibles. Frente a ellas, Ciudadano Kane se caracteriza por la heterogeneidad de las opciones estilísticas que, oponiéndose entre sí, se alternan en la sucesión de las secuencias. Merced a ese carácter heterógeneo, hay quien ha visto la película como una combinación de efectos en lugar de una obra de arte integrada; sin embargo, es precisamente en esa mezcla de estilos múltiples donde se fragua su modernidad. Desde tal multiplicidad, Ciudadano Kane se enfrenta a diferentes géneros cinematográficos y a sus correspondientes escrituras, pero estableciendo con ellos una relación equívoca, en tanto en cuanto esa pretendida asunción genérica se efectúa desplazando sus convenciones o incluso violándolas. Tales estrategias discursivas llevan implícita una transformación de la posición clásica otorgada por el cine al espectador, al que deja de interpelársele para pasar a implicarlo en el disfrute de los nuevos registros discursivos. De ahí que el análisis de los segmentos del film resulte ineludible para esclarecer las razones de las que hemos venido hablando" (pp. 75-76).
Este es el diagrama de los segmentos del film, de acuerdo a la autora:
"Por su contenido y distribución, la arquitectura del relato alínea sus nueve núcleos en un orden especular, de modo que los cuatro que componen la primera mitad encuentran su precisa correspondencia en otros tantos que integran la segunda, dando lugar así a una simetría que se despliega en torno al núcleo quinto, dedicado a los recuerdos de Bernstein -sin que ello signifique que éste coincida en tiempo real con el centro de la película-.
Es decir, los núcleos primero y noveno, correspondientes al prólogo y epílogo, respectivamente, son complementarios entre sí como elementos que guían la lectura global del relato desde el punto de vista de la voz narradora. Por su parte el núcleo segundo y el octavo son complementarios, en tanto en cuanto si en el noticiero se trata el poder y la gloria de la figura pública de Kane y se lanza la encuesta sobre su misteriosa personalidad, con las memorias de Raymond se nos da cuenta de las vivencias más íntimas y dolorosas del personaje para pasar después a cerrar la investigación cuando los periodistas conducidos por Raymond visitan Xanadú.
Asimismo, los núcleos tercero y séptimo se desdoblan en torno a la misma situación, la del testimonio de Susan Alexander, fallido en un primer momento, pero realizado después. Y ya en el centro del relato, los núcleos cuarto y sexto tienen su correspondencia en el hecho de que emiten dos versiones complementarias, por contenido y cronología, de la vida privada y pública de Kane, desde dos puntos de vista -de Thatcher y de Leland, respectivamente- que son hostiles al personaje.
Testimonio de Susan Alexander.
Finalmente, el quinto núcleo, centrado en Bernstein, redondea los dos anteriores al tratar, con nuevos datos y desde una perspectiva optimista, la actividad periodística de Kane. Del mismo modo, en este orden especular, los créditos que abren la película encuentran su simetría en aquellos otros que la cierran al final" (pp 76-77).
En cuanto al misterio que significa Rosebud para el film y para el espectador, Antonia del Rey explica: "Para disparar su propio flujo, la narración fílmica se vale del ardid que, en forma de palabra clave y a modo de 'MacGuffin', plantea el enigma que flotará sobre la trama de principio a fin como pretexto retórico que provoca la investigación de Thompson y, consecuentemente, el desarrollo de la historia. Sin embargo, su resolución se verá frustrada una y otra vez, porque su desciframiento sólo es potestad del espectador, a quien al final de la película la voz narradora ofrecerá la posibilidad de interpretar la clave, del mismo modo que parece mostrarla sólo para él en la secuencia que la inicia" (pp. 77).
A partir de este punto, Antonia del Rey aplica este planteamiento y diagrama general a los núcleos de secuencias que marca la narración fílmica del Ciudadano Kane. Va secuencia por secuencia del film, y expone un análisis de las imágenes, de los diálogos, de los personajes, hasta llegar a un panorama general de los contenidos y significados presentes en la cinta.
Sin embargo, este texto estaría incompleto si no señala algunos ejemplos del tipo de análisis que ejecuta Del Rey sobre este film, y algunos resultados que obtiene del mismo.
Una de las tesis que desarrolla a profundidad es la siguiente:
El noticiero fílmico News on the March, que es la primera gran pieza de información que el espectador recibe sobre Charles Foster Kane es, en forma y contenido, un boceto o plano general resumido de lo que será el resto del film. Su heterogeneidad de forma, estilo, estructura e imágenes advierte al espectador que el resto de la película tendrá distintas formas, varios estilos y tipos de imágenes, y una estructura narrativa compleja.
El noticiario, dentro de toda la película de Welles, "advierte al espectador" que el resto de la cinta será complejo y que le pedirá atención como espectador activo para desentrañar el misterio Rosebud y tener una idea de quien es Charles Foster Kane.
Destaquemos algunos puntos del Estudio Crítico de Antonia del Rey para ejemplificar su método y resultados.
En una secuencia, la autora analiza una de las graves fallas morales de Kane, cuando el personaje sugiere: "¿Qué les parece si declaramos la Guerra a España con este ejército? El ejército del que habla son un grupo de coristas que le cantan There is a man. "...a esas alturas ya es evidente el sesgo tomado por su periódico, cada vez más sensacionalista e intervencionista en la política nacional. Ambas actitudes son reprobadas enérgicamente por Leland, para el que ningún fin justifica los medios. Así se va distanciando de su mejor amigo y convirtiéndose en una suerte de conciencia, en la voz que lo juzga y discrepa de sus métodos frente a la conformidad general que observan los demás empleados, que sin fisuras le siguen siendo fieles" (pp. 114).
Por ejemplo, esta relación Kane - Leland es uno de los ejes narrativos más interesantes del film, que cómo menciona la autora, tiene su espejo, su reflejo y solución en la organización estructural simétrica de Ciudadano Kane.
A través del testimonio y voz de Leland, el espectador se entera de las características de la relación marital de Kane con su primera esposa. También aborda la relación de Kane con Susan Alexander: cómo se conocen, la inocencia primigenia de Susan, su confianza inmediata en Kane, su rechazo inicial a cantar ópera.
También Leland es el narrador de la fallida carrera política de Kane. El juicio que Orson Welles hace de su personaje Charles Foster Kane, a través del narrador Leland, se hace cada vez más contundente. Kane pierde las elecciones porque su relación con Susan Alexander se da a conocer públicamente, mientras que su primera esposa la descubre personalmente. Kane pierde pero hace imprimir una portada del Inquirer que adjudica la derrota al fraude electoral.
Kane y Leland.
Antonia del Rey dice al respecto: "Y es que Kane no está dispuesto a reconocer su derrota, sino que, enquistado en su verdad, parece pensar que es el mundo exterior el que se empeña en volverle la espalda pese a las molestias que se toma por él. De esta forma va alimentando su lado más oscuro y hundiéndose cada vez más en su mundo solitario, construido al margen de toda norma y de toda moral que no sean las suyas propias" (pp. 123).
La dolorosa secuencia del debut de Susan Alexander como cantante de ópera culmina en un trágico fracaso. La autora apunta un detalle importante de la banda sonora, que se debe a la mano maestra del compositor Bernard Hermann: "...para ajustarse a las necesidades del relato, (Hermann) escribió el aria en una clave que excedía las capacidades de la cantante que dobló la voz de Susan, la soprano Jean Forward, de la Ópera de Chicago. De este modo, consiguió el efecto deseado, que se multiplicaba haciéndola cantar en medio de una orquestación poderosa contra la que su voz parecía luchar desesperada" (pp. 127).
Susan Alexander cantando ópera.
La crítica de cine española recorre la relación Kane-Susan, desde la gira operística que es un fracaso hasta la soledad compartida en la inmensa mansión de Xanadú. En repetidas ocasiones, Welles (el director) usa a Orson (el actor) para remarcar el dominio de Kane sobre su compañera, en un juego de luces y sombras muy significativo: "La negación de la voluntad femenina que implica tal autoritarismo se expresa visualmente desde la puesta en escena, cuando el rostro y la figura de Susan quedan ocultos por la sombra de Kane, como símbolo del poder tiránico que ejerce sobre su mujer" (pp. 131).
El libro sigue el cierre impetuoso hacia el final del film. En las siguientes secuencias se observa la soledad de Kane, que deambula solitario por el desolado laberinto de Xanadú. Kane encuentra la bola de cristal que contiene una cabañita nevada, y que el espectador observa al inicio de la cinta durante la muerte de Kane y la aparición de la palabra Rosebud.
El ciclo se cierra. El penúltimo capítulo del libro de Antonia del Rey aclara el secreto de Rosebud en función de que el narrador sólo lo revela al espectador del film. Ninguno de los personajes testigos de la vida de Kane sabe que es Rosebud, sólo especulan o declaran su ignorancia.
Welles (el director) aleja la mirada de la cámara y de Orson (el actor) como Kane. En medio del gigantesco almacén que contiene las piezas de arte y objetos que el magnate coleccionó en su vida, la cámara se acerca a un objeto que no tiene valor de cambio sino de uso. No es valioso en dinero pero, como descubre el espectador al verlo, tiene un alto valor simbólico para Kane.
"Con su desplazamiento, la cámara ha recorrido en sentido inverso el periplo vital del protagonista, desde su vida adulta de potentado, resumida en el cúmulo de posesiones de valor tan incalculable como su propia vanidad, hasta el paraíso de la niñez... Sólo queda la nada como expresión perfecta, certificada por la estela de humo negro que sale de la chimenea del palacio -ahora panteón-." (pp. 141-142).
Con la extinción en el fuego del objeto que da la clave de Rosebud, "en el ámbito de la diégesis queda definitivamente sellado el secreto del magnate, a cuya verdad sólo el espectador ha podido acceder, merced al estatuto de observador cómplice que la voz narradora representada por la cámara le otorgó al principio del relato. Si entonces ésta se internó secretamente en el espacio vital del potentado, ahora lo abandona por la misma vía, sobrepasando en dirección opuesta la valla que lo rodea hasta detenerse en el cartel de 'No trespassing'. Así la historia se cierra en un perfecto bucle que contiene en cada uno de sus extremos una de las claves que la explican...
Los dos objetos quedan simbólicamente destruidos tras la muerte del magnate... Ambos se vuelven intercambiables como imágenes especulares de la misma realidad.
Todos ellos resumen el sentido del término más escuchado por los entresijos del relato: Rosebud, la palabra portadora del enigma que fijó el punto de partida de la ficción dramática determinando su estructura e induciendo el método de la encuesta como vía óptima para su resolución. Vistos ahora a la luz de la clave recién descrifrada, los testimonios a los que aquélla dio lugar, a la vez complementarios y contradictorios, evidencian la certeza de que Kane ha gastado su vida consumiéndose hasta la extinción, sin lograr recuperar la felicidad perdida.
Precisamente, la huella de esa pérdida ha sido vista como 'el talón de Aquiles' del personaje, del que dependen a partes iguales su fragilidad y sus contradicciones.
Ambas, como efecto de esa falta, remiten a la figura de la madre, cuya ausencia produjo en Kane el desgarramiento que está en el origen de su herida y de la melancolía a la que el personaje queda irremisiblemente abocado cuando, separado del ámbito familiar, refugio protector en el que disfrutaba el exclusivo derecho de la ternura materna, se vio arrastrado a un mundo ajeno donde ni la riqueza ni el poder pudieron llenar el hueco de su vacío" (pp. 142).
Como se puede observar, el libro de Antonia del Rey Reguillo cumple con varias funciones. Por una parte, difunde información "externa" a la película, con datos históricos que explican su generación artística y algunas de su peculiaridades. Pero, por otra parte, lo más importante es el Estudio Crítico dedicado al film en sí mismo.
Al mostrar cual es la estructura de su montaje, al analizar los componentes de imagen y sonido (incluida la música de Hermann), da una idea precisa y clara al lector de cómo Ciudadano Kane comunica su sentido al espectador. Ayuda al lector a comprender la profundidad y el significado de la obra al "desmontar" sus componentes.
Esta tarea de análisis, algunos de cuyos rasgos sobresalientes son su brevedad y precisión, es muy valiosa. Permite formar en el lector un estilo de análisis semejante, que puede aplicarse a otras películas.
De esta forma, el lector comparte la función dinámica e inteligente del espectador que ve Ciudadano Kane. Con libro y película, lector y cinéfilo comparten no sólo el símbolo que es Rosebud, no sólo la contradictoria y en ocasiones patética personalidad de Kane; comparten el entendimiento y goce pleno de una de las cumbres del arte cinematográfico. Por eso, se agradece la tarea de Antonia del Rey Reguiillo y de su libro: ser puesta de acceso a Ciudadano Kane, considerado el Mejor Film en la Historia del Cine como Séptimo Arte.
Del Rey Reguillo, Antonia. Orson Welles - Ciudadano Kane. Ediciones Paidós Ibérica, S. A. Paidós Películas # 20 #. Barcelona, 2004. pp. 280.
Si quieren conocer más de Orson Welles - Ciudadano Kane por medio del texto de Antonia del Rey, no queda de otra que pedir el libro en su librería favorita, para que ésta lo obtenga de Editorial Paidós.
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