31 agosto 2015

Niña de tus ojos, La., de Fernando Trueba

Francisco Peña.


La niña de tus ojos, del director español Fernando Trueba, es una deliciosa película que, a partir de la historia política que narra, se ramifica coherentemente hacia otras subtramas atractivas. Trueba consigue un film redondo, rico en alusiones, donde el melodrama es un vehículo y no un fin, para plantear el cine como medio y como es afectado por un ambiente político.



Desde las primeras imágenes de la cinta, Trueba maneja sus cartas con una inteligencia envidiable. Mientras corren los títulos, el director presenta a los espectadores el Noticiero Español, vehículo de propaganda cinematográfica franquista, en donde se dan noticias del frente de la Guerra Civil española desde la perspectiva nacionalista.

Allí se muestran las famosas tropas moras de Franco, las intervencionistas enviadas por Mussolini y la admiración por la “nueva” Alemania de Hitler. En medio de dichas noticias, sin que el espectador note el cambio de estilo cinematográfico, el noticiero termina con la nota de una coproducción fílmica entre Alemania y España, por lo que un grupo de trabajo español se translada a los estudios de la Ufa para rodar La niña de tus ojos.


En forma compacta y brillante, Trueba da a los cinéfilos el contexto social e histórico de su historia, presenta a sus personajes, y plantea el uso propagandístico del cine por parte de ideologías y gobiernos.

Este último punto lo refuerza en tono de comedia al presentar un discurso del Ministro de Propaganda nazi, el Dr. Joseph Goebbels, donde es molestado por una mosca. Estos detalles cómicos salpican con precisión varios momentos de la cinta.


También, sin que moleste al espectador, hace guiños al cinéfilos al hacer menciones de El gabinete del Dr. Caligari, del actor alemán Emil Jannings y otras menciones de cinefilia.

A partir de un hecho frecuente en los años 30, cuando se filmaba la película en distintas versiones para cada idioma, con actores de cada país, La niña de tus ojos se filma en versión española –con elenco español- y versión alemana –con elenco mixto, pero con estrella masculina alemana-
Pero el cine alemán ya estaba controlado por Goebbels, que además era un perfecto Don Juan –“la Ufa es el burdel del doctor”-. También el ambiente social creado por los nazis ya era racista y antisemita.


El grupo de españoles se encuentra de golpe con que la realidad es muy diferente a lo que esperaban. Hollywood es odiado por ser un nido de judíos, en medio de una cena el grupo vive la Kristalnacht en donde los comercios judíos fueron apedreados e incendiados.

Los personajes del grupo enfrentan la realidad nazi y sus propias contradicciones enraizadas en la Guerra Civil española. Con momentos de comedia, la apariencia agradable de Goebbels esconde una dominación de las mujeres que sólo se puede oponer con dificultades; la Sra. Goebbels (Hanna Schygulla) lo deja hacer mientras no esté en riesgo su dominio sobre uno de los hombres más poderosos del Reich; el actor héroe de guerra franquista descubrirá la amarga verdad de sus admirados nazis.

En el curso del rodaje la realidad se entremete. Los extras rubios que no sirven a la versión española son cambiados por presos de campos de concentración cuidados por guardias con órdenes de tirar a matar si hay fugas. Pero también se mete en el rodaje cuando la actriz principal española, Macarena Granada (Penélope Cruz) es cortejada por Goebbels.


El peligro de la situación es intuido por unos, mientras otros le aconsejan ceder: “Tú sólo tienes que abrirte de piernas y toda Alemania te abrirá los brazos”.

Pero Magdalena tiene otra actitud más rebelde y niega sus favores mientras filma y saca ventajas para la producción. De hecho, en una de las mejores escenas, deja hincado al Dr. Goebbels frente al mudo testigo del traductor (uno de los mejores personajes de apoyo de la cinta).

Esta mezcla de realidad social con melodrama, con tintes de comedia de enredo sexual, fluye perfectamente gracias a la dirección de Trueba y a la capacidad de su equipo actoral, en el cual destaca Penélope Cruz.


Son memorables varias escenas donde esta relación se muestra a plenitud, tanto en la cinta ficticia como en la película real, permeadas ambas por Penélope Cruz: el canto y baile (en la ficticia) y el momento de enseñar a los extras perseguidos como palmear (fuera de la cinta ficticia pero dentro de la real). Sin la vitalidad de esta actriz no se hubiera logrado el mismo impacto de La niña de tus ojos.

De hecho, esta versatilidad de la relación entre puesta en escena y actriz es mostrada directamente al cinéfilo en su mecanismo de producción.

En la escena de La niña de tus ojos –la filmada en Alemania- donde la heroína llora por la muerte de su amado, Macarena hace las cosas mecánicamente y sin inspiración. Luego de conocer una grave noticia que la afecta, comunicada por el director de la película Blas Fontiveros (Antonio Resines), Macarena vuelve a la escena con una emoción muy distinta, desgarrada en su interior. Su actuación –más verdad que labor actoral- hace de esta escena una de las mejores.


En ese sentido, la subtrama de “el cine dentro del cine” de La niña de tus ojos es uno de sus mejores aciertos y un componente que da vigor y veracidad a la película de Trueba.

Conforme avanza la cinta, todo se centra en Macarena, en su nuevo amor por un prisionero ruso, y su intento por ayudarlo a fugarse mientras es acosada por Goebbels. Fontiveros trata de terminar su trabajo mientras su relación con la actriz entra en crisis.



Todos estos elementos se mueven a partir de un guión equilibrado en sus componentes, que aborda con elegancia e inteligencia la dialéctica que existe entre el producto cultural cinematográfico y las condiciones sociales que lo afectan y modifican.

Esta relación entre cine y sociedad, en La niña de tus ojos, no se plantea como mecánica ni determinista. Bajo ese fluir constante de la cinta de Trueba, esta relación se muestra compleja, sujeta más a la casualidad que a la causalidad en muchos momentos; pero siempre empujada por el ambiente social ominoso creado por el nazismo.


Aún el final, con tintes que recuerdan otro final para cinéfilos –el de Casablanca, de Michael Curtiz-, tiene un peso político presente en medio del melodrama.

Hay pues razón para disfrutar con plenitud La niña de tus ojos: la inteligencia de su realización, capaz de unir elementos contradictorios en forma sinérgica, para crear una cinta atractiva y brillante.

En el sabor agridulce que deja luego de ser proyectada esta película hay mucho material para pensar, para revisar la relación cine – sociedad, porque la fábrica de sueños está finalmente empotrada, como toda actividad humana, en el quehacer de una sociedad.


Producción: Cartel, Fernando Trueba, Producciones Cinematográficas, Lola Films, Eduardo Campoy, Andrés Vicente Gómez, Cristina Huete. Dirección: Fernando Trueba. Guión: Rafael Azcona, Miguel Ángel Egea, Carlos López y David Trueba. Año: 1998. Fotografía en color: Javier Aguirresarobe. Música: Antoine Duhamel. Edición: Carmen Frías. Intérpretes: Penélope Cruz (Macarena Granada), Antonio Resines (Blas Fontiveros), Neus Asensi (Lucía Gandía), Jesús Bonilla (Bonilla), Loles León (Trini), Jorge Sanz (Julián Torralba), Rosa María Sardá (Rosa Rosales), Santiago Segura (Castillo), Miroslav Táborský (Vaclav), Johannes Silberschneider (Joseph Goebbels), Karel Dobry (Leo), Götz Otto (Heinrich), María Barranco (esposa del embajador), Juan Luis Galiardo (embajador), Hanna Schygulla (Magda Goebbels), Heinz Rilling (Hippel). Duración: 121 minutos. Distribución: Videocine.