Por David Guzmán.
Recordando lo que dijo Viviana en un post ‘La mano que mece…los filmes’, a veces me planto a ver una película en casa con una actitud ya de cinismo ó tal vez de escepticismo de que lo que veré será algo que realmente me sorprenda. Ayer, regresando del trabajo ocurrió que me senté a ver ‘Deseando Amar’ / In the Mood for Love de Wong Kar Wai (WKW). No la había visto, a pesar de encontrarme frecuentemente el DVD en las tiendas de video. Y creo recordar que el único acercamiento que había tenido con el trabajo de este director chino era una película que se llama ‘Happy Together’, vista también en DVD hace ya algunos años.
La experiencia con ésta última cinta, no fue –si mi memoria no me traiciona- relevante. Acaso recuerdo las desventuras de estos dos seres que, como dice esa frase popular: No pueden vivir sin estar juntos pero cuando lo están, tampoco. Era esta mínima emoción que yo recordaba del film la que me hizo dejar de lado la filmografía de Womg Kar Wai y por ende, hacer caso omiso tanto de ‘In the Mood for Love’ como de ‘2046’. Grave error.
Fue gracias a la blogósfera nuevamente que me encontré con la insistencia de este nombre. Y esta insistencia era tal que tuve que ceder a ver qué era lo que me he estado perdiendo estos últimos años. Se trataba de concederle otro voto de confianza. No contaré la experiencia de ver primero ‘2046’ en este momento, pues tengo la intención de sentarme a narrar mis impresiones sobre ella con más calma, aunque desde ahora presienta que cualquier cosa que yo diga, no le hará justicia. Pero obviamente el resultado de esa primera visión fue tal, que derivó que corriera a conseguir ‘Deseando Amar’, que ya me espere en el estante ‘Angeles Caídos / Fallen Angels’ y que vía mensajería vengan del otro lado del atlántico Chunking Express y Days of Being Wild, todas de Wong Kar Wai.
Desde que adquirí ‘Deseando Amar’ hace una semana, estuve dejándola a un lado porque tenía la sensación de que la experiencia sería gratificante y deseaba estar en el mood correcto. Ayer me animé. Llegué a casa, apagué luces nuevamente como un viejo ritual que sigo cada que pretendo ensimismarme con un film y pensé: “Veámosla pues…”
La trama, que tomo descaradamente de Zinema.Com (la explican mejor que yo, ustedes perdonen), trata de lo siguiente:
Hong Kong, 1962. Chow (Tony Leung), redactor jefe de un diario local, y su mujer se mudan a un inmueble habitado principalmente por la comunidad de Shanghai. Chow conoce a Li-zhen (Maggie Cheung), una joven que acaba de instalarse también en el edificio junto con su esposo. Ella es secretaria en una firma de exportación y su marido es representante de una empresa japonesa para la que continuamente está en viaje de negocios. Como su propia mujer se encuentra también a menudo fuera, Chow pasa cada vez más tiempo en compañía de Li-zhen. Quedan a menudo con sus caseros para jugar al mahjong o hablar del último cotilleo. Chow y Li-zhen se hacen buenos amigos. Un día, deberán enfrentarse a los hechos: sus respectivos cónyuges están teniendo una relación amorosa.
De inicio repito, sólo me dediqué a observar el devenir de ambos personajes, pero hay algo que me inquieta y no lo percibo. Hay algo distinto, esas tomas… ver sólo zapatillas atravesando el pasillo, una parte de su entallado vestido, como fuera de cuadro. Y de repente, cámara lenta…cuerpos que se rozan y esa música…esa música hipnotizante de Michael Galasso. Algo me aprisiona en mi asiento… ¿qué es esto?, ¿qué me cambia el semblante y me deja perplejo? Una carga directa de adrenalina a mi cabeza, a mis emociones. El tiempo se detiene, las miradas, los diálogos, colores y texturas. Otro momento, el leit motiv que se repite -claro- una y otra vez dándole forma y grosor apabullante a la cinta; ¿canciones en español en una película china?, ¿qué es esto?... ¿qué es?...es una delicia, un reencuentro con un director que destila genialidad.
Me siento enamorado como los personajes de el Sr. Chow y Li-Zhen y al mismo tiempo atormentado por este amor en silencio entre ellos que amenaza con desatarse en el film y salir de la pantalla. Momento que no llega porque “ellos no caerán en lo que hicieron sus parejas”, aunque el amor los queme por dentro. Es arte. Lo siente mi cuerpo, mis sentidos. Me siento rebasado y me compenetro de tal forma que tiemblo cuando veo el roce de la mano de él sobre el brazo de ella.
Ahora comprendo, Wong Kar Wai, ahora comprendo.