13 marzo 2015

eXXXorcismos, de Jaime Humberto Hermosillo

Francisco Peña.

El tema de la homosexualidad masculina es siempre polémico en cualquiera de sus manifestaciones artísticas, ya que siempre hay opiniones encontradas frente a las obras que abordan este tipo de situaciones y personajes.

En ese sentido la cinta eXXXorcismos, de Jaime Humberto Hermosillo, también se ubicará en el ojo del huracán por sus imágenes explícitas. No es una película fácil de ver, y ciertas escenas pueden molestar al público en general, tanto por el tema como por ciertas visualizaciones hacia el final de la cinta. Valga la aclaración previa.


Pero la cuestión es que Hermosillo es congruente con sus planteamientos temáticos y técnicos, por lo que su película los cumple en forma solvente, con soluciones cinematográficas adecuadas que muestran su madurez como cineasta.

Dentro del cine mundial, la cuestión de la homosexualidad se ha abordado desde distintos enfoques, que van desde la ya clásica sublimación estética del efebo y del romance (Muerte en Venecia, Visconti, 1971) a la parodia de estereotipos (serie de La jaula de las locas, de Molinaro y Lautner, 1978, 80 y 85) pasando por las películas que abordan el tema con seriedad (Philadelphia, Jonathan Demme, 1993).


En ese sentido, Hermosillo comienza por un planteamiento serio de la homosexualidad y, sin dejar de mantenerlo, enfoca el film hacia la sublimación estética del romance. Pero en todo momento sus medios cinematográficos mantienen un estilo parejo, adecuado a lo que el director quiere contar, y termina por redondear la cinta de acuerdo a sus objetivos.

A pasar de concentrarse sólo en tres personajes, la cinta no pierde calidad porque el cineasta no alarga las secuencias ni repite planteamientos. Dura lo que tiene que durar para narrar bien su historia y termina en justos 78 minutos.

La anécdota es sencilla porque lo que interesa a Hermosillo son las situaciones que viven sus personajes, el mostrar su interioridad y plasmar sus emociones. Dos adolescentes han sostenido una relación homosexual en la secundaria que termina trágicamente con un pacto suicida, que sólo cumple uno de ellos mientras el otro se acobarda.

Años después Marco Antonio (Alberto Estrella) vuelve al escenario de la muerte de Pedro (Juan José Meraz) porque ha oido que en ese lugar aun se aparece su fantasma. Se presenta allí con la intención de exorcizar sus recuerdos con una intención ambivalente: por un lado quiere recuperar la normalidad, por el otro busca revivir en el recuerdo los encuentros furtivos.
Hermosillo plantea su cinta siguiendo las etapas de una seducción homosexual, con un prólogo y un epílogo.

El prólogo es el encuentro de Marco Antonio con Patricia (Patricia Reyes Spindola) en donde la conversación da el contexto de la historia al espectador.

Luego sigue un monólogo de Marco Antonio donde juega con los recuerdos de la relación y da los pormenores de la misma, de sus inquietudes, de sus dudas y de los juegos eróticos, hasta arribar al pacto y la muerte de su amante. En ese juego de recuerdos se plantea también las diferencias de clase y de cultura que marcan a los personajes. Marco Antonio termina por plantear que tiene una relación heterosexual, cuatro hijas y clama a pedro: “Ya no te aparezcas en mis sueños”. La contestación al monólogo de Marco Antonio es la aparición de Pedro y, obviamente, de la propuesta homosexual: “Soy la encarnación de tus deseos”.


Hermosillo pasa entonces al monólogo de Pedro, que expone el punto de vista de este personaje, pero ahora desde una actitud erótica y de seducción. De hecho, en la puesta en escena es el personaje que aparece desnudo.

El resto de la historia marca el desarrollo de la seducción de Marco Antonio por Pedro, la aceptación de Marco Antonio de su homosexualidad y amor por Pedro, el encuentro sexual explícito de ambos, la relatoría de sublimación amorosa de la relación por Pedro, y el suicidio de Marco Antonio que cumple por fin el pacto.

A lo largo de la película, Hermosillo mezcla dos tendencias estilísticas.
1.- Por una parte usa los medios cinematográficos con soltura para arropar a sus personajes. Usa planos secuencia donde la cámara se mueve constantemente recorriendo el escenario o aborda a uno de los personajes. También recorre a la cámara fija durante los monólogos encuadrando el rostro del actor en Extreme Close Up; en este caso para que el espectador concentre la mirada en el trabajo actoral y en la intensidad de las frases.

Destaca también el primer encuentro entre Marco Antonio y Pedro, donde Hermosillo marca su carácter fantasmal a partir de la sobreimpresión muy disuelta del personaje de Pedro en el entorno “duro” de la realidad de Marco Antonio.

En otra parte, también en plano secuencia, el cambio interior de Marco Antonio y su paulatina desnudez, es acompañada por un constante movimiento circular de la cámara alrededor del actor. Tal pareciera que Hermosillo quisiera mostrar en su totalidad dicha aceptación sin dejar un resquicio oculto ante el espectador.



2.- Esto nos lleva a la segunda tendencia estilística, que permea toda la cinta de Hermosillo y sube de intensidad conforme avanza la historia.

Se trata de un manejo estilístico de la puesta en escena, del resultado de la imagen (donde el movimiento de cámara es sólo un componente) que quiere narrar los acontecimientos dando voz a toda una comunidad. Es decir, crear una estética que la comunidad homosexual pueda reconocer como propia, emanada de sus preocupaciones, vivencias, conflictos y armonías. Una manera de narrar que no le sea ajena como lo sería si esta misma historia la contara un heterosexual desde otro punto de vista.

Antecedentes de esta búsqueda estilística en cine son algunas obras de Visconti y Fassbinder, mientras que en la literatura son mucho más abundantes (Manuel Puig o Reinaldo Arenas, por mencionar dos ejemplos).

En ese sentido, la mirada de Hermosillo en esta película en particular es empática con dicha comunidad. Busca como objetivo la sublimación estética del “amor que no se atreve a decir su nombre”, según la famosa frase de Oscar Wilde.

En ese sentido, Hermosillo plantea su objetivo estético cuando plasma la relación sexual de ambos personajes con la imagen fuera de foco, dejando volúmenes que parecen impresionistas y, de pronto, afoca la imagen en total nitidez en momentos que le parecen significativos.

Bajo la misma óptica el cineasta fotografía desnudos integrales, elabora diálogos y monólogos, y plantea al final la universal relación Eros – Thanatos que también se extiende a las relaciones heterosexuales.

En ese sentido, la cinta de Hermosillo plantea al público en general los pormenores de una relación homosexual, pero también se dirige en específico a dicha comunidad con la forma estética que usa en su cinta. Ambas cosas están presentes en pantalla con un buen manejo de los elementos cinematográficos, por lo que el primer beneficiado del eXXXorcismo es, en este caso, el propio realizador.