Francisco
Peña
En días pasados recibí un correo de David Nyman como respuesta a un intercambio
de ideas sobre el tema "El Director es la Estrella". David
mencionaba, entre otras ideas y cuestionamientos, que dentro de ese esquema
conceptual dónde dejaba yo el Cine de Actrices y citaba como ejemplo algunas
películas en donde aparece Julianne Moore, una de sus preferidas.
Como una respuesta a esta amistosa y certera llamada de atención por parte de
David, escribo ahora sobre una película de actrices. La cinta es El Ensayo /
La Repetition, dirigida por Catherine Corsini, y que participó en el
Festival de Cannes en la sección oficial. En el film actúan dos excelentes actrices
del cine internacional: Emmanuelle Beart y Pascale Bussieres.
Emmanuelle Beart es uno de los rostros más bellos del cine francés actual.
Pertenece a la generación que agrupa a Juliette Binoche, Isabelle Huppert,
Sandrine Bonnaire y Julie Delpy. Pero Emmanuelle no sólo es una BElla ARTe sino
una excelente actriz que no le pide nada a cualquiera de las mencionadas.
En México se han podido ver algunas cintas donde Beart participa, como 8 Mujeres (Francois Ozon, 2002), La Bella Latosa (Jacques Rivette, exhibida en México en 1992), L'Enfer / El infierno (Claude Chabrol, 1995), Voleur de Vie / Vidas robadas (Yves Angelo, 1999) y la más difundida de todas: Mission: Impossible (Brian de Palma, 1996).
Pascale Bussieres surge del cine canadiense. Su fama internacional se debe a
dos películas de la cinematografía de ese país. La primera es When the night
is falling / Al caer la noche (Patricia Rozema) y Cinco sentidos
(Jeremy Podeswa). Junto con Mia Kirschner (Exótica, Atom Egoyan), Pascale Bussieres
es una de las mejores actrices canadienses en activo. Mientras que Mia
Kirschner dio el salto al cine hollywoodense en Mad City / El cuarto poder
(Constantin Costa-Gavras), Pascale Bussieres se dirigió a Europa,
especificamente a Francia.
Con estos antecedentes es interesante adentrarse en El Ensayo / La
Repetition.
La cinta abre con un prólogo corto donde vemos a los dos personajes cuando
tendrían unos 12 años. La amistad incipente se consolida por varios años. Luego
aparecen ambas en un ensayo de una obra de teatro de corte estudiantil. Louise
(Pascale Bussieres) y Nathalie (Emmanuelle Beart) se presentan cada una por su
lado en una serie de monólogos. La igualdad entre ambas y su correspondiente
amistad natural se ve fracturada por el resultado que obtienen frente al
público. Louise tiene problemas y su actuación logra pocos aplausos. En cambio,
Nathalie "fluye" con naturalidad en el escenario y el público se lo
festeja.
Emmanuelle Beart y Pascale Bussieres
A partir de este punto, la directora Catherine Corsini va a mostrarnos los
matices de esa amistad, su desarrollo a lo largo de los años mientras está
puntuada por el cariño, la solidaridad, los celos, la bisexualidad, el odio y
la venganza.
En esta gama emocional, las dos actrices se lucen en pantalla con un trabajo
actoral lleno de luces y sombras, conforme avanzan las diferentes situaciones
de estos dos personajes.
Esto queda claro luego de la obra de teatro estudiantil que marca la diferencia
entre las dos mujeres. Louise tiene una dependencia emocional hacia Nathalie,
mientras que la segunda quiere ampliar su vida a otras personas. La escena de
celos que estalla en la discoteca mientras se celebra el final de la función
apunta a una Louise que emocionalmente cela a Nathalie pero que es inconsciente
de su deseo bisexual.
El rechazo de Nathalie en la discoteca lleva a Louise a intentar un suicidio.
El resultado es que ambas amigas se separan por años. Louise saca a Nathalie de
su vida sin ninguna explicación. Pero años después ambas se encuentran de nuevo y es, otra vez, en un teatro.
Nathalie es una actriz en una compañía de vanguardia y el director es su novio.
Louise está casada y es técnica dental. Las profesiones y las relaciones con
los hombres aportan rasgos a cada uno de los personajes.
Las relaciones emocionales y existenciales de ambas mujeres se complican.
Louise entra en la vida de Nathalie, revisa sus cosas, entra en su intimidad y
la aconseja profesionalmente. De hecho, empuja a Nathalie a una cita con un
director reconocido que la quiere para el montaje de Lulú. Dicha cita provoca
la ruptura del noviazgo de Nathalie con Mathias.
Louise y Nathalie desarrollan su relación como un par de imanes. Cuando hay
distancia se atraen intensamente, cuando están muy juntas se repelen y se hacen
daño.
En momentos de soledad o enfermedad, Nathalie llama a Louise a su entorno, pero
la rechaza con crueldad cuando recupera un poco el control de su vida. Louise
depende emocionalmente de Nathalie y de hecho está enamorada, aunque no
reflexiona sobre la naturaleza de su atracción.
La cinta entonces se concentra en tres niveles narrativos muy relacionados
entre sí.
Por una parte está el ambiente del teatro, que ejerce presión emocional sobre
ambas. Nathalie encuentra allí su realización mientras Louise busca la puerta
que la reconecte a ese ambiente. En este punto, el hilo narrativo más
importante es el proceso de selección de Nathalie para ser seleccionada como la
actriz principal de la obra Lulú, su relación con el director y el hecho de que
Louise provoque ese cambio radical en la vida de Nathalie, al grado de
convertirla en una actriz muy famosa.
Otro punto actractivo en este plano es la comparación - confrontación de dos
maneras de dirigir a los actores, cosa notoria en la diferencia entre los
ensayos del teatro estudiantil y los ensayos del teatro profesional. Es curioso
ver como el teatro de vanguardia y el profesional se retroalimental a pesar de
que, en el prestigio, se desprecian.
También es muy interesante ver como dos reconocidas actrices a las que
conocemos por medio del cine, también desarrollan sus habilidades en el
escenario teatral, encajado dentro de la ficción fílmica. El rejuego actoral
entre teatro y cine, entre personajes que actúan en teatro y actrices reales
que actúan en cine y teatro es otro de los puntos atractivos del film de
Catherine Corsini.
En ese sentido, Catherine Corsini (la directora también es estrella) maneja un
gran equilibrio en la presentación de sus actrices en pantalla. A lo largo de
la cinta va alternando en el énfasis en el guión, en la imagen y en los close
ups a Emmanuelle Beart y a Pascale Bussieres.
Pascale Bussieres y Emmanuelle Beart forman una de esas mancuernas de actrices
actuales que podrían pasar a la historia del cine por sus personajes y por sí
mismas en base al trabajo actoral conjunto en un film A la memoria vienen
actrices como Vivien Leigh y Olivia de Havilland (Lo que el viento se llevó),
Bette Davies y Joan Crawford, Dominique Sanda y Stefania Sandrelli (El
conformista), por mencionar algunas.
En otro nivel narrativo, el film destaca las relaciones de estas dos mujeres
con los hombres. Louise es más sútil y pasiva porque dedica su fidelidad y una
especie de "monogamia" a Nathalie, que es su verdadero "obscuro
objeto de deseo".
Louise pasa paulatinamente de la inconsciencia y el desconocimiento al la
conciencia, el deseo, la crítica, el odio y la frialdad.
Nathalie es más promiscua pero poco a poco pasa de estar rodeada de gente y
amigos a una terrible soledad mientras recorre el camino de la fama. En ese
sentido, Nathalie coquetea con una relación con Louise, la atrae y la rechaza
de acuerdo a como se siente en cada situación. Del mismo modo está indecisa
entre seguir dentro de la esfera creativa de su novio Matthias y ser
dependiente, o buscar la autonomía personal y la carrera profesional con el
director consagrado.
El tercer plano narrativo es la relación amor - odio entre las dos mujeres, que
se va complicando a lo largo del film mientras se busca un clímax sexual entre
ambas.
En ese sentido, el film de Catherine Corsini tiene un equilibrio muy bien
diseñado en este punto. A diferencia de otras cintas que tocan la bisexualidad
o el lesbianismo, Corsini si plantea un momento sexual pleno, pero lo enriquece
con todos los escarceos previos de atracción - repulsión, con todos los detalles
emocionales y de conducta que anuncian el encuentro sexual y a la vez lo
transcienden.
De hecho, el film presenta una sola escena sexual abierta pero no se limita a ella
como remate. Va más allá y se dedica a investigar sus consecuencias. Así, la atracción
- repulsión toma al encuentro sexual de ambas mujeres como una etapa más de su
complicada relación de amistad y amor, de odio y crueldad.
En dicha escena es Nathalie quien toma la iniciativa sobre Louise, luego de que
la segunda suelta la frase que condensa su relación general: "No podemos
volver a estar juntas, Siempre pasa lo mismo".
Así, mientras Louise reflexiona y profundiza en su conocimiento de esta
relación, Nathalie se deja llevar por sus emociones cambiantes. Aunque al final
ambas saben lo que ha implicado para sus vidas esta relación, Louise parece más
madura mientras que Nathalie no ha podido desprenderse de su soledad
existencial.
En esta rica gama de situaciones emocionales, Catherine Corsini presenta
también tres tipos de secuencias en las que interactúan Nathalie y Louise.
Las primeras son las (pocas) escenas de equilibrio y bienestar entre ambos
personajes. Sobre todo son notorias las secuencias donde ambas caminan por las
calles de las ciudades. Es un momento de armonía que está subrayado y puntuado
por una música de arpas con ligera influencia new age.
Las otras escenas son las de confrontación emocional entre ambas. Las peleas,
recriminaciones y rechazos están remarcadas por las fallas en la conducta, las
frases hirientes o evasivas, que curiosamente tienen un tinte de naturalidad y
verosimilitud gracias a las actuaciones de Beart y Bussieres.
En el manejo de estas secuencias, Catherine Corsini deja que la gama emocional de sus personajes se desprenda de las actuaciones de sus dos excelentes actrices. Pero usa muy bien las herramientas cinematográficas para captarlas.
Entre ellas destaca el uso del close up para recoger los dos bellos rostros de Emmanuelle Beart y Pascale Bussieres. Pero no se trata del estudiado close up hollywoodense, perfectamente medido e iluminado. No, este es un close up más europeo que busca ser ventana al alma de actrices - personajes. De hecho los encuadres no son "bellos" sino que son distintos.
Un ejemplo de ello es un close up en donde Emmanuelle Beart llora. La soledad del personaje de Nathalie y su desesperación está remarcada en tanto que el encuadre es poco usual. Se trata de un PERFIL completo donde no se remarca la extraordinaria belleza de la actriz sino su falta de maquillaje, llanto y lágrimas.
Ubicado en el contexto de la escena y del film, este close up ejemplifica el uso del recurso cinematográfico en toda la cinta.
También, para mostrar la habilidad de sus actrices, siempre dirigida en función de la narración en pantalla, Catherine Corsini equilibra en pantalla la presencia de sus actrices.
En distintos momentos del film el énfasis se recarga en Emmanuelle Beart o en Pascale Bussieres. En e se sentido, cada una de las dos actrices cuenta con momentos climáticos donde su trabajo actoral individual destaca con brillantez.
En el caso de Pascale Bussieres, ella se luce en los momentos en que ve las cosas de Nathalie, en los momentos posteriores a los que Louise ha sido rechazada. También en las escenas donde ve a Nathalie en los reencuentros.
Emmanuelle Beart recoge la ambiguedad emocional de Nathalie en los encuentros sexuales con sus compañeros, en los momentos de soledad, cuando va a entrar a escena. Destaca en las confrontaciones con su novio Matthias en donde da rienda suelta a los deseos de autonomía y de afirmación personal de Nathalie.
Pero, evidentemente, donde mejor se les ve a las dos actrices es en los
momentos de confrontación mutua.
Destaca en ese sentido una de las escenas finales del film. Nathalie está
enferma de peritonitis y se salva por la intervención de Louise. Pero ambas
esperan la llegada de la ambulancia. En un silencio lleno de tensiones llaman a
la puerta y Louise no hace nada por abrir a pesar del riesgo de muerte de
Nathalie. Nathalie intenta abrir y se desploma.
Las tomas finales, mientras Nathalie le pide a Louise que abra, terminan en el
silencio mientras ambas se miran. Allí, la capacidad actoral de Emmanuelle
Beart y Pascale Bussieres brilla ante la ausencia de diálogos donde las miradas
y el llanto de las dos lo dicen todo.
Otra escena, menos intensa pero de buena factura actoral, es cuando Nathalie se
emborracha en un bar y comienza a hacer confidencias a Louise.
La ansiedad, el deseo, el rechazo, el odio y el amor... En fin, la complejidad
de las relaciones humanas encuentran en estas dos actrices un vehículo
excelente en el marco del cine francés y europeo. En este tono, no es gratuita
la mención - homenaje que el film hace de otra gran actriz del cine mudo:
Louise Brooks. Se cita en forma abierta la película Lulú, donde Brooks
actúa dirigida por el alemán Pabst, en uno de los clásicos del cine mudo.
No se trata pues de una cinta de Hollywood que es vehículo de la presencia de
una actriz a la que venden como una "marca" en el mercado, al igual
que un perfume. Es una cinta en la que el trabajo actoral brilla precisamente
porque ESTA EN FUNCION DEL PERSONAJE REPRESENTADO.
La excelencia actoral de Emmanuelle Beart y Pascale Bussieres destaca
precisamente porque pueden plasmar en pantalla las pulsiones, las conductas
contradictorias, los impulsos de dos mujeres que cobran vida en Nathalie y
Louise.
De esta forma es como el espectador puede sentir la soledad, la pasión y el
deseo de dos personajes: por el trabajo actoral. El percibir todo el conjunto y
gozar de él NO cancela tampoco el placer de ver dos de los rostros más bellos
del cine internacional, que por si mismos, por la belleza de Emmanuelle Beart y
de Pascale Bussieres, hacen que valga la pena para ver El Ensayo / La
Repetition.
Por suerte, la cinefilia por estas actrices se ve también recompensada por una buena película francesa, por personajes complejos pero entendibles y por la dirección de Catherine Corsini, que supo sacer lo mejor de Emmanuelle Beart y Pascale Bussieres y dejar que gozáramos de su presencia, una vez más, en el misterioso mundo de la pantalla de plata.