09 abril 2016

Jules et Jim, de Francois Truffaut - (02) Francisco Peña

Francisco Peña.


La película Jules et Jim es uno de los clásicos tempranos de la larga carrera de François Truffaut en el cine. Luego de darse a conocer con Los 400 golpes, Truffaut se convirtió en una de las cabezas más importantes de la Nueva Ola Francesa, al combinar tanto el terreno intelectual como el de la realización cinematográfica.



Con estas películas, más las de sus compañeros Godard, Rohmer y Chabrol, el prestigio de este movimiento cinematográfico estalló con brillantez al final de la década de los 50 e inicio de los 60. Dentro del contexto cultural y fílmico de la época, Jules et Jim causó polémica por sus planteamientos temáticos y reforzó el prestigio de su director y del movimiento cinematográfico francés.

Por el lado estilístico, Jules et Jim es una muestra más de las premisas de puesta en escena y realización proclamadas por la Nueva Ola Francesa, bajo el punto de vista de Truffaut. Para comenzar, la cinta fue filmada en blanco y negro, lo que abarataba costos pero también permitía variaciones en la fotografía.

Inspirado por el cine estadounidense, al que siguió con frecuencia como crítico en los famosos Cahiers du Cinéma, Truffaut puso en juego emplazamientos de cámara novedosos sin romper la continuidad visual. Es así como aparecen contrapicados, paneos y travellings que siguen a los personajes, mientras que la edición procura unificarlos de manera uniforme.


Para remarcar los momentos de alegría o tristeza de los personajes, Truffaut recurre a un modo de edición y de cámara que rompe con la impresión de realidad del espectador, pero que le permite entrar en la profundidad de la psicología de sus personajes, especialmente el femenino principal, que es el eje de la narración en la cinta.

Este recurso visual es el uso de congelamientos (freeze) de las imágenes en close up de los personajes, en donde las emociones se analizan y observan con mayor detenimiento. Las expresiones son subrayadas por ese congelamiento, para luego retomar su movimiento normal, frenarse y arrancar. Estos supuestos saltos en la toma permiten que el espectador se adentre en las reacciones gestuales de los personajes. Así, la tristeza, la alegría y la misma risa, al exponerse con este estilo visual de cámara, se convierten para el espectador en puentes hacia el interior de los personajes.


Este recurso descrito se usa con economía y fineza, y no altera el transcurso de la narración sino que la hace comprensible y más viva a la inteligencia del espectador, sin fracturar su emocionalidad con exageración brechtiana.

En cuanto al estilo de la imagen, Truffaut hace referencia explícitas al cine del director francés Jean Renoir, maestro del realismo poético francés, que estuvo en la cresta de la ola veinte años antes de la Nueva Ola Francesa. Esto es notorio en las secuencias campestres / exteriores de Jules et Jim. Las escenas en la playa, las caminatas por el bosque, los paseos en bicicleta por los caminos rurales están diseñadas bajo los patrones estilísticos de Renoir.


Pero se debe aclarar que no es una copia mecánica y desangelada de un estilo por parte de Truffaut. Es una reconstrucción consciente de Truffaut como cinéfilo, crítico y director de los ambientes del cineasta que admira.

Tan es así que estos ambientes y puesta en escena se adecúan perfectamente al tema, a la historia. El homenaje a Renoir no sólo es retomar un estilo, sino fundirlo en la puesta en escena para darle vigor y solidez a la propia narración de Truffaut. Como resultado Jules et Jim tiene una vigencia y fuerza que sorprenden aún después de décadas de filmada.


Pero en su momento de estreno la polémica alrededor de Jules et Jim no giró alrededor de su realización cinematográfica sino por la temática del film: el triángulo amoroso, aceptado por las tres partes, donde la mujer es el motor dinámico y activo de las acciones y la historia.

The friendship of Jules et Jim
Had no equivalent in love
They enjoyed little things together
They accepted their differences
With tenderness

Este es uno de los diálogos de la cinta que resume la esencia de la amistad entre los dos polos masculinos del triángulo. A lo largo de la cinta se exponen las personalidades opuestas de Jules y Jim. Jules es serio, sin éxito con las mujeres pero de gran sensibilidad y humanismo. Jim es el mujeriego empedernido, escritor de novelas, más maduro y citadino. La amistad está pivoteada en que las diferencias no son puntos de ruptura sino de mutuo conocimiento basado en la diferencia del Otro.


Tan es así que tratan de ayudarse mutuamente en la vida. Jim le presenta posibles novias a Jules mientras comparten su vida diaria en cafés y practicando el deporte. Pero uno de esos encuentros es determinante para los dos: ambos conocen a Catherine, el polo femenino del triángulo, actuado soberbiamente por la actriz francesa Jeanne Moreau.

Uno de los primeros paseos del trío, cuando aún son sólo amigos, demuestra el carácter dinámico, emprendedor y libre de Catherine. Ella, vestida de hombre y con unos bigotillos pintados liderea el paseo, cuyo punto culminante en la memoria del cinéfilo es la carrera por un puente, imagen reproducida en posters del film y que representa a Jules et Jim como film clásico.


Jules es el primero en caer prendado de la femineidad libre de Catherine, Jim detecta que es posible que ella no sea la mujer de un solo hombre. Los vértices del triángulo están establecidos. Pero los separa la Primera Guerra Mundial: Jules es austríaco, Jim francés, y se enfrentan en trincheras diferentes, a lo que se suma el hecho de que Jules se casa con Catherine.

Pasado el conflicto bélico el triángulo vuelve a rearmarse, pero de una forma en la cual se crítica claramente la concepción burguesa de la felicidad matrimonial en pareja.


Jim visita a sus amigos en su chalet. Catherine le enseña la casa, muy hogareña; Jim conoce a su hija y ve que en la superficie el matrimonio parece llevarse de maravilla, pero de igual forma siente que algo está mal. Jules se lo confirma: Catherine se fue seis meses de la casa y acaba de regresar, y le ha sido infiel algunas veces.

If Catherine wants something
and she thinks no one will be hurt
She may be wrong but she'll do it...
To learn from the experience.
It's her way of achieving wisdom.

She's usually kind and generous,
but when she thinks she's not appreciated
She becomes terrible
and suddenly goes from one extreme
to the other with sudden attacks.

Estos dos diálogos, separados en la película por diferentes situaciones, muestran los rasgos de carácter de Catherine. A partir de esta definición se puede ver como la excelente actriz Jeanne Moreau les da presencia y peso en la pantalla. No en balde este film lanzó a la fama internacional a Jeanne Moreau, convirtiéndola en un ícono de la Nueva Ola Francesa, junto a Anna Karina, impulsada en la obra de Godard.



Lo interesante el triángulo es que, aunque se coloca en tiempos pasados, tiene una vigencia actual que no se ha perdido con el paso del tiempo, y que además para su época provocaba el escándalo.

Catherine es una mujer capaz de reconocer la generosidad, vulnerabilidad e inocencia de Jules, pero también la inseguridad que forma parte de su carácter. De esta manera, Catherine no está satisfecha con su vida ni con su pareja, aunque reconoce sus valores. Ella se abre con Jim y cuenta todo lo sucedido en la realidad y desde su punto de vista: el resultado es que emocionalmente no está satisfecha y quiere su libertad.



Lo que está abajo de la argumentación y situación de Catherine es el drama de la mujer moderna. Con aspiraciones propias, tanto emocionales como profesionales, encuentra que los modelos de convivencia social le quedan chicos. Preparada para pelear, aunque con desventaja frente a los hombres en el mundo, encuentra que los papeles finales como el matrimonio y la maternidad ya no le son suficientes. No es que los rechace por sí mismos pero para redondear su vida le hace falta realizarse en otros contextos sociales.

Así, dentro de este esquema, Catherine es el motor del film y empuja a los dos personajes masculinos a entrar en una dinámica que ella gobierna y ellos no.


Esto da pie al pragmatismo en el amor como forma de obtener la felicidad entre los tres personajes: aceptar la situación y vivirla a plenitud viviendo cada uno su rol. Para finales de los años 50 esta era una proposición de vida que era un escándalo y una provocación.

Así, se da una inversión en las situaciones dramáticas usuales en Jules et Jim.

Las situaciones "extrañas" como el mismo triángulo amoroso son tratadas con la mayor civilidad y urbanidad entre los tres personajes. En cambio, las situaciones "normales" como el matrimomio contienen, de manera implícita o explícita, un mayor grado de violencia evidente.


Dentro de este esquema, es comprensible que Jules analice la situación y le pida, civilizadamente, a Jim que se convierta en amante de Catherine para que ambos sean felices, especialmente ella.

Se dan entonces los juegos y rejuegos. Catherine, como motor, modula la intensidad del triángulo: es capaz de amar a Jim y de celarlo mientras seduce de nuevo a Jules. Pasan así un mes perfecto en donde reina el pragmatismo del amor y no el "deber ser" en el ámbito de las emociones.

Pero a su vez Jim tiene otra amante, Gilberte... Catherine se cobra de manera igualitaria la situación: alienta el triángulo que ella controla pero no un cuarteto... Catherine muestra su independencia de Jules con Jim, pero también de Jim al tomar otro amante llamado Albert. Así, Albert equilibra a Gilberte.


Estos problemas van erosionando el triángulo amoroso. Tal parece que ni Jules ni Jim son capaces de contener a Catherine y hacerla feliz dentro de un contexto de libertad femenina irrestricta: es un espíritu libre que toma y suelta según desea, ¿No fue eso lo que se intentó vivir a finales de la década de los 60s?

De esta manera el film avanza hacia su desenlace en medio de cartas intercambiadas y malentendidos entre los tres, especialmente entre Catherine y Jim. Hacia el cierre, Truffaut sigue fiel a estilo y planteamiento: lo extraño se vive civilizadamente, lo normal se vive con violencia.

Jules et Jim, como dije antes, conserva su actualidad gracias al planteamiento de su triángulo amoroso; es un ejemplo extraordinario del estilo fílmico de la Nueva Ola Francesa. Pero, sobre todo, es un botón de muestra de la sensibilidad de Truffaut como director y de Jeanne Moreau como actriz.



Con el paso de los años ambos artistas lograron éxitos magníficos en el cine francés, pero siempre será una delicia verlos en sus comienzos, en un Jules et Jim que plantea la condición humana en su recorrido desde la inocencia a la sabiduría de la vida, con todas las alegrías y sinsabores que conlleva la adquisición de este conocimiento de nuestra existencia como seres humanos, en donde Todo es imperfecto... menos, quizás, el mundo maravilloso del cine.