17 mayo 2015

Siempre la misma canción / On connait la chanson, de Alain Resnais

Francisco Peña.

La película del director francés Alain Resnais entra dentro del mismo patrón que ha establecido desde “La vida es una novela” (1983), porque de nuevo muestra el interés del autor por la experimentación con las formas narrativas cinematográficas, específicamente en la relación continua entre personajes.



En esta ocasión, Resnais nos presenta una trama más sencilla que las anteriores y una cantidad menor de personajes, pero sigue ejerciendo su juego narrativo multiplicando las relaciones entre los mismos, como en sus últimos filmes.

Ahora la innovación no se da en variantes de núcleos narrativos como en “Smoking” y “No Smoking” (ambas 1993), donde una decisión de fumar o no un cigarrillo da origen a dos historias totalmente distintas. En esta serie Resnais analizaba las consecuencias narrativas de la toma de decisión de un personaje, y como cambiaba las situaciones un hecho insignificante como fumar.

Resnais sigue experimentando con variaciones de elementos narrativos, pero ahora en base a otros elementos formales más cinematográficos. En el caso preciso de “Siempre la misma canción” usa canciones populares francesas dentro del diálogo y la acción de los personajes.



El juego y la experimentación con elementos cinematográficos dentro de la trama de una narración no es patente única del realizador francés. El uso innovador de cambios en la forma cinematográfica que apoyen una narración se ha visto recientemente en películas de Woody Allen. Por ejemplo, el hecho de que los personajes salgan de la pantalla al mundo real y viceversa, se usó por primera vez en “La Rosa Púrpura del Cairo”; la tecnología permite que en “Los Enredos de Harry / Deconstructing Harry”, el personaje de Robin Williams sufra porque está, literalmente, “fuera de foco”. Estas innovaciones en la forma cinematográfica son originales y dan pie a que la narración muestre también cambios originales en psicología y relaciones de los personajes.

El problema es que, una vez descubierta esta variación innovadora, se fosiliza al entrar a formar parte de las formas establecidas para hacer cine… pierden su impacto innovador, y quien las use a futuro hará que en la mente del cinéfilo se recuerden sus antecedentes. Es decir, quien las usó por primera vez.

Dentro de esta mecánica se encuadra la innovación que Resnais presenta en “On connait la chanson / Siempre la misma canción”. Resnais usa las canciones populares francesas dentro del diálogo de los personajes y, por lo tanto, como motor para hacer avanzar la historia que cuenta. Las canciones populares se escuchan en sus versiones originales y con los cantantes que las dieron a conocer.

Estas canciones se usan dentro del film, por parte de los personajes, como monólogos interiores, pensamientos, diálogo entre varios y como comentario a las acciones de los otros. Este uso innovador de las canciones, sobre todo al inicio de la película, se usa como pensamientos. El otro personaje no escucha lo que dice el que canta.


Establecida la innovación de la forma cinematográfica, Resnais la usa explñotando sus diferentes posibilidades narrativas dentro del juego de encuentros y desencuentros amorosos de sus personajes dentro de la trama de la cinta.

En principio, la historia se centra alrededor de dos hermanas, Camille (Agnès Jaoui) y Odile Lalande (Sabine Azéma), y sus distintas parejas, que a su vez se interrelacionan.

Camille es guía de turistas, de amplios conocimientos y que busca ser historiadora con una tesis que nadie entiende. Sufre de depresión y la muestra cada vez más conforme avanza el film. Sus relaciones se establecen con dos hombres: el primero, Simon (André Dussollier), es mayor y la comprende en sus actividades; el segundo, Marc Duveyrier (Lambert Wilson) es joven pero esencialmente mujeriego, mentiroso y tramposo.


Resnais da una vuelta de tuerca a la trama relacionando a ambos pretendientes en el mismo trabajo, ya que el viejo es empleado del joven en una inmobiliaria, de la cual es víctima Odile al comprar un departamento cuya vista será tapada por otro desarrollo de vivienda.

Odile es la hermana casada con un matrimonio en crisis, que se preocupa por su hermana y su trabajo. A su casa llega un viejo pretendiente, Nicolás (Jean Pierre Bacri), cuyo matrimonio también está en crisis, y como en donde hubo fuego quedan cenizas…

Resnais retoma el patrón ya establecido en sus anteriores películas para complicar la historia. Simon, el pretendiente de mayor edad de Camille, le busca departamento a Nicolás. El esposo de Odile también tiene una amante y quiere dejar a su esposa.

Como se ve, esta serie de múltiples interrelaciones ya la ha usado este director francés con mayor o menor éxito, pero forma ya parte de su expresión cinematográfica.

En “Siempre la misma canción”, Resnais suma a este patrón narrativo su innovación formal en el uso de las canciones. El resultado es sorprendente las primeras veces que se observa la mezcla. En una escena donde el pretendiente de Odile, Nicolás, la visita en la casa en presencia del marido, los tres personajes comentan la situación con el uso de canciones. Y se escucha lo que verdaderamente piensan con las voces originales de los cantantes.

En primera instancia, la letra original de las canciones tiene referencia directa con el diálogo o la situación que se desarrolla, por lo que la innovación hace avanzar la historia, el melodrama con tintes de comedia. Cualquier espectador del mundo puede entender este nivel narrativo, donde la letra denota la situación de los personajes porque se refiere directamente a lo que les sucede.

Pero lo más rico de la innovación se da en el plano de la connotación de los significados. El público, especialmente el francés, o el internacional que conoce las canciones y ha vivido con ellas, disfruta no sólo del diálogo sino del recuerdo de las canciones y de las situaciones en las cuales las escuhó. De esta forma, la cinta se ve enriquecida por la aportación propia de los mismos espectadores.

¿Quién no ha recordado una canción o su letra en una situación que se presta al comentario musical? En el caso de México, cuando se reencuentra uno con una ex-novia o un viejo amigo… ¿no recuerda una canción para comentar lo que sucede ahora o pasó antes? ¿Quién no ha usado las canciones de José Alfredo Jiménez o José José mientras piensa en su situación de pareja o la de algún conocido? O en otras expresiones culturales, ¿quién no ha usado una canción de rock como se usa un epígrafe en un libro?

De esta forma, el juego intelectual de Resnais, con el uso de esta variación, se humaniza y es compartido por los espectadores. Ya no es sólo presentar giros de la historia en base a prender o no un cigarro… ejercicio intelectual que no todos entienden en sus consecuencias narrativas.

En “Siempre la misma canción” Resnais hace cómplice al público, que reencuentra muchas situaciones semejantes a las que ha vivido personalmente, y además juega con los recuerdos de cada uno de nosotros. La película se vuelve deliciosa y se comparte la trama con risas, aplausos, carcajadas y codazos. En síntesis, el público comparte lo que ve en la pantalla gracias a este uso de la música. De esta manera, la cinta es una de las más cercanas a la vida del espectador de las que ha hecho Alain Resnais.

Aunque la historia de la película no presenta nada nuevo más que la cotidianeidad de todos nosotros, “Siempre la misma canción” es importante por dos razones.

La primera es la innovación de la forma cinematográfica que presenta Resnais, y que él mismo explora en todas sus posibles variantes a lo largo de la cinta. Pasa del pensamiento al monógo interior para rematar en el comentario, en el diálogo expreso por medio de la canción. Esto provoca efectos curiosos cuando personajes femeninos “cantan” con la voz original de hombre, o los personajes masculinos tienen la voz de la cantante mujer original”. Esto complica aún más el juego de connotaciones y enriquece el film.

La segunda razón es que la película hace participar al espectador con sus propios recuerdos y vivencias, lo que enriquece la relación espectador - film. El público se halla inmerso en situaciones semejantes que en alguna ocasión también ha asociado o comentado con canciones populares.

Estas dos razones hacen que la película sea más ligera que otras cintas de Resnais, y que el juego intelectual, ahora si, sea compartido por todos y no por unos cuantos conocedores.

“Siempre la misma canción” no es la misma cinta de siempre de Resnais, quien sigue siendo un innegable creador cinematográfico. En esta ocasión el realizador francés amplía su comunicación con el público al usar un nuevo recurso cinematográfico en forma entendible para todos.

SIEMPRE LA MISMA CANCION. 1997. Francia-Suiza-Gran Bretaña. Producción: Arena Films, Caméra One, France 2 Cinéma, Vega Films, Greenpoint Films, Bruno Pesery. Dirección: Alain Resnais. Guión: Agnès Jaoui y Jean Pierre Bacri. Fotografía en Color: Renato Berta. Edición: Hervé de Luze. Música: Bruno Fontaine. Interprétes: Agnès Jaoui (Camille Lalande), Sabine Azéma (Odile Lalande), Pierre Arditi (Claude), Jane Birkin (Jane), Jean Pierre Bacri (Nicolás), André Dussollier (Simon), Lambert Wilson (Marc Duveyrier). Duración: 120 minutos. Distribución: Cineteca Nacional.