15 enero 2016

Madame Satá, de Karim Ainouz

Más tiene el rico cuando empobrece
Que el pobre cuando enriquece

Francisco Peña.


Abordaré una de las dos cintas brasileñas que se exhibieron en la XLII Muestra Internacional de Cine. La primera es Madame Satá, de Karim Ainouz; la segunda es Carandiru, de Héctor Babenco. Ambas demuestran que un director debutante con pretensiones fracasa con mayor estrépito que un director con buen oficio al presentar una película con altibajos.

Esto viene a cuento porque ambas películas tocan el tema de la homosexualidad masculina. De hecho, Madame Satá se concentra por completo en ella, mientras que en Carandiru es uno de los hilos narrativos importantes dentro de un proyecto más amplio dedicado a la famosa cárcel brasileña.

Ainouz se mete a los barrios bajos brasileños, a las favelas llenas de crímenes, y ubica su cinta en 1932 en Lapa. Se centra alrededor de un solo personaje central: Joao Francisco / Madame Satá, que recorre un camino de homosexual experto en capoeira hasta buscar el estrellato como drag queen. Todo esto aderezado con asaltos, crímenes y ambientes de prostitución.



Se basa en hechos reales, pero no cuenta toda la biografía del personaje; de hecho, la cierra cuando más interesante se pudo volver la historia.

Al inicio tenemos a un Joao que vive en bares, teatros de revista, entre padrotes y prostitutas. Tiene una relación simbiótica con la puchacha Laurita, a quien protege pero no pretende; recibe los servicios del gay Taboo, a quien domina y explota. Él mismo es un respetado peleador de capoeira, capaz de enfrentarse a un hombre armado y derrotarlo con patadas voladoras.

La vida de Joao transcurre entre pequeños asaltos a homosexuales de closet, que se escapan a Lapa para vivir aventuras de fines de semana. También se relaciona con otro gay llamado Renato, por el que siente verdadera atracción y pasión, pero con quien no concreta el amor.

Bajo este esquema, la cinta muestra sólo el estado de las cosas, por lo que los acontecimientos no profundizan en ningún momento en la psicología de los personajes y, mucho menos, en la mente de Joao. De allí que sus acciones, conforme avanza el film, no se perciban como motivadas sino gratuitas.


Al quedarse en la superficie de Joao y no desarrollarlo, sólo los vemos reaccionar a lo que le pasa, pero no conocemos nunca sus motivaciones, sentimientos o dudas. Sus decisiones no se entienden o carecen de profundidad.

Tal parece entonces que Karim Ainouz sólo busca lo más obvio de los personajes: besos apasionados, regodeo visual en los acostones gay, lo más obvio y cruel de las relaciones amo - esclavo, asaltos luego de los besotes, en una sucesión interminable de encuentros sexuales que poco dicen del personaje más que una promiscuidad sin objeto.

En ese sentido, Madame Satá se queda corta en sus pretensiones snobs de abordar el mundo gay. Sólo ilustra los ires y venires de Joao pero se regodea en el amarillismo, en la violencia, en la ira, pero nunca llega a una dimensión psicológica en los personajes, o a una social donde se analizara porque Joao es rechazado como Joao pero aceptado como la drag queen Madame Satá.


La objeción mayor al film de Ainouz se puede concentrar en que no busca una dimensión estética en su film, sino satisfacer con el amarillismo de sus imágénes las sensaciones de un cierto público, ante la posibilidad de ver algo semiprohibido en el cine comercial... pero ni a soft core llega.

Digamos, en general, que un buen cine busca equilibrar sus intereses temáticos con la estética, con una buena narración: "De ahí su interés por analizar los problemas formales del cine, por la calidad y la coherencia de la dimensión expresiva y por la conciencia de los métodos adoptados, que definen la posición de una obra, incluida su posición política. Y de ahí su rechazo del instrumentalismo: un film no vale ni por lo que dice ni por lo que hace hacer, no es 'político' sólo porque denuncie o sólo porque invite a la movilización". (1)

De la misma forma, un film sobre la homosexualidad no vale automáticamente sólo por tocar el tema o denunciar algunas situaciones. Es el caso de la cinta de Ainouz, ya que su realización pobretona y su guión superficial hace que Joao naufrague en una serie de encuentros sexuales en serie, que no aportan nada para entender sus motivaciones.



Para colmo, cuando decide convertirse en la drag queen Madame Satá sólo se tiene como antecedente que le gusta el teatro y el espectáculo. Se plantea el CÓMO Joao se vuelve Madame Satá pero jamás se menciona el POR QUÉ en el film.


Las situaciones por las que atraviesa Joao carecen de fuerza, su estancia en la cárcel es anódina -para cárceles, la Carandiru de Babenco-, la relación con Renato es de cartón y revolcones, su paso a drag queen es impersonal, su amistad con Laurita es chafa, su abandono de la capoeira por el revólver es inexplicable... y así por el estilo.

La falta de profundidad se acentúa con la forma que Ainouz eligió para apantallar a su público. El primer número artístico de Madame Satá es filmado en Extreme Close Up, en tomas de alto detalle (labios carnosos, ojotes, pedazos de vestido, etc.) y no se le ve de cuerpo entero. Joao / Madame Satá no cristaliza en pantalla porque en su momento artístico cumbre la vemos en pedazos, en fragmentos de cuerpo. Esto resume lo que ocurre en la película: sólo vemos retazos del personaje, algunas acciones, pero jamás un cuadro completo e inteligible de su personalidad.


En cambio, al contrastar las dos cintas brasileñas, vemos que Babenco plasma en Carandiru a una pareja gay que sostiene su relación de pareja ante la violencia carcelaria y el temor al SIDA. Vemos dos personajes más humanos que, en el recorrido de su relación, levantan rechazos y apoyos, y son perfectamente solidarios uno con el otro al momento de enfrentar con su amor la amenaza de la muerte.

Con estos rasgos y los acontecimientos que enfrentan, los personajes de Lady Di y Sin Remedio -así se llaman- son mucho más ricos e interesantes para el espectador, aunque no ocupen el centro del film de Babenco. Así, una película cuyo tema central NO es la homosexualidad, se da el lujo de ser más certera y humana con respecto al mundo gay que la cinta de Ainouz, cuyo eje si es dicho mundo.

Y para contrastar el fracaso de Madame Satá (y no citar otra vez a Visconti, por ejemplo) basta recordar otra cinta cuyo centro es la homosexualidad masculina, pero que SI funciona tanto en tema como en realización al unir ambas partes en un todo. Se trata del film mexicano eXXXorcismos, de Jaime Humberto Hermosillo, cuya versión en DVD ya es accesible en la Cineteca Nacional. Al verla, se puede entender como cine y homosexualidad si pueden lograr coherencia, sobre todo en el ámbito latinoamericano.

Así que, si el tema es de interés, es mejor dejar a un lado Madame Satá y dedicar la sesión de cine a Carandiru o a eXXXorcismos. Así no se pierde el valioso tiempo personal del espectador.

(1) Casetti, Francesco. Teorías del Cine. Colección Signo e Imagen # 37. Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S.A.), Madrid. Segunda Edición, 2000. pp. 211.

Producción : Dominant 7, Lumiére, VideoFilmes, Wild Bunch Dirección : Karim Ainouz Guión : Karim Ainouz, Marcelo Gomes y Sérgio Machado Países : Brasil-Francia Año : 2002 Fotografía : Walter Carvalho Música : Sacha Amback, Bruno Bertoli y Marcos Suzano Edición : Isabela Monteiro de Castro Actores : Lázaro Ramos (Madame Satá / Joao Francisco), Marcela Cartaxo (Laurita), Flavio Bauraqui (Taboo), Felipe Marques (Renatinho), Emiliano Queiro (Amador), Renata Sorrah (Vitória dos Anjos), Giovana Barbosa (Firmina), Ricardo Blat (José Duración : 105 minutos Distribución : Macondo.