Agradecemos a nuestra colaboradora Angélica Ponce la información fuente.
Andrzej Wajda, el célebre director de cine polaco, estrenó su film más reciente el pasado 17 de septiembre de 2007 en el Festival de Cine de Gydnia, en Polonia. Se estrenó en todo el territorio polaco el 21 de septiembre pasado. Se trata de Katyn / Post mortem. Opowiesc katynska.
La cinta toca la masacre de oficiales del Ejército Polaco ejecutada por la NKVD de Stalin, el servicio secreto antecesor de la KGB, ocurrida en 1940.
Luego del descubrimiento de las fosas comunes, la Unión Soviética rechazó oficialmente tener cualquier responsabilidad en los asesinatos de 22 mil polacos, entre oficiales del ejército, clero e intelectuales, y atribuyó el hecho a la Alemania nazi. Sin embargo, había demasiada evidencia que apuntalaba la culpa soviética. Durante los años del régimen comunista en Polonia, el tema de Katyn se cubrió con un velo de silencio.
A finales de 1989, hasta después de 46 años de ocurrida la matanza de Katyn, los asesinatos fueron reconocidos por la Unión Soviética cuando el presidente Gorbachov admitió la responsabilidad de la NKVD en el crimen. En 1992, un enviado del presidente Yeltsin entregó documentos sobre los hechos de Katyn a Lech Walesa, entonces presidente de Polonia. Pero no pasó más. Hasta el día de hoy, Moscú se niega a admitir que se trató de un genocidio y la masacre de Katyn sigue siendo un tema muy espinoso en las relaciones polaco-rusas. Para Polonia se trata de uno de los capítulos más trágicos de su historia.
Alrededor de 22 mil oficiales del Ejército y miembros de la inteligencia de Polonia fueron asesinados brutalmente con el tiro de gracia en la cabeza. Para sus familias significó años de incertidumbre sobre lo que había ocurrido con ellos. El film de Wajda se dedica en su mayor parte a las “otras” víctimas de Katyn: las mujeres que tuvieron que vivir luego de la muerte de sus esposos, padres e hijos. La decisión de Wajda de emprender este proyecto también fue personal. Su padre estaba entre los que fueron asesinados en Katyn, y el director ha comentado que la película también es sobre su madre, qu esperó durante años a que su padre Jakub Wajda volviera a casa.
“Este es un film sobre las mujeres que son víctimas de este crimen. Esperan, tienen esperanza, pero el paso del tiempo les arranca dicha esperanza. Si la Segunda Guerra Mundial le costó a Polonia 6 millones de muertos en una población de 32 millones, es claro que en cada hogar había alguien esperando por una persona que jamás regresó. Esta es la atmósfera que quise captar”.
En el film, la masacre de Katyn es el punto de partida para narrar los horrores, la incertidumbre y el miedo que las familias polacas tuvieron que soportar. Para las familias de las víctimas de Katyn, la falta de información y la verdad sobre la vida o muerte de sus seres queridos duró por muchos años porque la verdad les fue negada y escamoteada por el gobierno comunista hasta su caída definitiva.
“Esta mentira afecta a muchas personas, a muchas familias y es parte de sus vidas. El crimen atroz es una escena, no es el tema principal, sino algo que ha unido a todas estas personas en su odio, amor, expectativas y esperanzas…”
El guionista Andrzej Mularczyk menciona que la película comienza en la época actual, pero de hecho es una gran retrospectiva que muestra como la historia afecta ciertas decisiones, que con frecuencia uno es víctima de las vueltas de la historia y que nunca puede uno escapar de ella.
“El film muestra que ni las personas ni una sociedad pueden vivir sin referencias a la historia, que los acontecimientos actuales siempre están relacionados con el pasado. Esta película muestra que ver hacia el futuro es imposible sin respetar a aquellos que se han ido”.
“Es vital realizar filmes sobre los acontecimientos históricos importantes”, dice Andrzej Wajda, “y no importa que al principio esos acontecimientos puedan parecer distantes al resto del mundo”. Puso como ejemplo su film Kanal sobre el Levantamiento de Varsovia, que parecía que sólo atraería a un gripo selecto de personas pero que ha sido visto por millones de espectadores, al igual que su Hombre de Mármol y su Hombre de Hierro. Wajda considera que “vale la pena hacer películas, que nos tocan a nosotros, los polacos, pero que después se mueven alrededor del resto del mundo”.
Andrzej Mularczyk dice que los valores y temas que se muestran en la película son universales, los sentimientos que afecta se aplican a muchas personas en el mundo entero. Las preguntas que hace son universales.
“Es una situación vital la que se expone: por cuánto tiempo se puede ser fiel a otra persona. ¿Cuáles son los límites, que es lo que convierte a este sentimiento en algo peligroso, destructivo? Estas son las preguntas que pongo a la consideración de los espectadores del film de Wajda”.
El film de Wajda tiene la presencia de algunos de los grandes nombres de la cinematografía de Polonia, tanto de la nueva generación como de las pasadas, como Artur Zmijewski, Maja Komorowska, Wladyslaw Kowalski, Wiktoria Gosiewska, Anna Radwan, Andrzej Chyra, Danuta Stenka, Stanisawa Celinska, Agnieszka Glinska, Magdalena Cielecka, Pawel Maszynski, Antoni Pawlicki, Alicja Dabrowska, Dorota Segda, Krzysztof Globisz, Krzysztof Kolberger, Marek Kondrat.
Hay que mencionar a Maja Ostaszewska, una joven actriz muy prometedora, que encarna a uno de los personajes principales en el film: una esposa que rehusa reconocer que su marido está muerto y que nunca volverá a casa. Representa a la madre del propio Wajda.
“Estoy presente a lo largo de todo el film, a lo largo de toda la historia”, aclara Maja Ostaszewska. “Es un personaje profundo, conmovedor. Es una mujer que tiene que recorrer un camino largo y difícil de entendimiento, de una aceptación que no puede alcanzarse. Es un camino que pelea con el tiempo, pero el paso del tiempo no trae consuelo ni cambio, sólo vacío”.
El film es una coproducción franco-polaca filmada completamente en Polonia.
Wajda admite que es una de sus películas más difíciles y personales de toda su carrera. Tuvo que esperar hasta sus 81 años para poderla abordar por las condiciones políticas, sociales y personales.