28 diciembre 2016

Escrito en el cuerpo de la noche, de Jaime Humberto Hermosillo

Francisco Peña.



Varios elementos se han conjuntado en la obra fílmica de Jaime Humberto Hermosillo, Escrito en el cuerpo de la noche, para convertirla en la mejor película mexicana que se exhibe en la XXXVI Muestra Internacional de Cine.

- Un guión del cineasta elaborado junto con Emilio Carballido, basado en la obra del mismo nombre de este escritor y autor teatral.
- Una actuación extraordinaria de Ana Ofelia Murguía
- El cine dentro del cine, y una cinefilia que permea toda la cinta.
- La solvencia en la puesta en escena y el manejo de la cámara de Jaime Humberto Hermosillo



La cinta comienza con la proyección de la película La Desterrada, de Nicolás Argelia Ross, en plena Cineteca Nacional. Es el cine dentro del cine, con cortes frecuentes del público que ve la cinta, entre los que se halla miembros del reparto de la “película”.

Conforme avanza el film de Hermosillo, se descubre que La desterrada es la recreación creativa y artística de parte de la adolescencia del director, que es uno de los protagonistas de la cinta de Hermosillo. El planteamiento de los personajes que vemos en La desterrada permite enfocar con mayor nitidez a los que aparecen en Escrito en el cuerpo de la noche.


Pero también permite que el espectador reflexione un poco sobre los mecanismos que llevan a un director a recrear parte de su vida en pantalla, donde hay semejanzas y diferencias con lo que realmente ocurrió. En síntesis, permite pensar sobre la obra artística y su relación con lo real que la alimenta.

La dedicatoria de La desterrada a Tarkovski, el hecho de que Nicolás lleve un parche en el ojo, son sólo las primeras apariciones de una cinefilia que permea todo el film de Hermosillo, que guiña un ojo al espectador de la misma manera cómo lo hacían los cineastas de la Nueva Ola Francesa, en especial Truffaut que es el más citado en el film de Hermosillo.

Luego de la proyección de La desterrada, y el reencuentro de Nicolás con Adela H / Isabel Martínez, que marcó la vida de Nicolás, éste regresa a la casa donde vivió su adolescencia. En ese momento “empieza” Escrito en el cuerpo de la noche.


Hermosillo y Carballido se sumergen en la vida de los cuatro personajes que en el “futuro de la narración” dan pie al mundo cinematográfico de La desterrada. Así, el espectador ve la riqueza de las situaciones cotidianas que van construyendo a las personas. Todas esas situaciones es lo que está por debajo de la punta del iceberg de una obra fílmica que las condensa: La desterrada es la punta del iceberg de Escrito en el cuerpo de la noche.

Nicolás es un adolescente que vive con su madre y su abuela; es un cinéfilo que colecciona fichas técnicas., posters, y posee una Bolex de 16 milímetros que no funciona. Su madre divorciada busca ingresos alquilando un tapanco de la casa, al que llama elegantemente cuarto. La abuela vive plenamente su momento con algunos jalones de nostalgia y reflexiones sobre la muerte; pero es el personaje más maduro y vital.

A ese mundo llega Adela H / Isabel Martínez, que NO es la estudiante provinciana de música que argumenta ser.

El uso del nombre Adele H, como el mismo Hermosillo hace patente en los diálogos, es un homenaje directo a Francois Truffaut, ya que es una película del director francés de la década de los 70 en donde debutó cinematográficamente nada menos que Isabelle Adjani.


No hay un paralelismo evidente entre ambos personajes que llevan el nombre de Adele H; lo que hace Hermosillo es mostrar al espectador como el cine y su magia empapan “sin querer queriendo” la vida de las personas. Pero Hermosillo y Carballido pagan la visita del cine en la vida, porque La desterrada hace pensar en como la vida visita al cine.

Con lo que el espectador ha visto de La desterrada, puede entrar de inmediato en la anécdota de los cuatro personajes y su psicología. La relación madre – hija, explicada al nieto con la deliciosa frase de la abuela “La conozco, yo la parí” resume varios diálogos de las primeras escenas.

En ese sentido, a lo largo de la cinta, se nota la mano maestra de Carballido en la construcción de sus personajes, a través de un diálogo que fluye en forma natural. Por ejemplo, las malas palabras aparecen dosificadas y conforme lo requieren las escenas. Los diálogos tienen giros de lenguaje que apuntan a la cotidianeidad, al humor y, a través de ellos, a un retrato más profundo de los personajes de lo que nos tiene acostumbrado el cine mexicano.

Se podría argumentar que Escrito en el cuerpo de la noche es teatro filmado, ya que todas las escenas ocurren en un departamento, y por el hecho de que el guión está basado en una obra teatral de Carballido. Pero allí es donde interviene la solvencia fílmica de Hermosillo.


Con una cámara que no busca lucirse por sí misma sino que se mueve con discreción, Hermosillo mantiene en pantalla la premisa esencial del cine: el movimiento. La cámara indaga, sigue a los personajes, observa y captura la escena. A esto, hay que sumar el trabajo de dirección de actores. Estos elementos y otros más conforman la puesta en escena de un Hermosillo maduro, en control estilístico de su cine.

Por lo cual, Escrito en el cuerpo de la noche no es teatro filmado sino cine.

Con estos elementos, la película de Hermosillo tiene secuencias muy interesantes. Por citar una, cuando Adela, Nicolás y la abuela suben a la azotea a ver las estrellas.

Allí, Ana Ofelia Murguía (la abuela) muestra su calidad histriónica en un monólogo de la abuela lleno de nostalgia por el pasado, por su relación matrimonial y, al mismo tiempo, lleno de pragmatismo: una mujer que vive el momento y se adapta a sus características. Tristeza pero también sabiduría.

La secuencia remata con los primeros escarceos amorosos entre Adele / Isabel y Nicolás.

Aquí hay que hablar del trabajo de Giovanna Zacarías como Adele / Isabel, que da vida al personaje contradictorio de Carballido. Su trabajo actoral hace creible a la muchacha fugada de su casa que oscila entre la madurez adquirida en la calle y la ternura de una mujer, con momentos puntuados por repentinos cambios de carácter. Por ejemplo, en la escena donde Nicolás le pregunta a Isabel si tiene o no Sida; en otra donde Isabel insulta a Nicolás después de mostrarle los resultados de un análisis clínico de Sida.

Marta Aura también muestra que también tiene lo suyo cuando la madre se pinta el pelo de punk, o en los momentos en que habla de su participación en una huelga magisterial. Su personaje aparece menos en escena por lo que hay menos tela de donde cortar, pero Hermosillo plasma también en cámara lo mejor de esta actriz.


Pero es Ana Ofelia Murguía quien tiene en la abuela lo mejor de la cinta. Los diálogos con el nieto Nicolás sobre su entierro; la conversación donde la abuela prohíbe que la madre interrumpa la primera experiencia sexual de Nicolás, son otras muestras del trabajo de la actriz, y hacen justicia en pantalla a los excelentes diálogos escritos por Carballido.

Hermosillo logra una película que muestra su madurez como director, con secuencias muy logradas que van más allá de una descripción escrita y hay que verlas.

En esta ocasión se han combinado todos los factores para que este cineasta entregue al público que lo sigue una cinta en donde se recupera a sí mismo y a lo mejor de su obra.

Escrito en el cuerpo de la noche. Producción: Conaculta, Foprocine, Imcine, Videocine, Goukine, Fernando Gou. Dirección: Jaime Humberto Hermosillo Delgado. Guión: Jaime Humberto Hermosillo Delgado y Emilio Carballido, basado en obra teatral del segundo. Año: 2000. Fotografía en color: Angel Goded. Música: Omar Guzmán. Edición: Carlos Puente. Intérpretes: Ana Ofelia Murguía, Marta Aura, Giovanna Zacarías, Ramiro Guerrero, Luis Huertas, Arcelia Ramírez, Gerardo Zazueta. Duración: 130 minutos. Distribución: IMCINE.