Francisco Peña.
No lo puedo olvidar, más lo puedo perdonar. Nelson Mandela.
Esta frase abre la película Osama, del director afgano Siddiq Barmak, la primera filmada en Afganistán luego de la caída del régimen talibán. Marca el hecho de que se puede perdonar el genocidio fundamentalista islámico contra las mujeres en ese país, pero no olvidar los hechos acontecidos contra ellas por el simple hecho de ser mujeres.
De inmediato Osama sorprende por su buena factura cinematográfica y la contundencia de los argumentos contra el fundamentalismo islámico, que no se tienta el corazón para ejecutar sumariamente a las mujeres que no cumplen su interpretación de la sharía, código de leyes de conducta musulmanas basadas en el Corán.
Este punto es motivo de fuerte polémica en Medio Oriente y se ha reflejado en el cine de la región. Se han visto en México cintas que tocan dicho tema, con lineamientos que responden la atmósfera religiosa que predomina en los países productores de las cintas:
- Baran, del director Majid Majidi (Irán)
- Satín Rojo, de la directora Raja Amari (Tunez)
- 10, del director Abbas Kiarostami (Irán)
En su caso, Barmak adopta un tono documentalista filmando en espacios reales en locación lo que aumenta la veracidad de su historia. El director afgano no se anda con rodeos en y pone el dedo en la llaga de la religión islámica: el papel esclavizado de la mujer en una sociedad musulmana fundamentalista.
Este punto es el talón de Aquiles del Islam, tal como señalan varios intelectuales. Es el eje sobre el cual gira el film Osama, por lo que creo conveniente citar primero dos ejemplos para aclarar el contexto en el que se mueve la película:
En una conversación / entrevista con el sociólogo estadounidense Daniel Bell, Enrique Krauze capta esta respuesta del norteamericano en referencia a que el papel que asigna el Islam a la mujer es una de las debilidades intrínsecas de las sociedades musulmanas.
"EK: Pero hablaba usted de otro aspecto en la debilidad intrínseca del orbe islámico
Daniel Bell: La otra cuestión, claro es el papel de las mujeres. El surgimiento de la sociedad postindustrial significa la aparición de los servicios, no me refiero a los de comida basura que carecen de importancia, sino a servicios empresariales, profesionales, de saludo, educación, investigación, entretenimiento. Ese amplísimo sector proporciona fuentes de empleo a las mujeres. Ya hay mujeres que son rectoras de universidades, que están a la vanguardia de la investigación. Así, el papel de las mujeres tiene un fundamento estructural con el que no podrá lidiar el Islam, dada la naturaleza de sus propios fundamentos patriarcales. Por consiguiente, pienso que, si uno adopta una perspectiva tanto histórica como sociológica y estructural, se revelará, creo, cuánto se ha exagerado el peligro del Islam. Y una vez que se logren desmontar las redes del terrorismo, entonces quedará muy poco". (1)
A lo que podemos añadir algunos conceptos de un ensayo enfocado a Sayyid Quth, el filósofo del terror islámico, quien aportó las bases religiosas y filosóficas para la acción de grupos como Al Qaeda y el régimen talibán, con sus comentarios coránicos:
"Una de esas cuestiones estaba relacionada con el papel de las mujeres en la sociedad -y creo que algunos de los comentarios occidentales de Quth han malinterpretado estos pasajes de sus textos. Si se le juzga desde una perspectiva contemporánea, su actitud era mojigata hasta el extremo. Pero la mojigatería no era su motivación. Quth entendía claramente que, en una sociedad liberal, las mujeres eran libres de consultar sus corazones y de aspirar a una profesión en busca de riqueza material. Pero desde su punto de vista, esto sólo podía significar que las mujeres se habían desprendido de su responsabilidad de forjar el carácter humano a través de la crianza de los niños. La noción occidental de la libertad femenina sólo podía significar que Dios y el orden natural de la vida habían sido hechos a un lado a favor de las creencias en otras fuentes de autoridad, como el propio corazón.
Pero. ¿qué significaba reconocer la existencia de más de una fuente de autoridad? Significaba paganismo -un paso atrás hacia el primitivismo pagano del pasado. Significaba una vida sin referencia a Dios, una vida sin ninguna expectativa de satisfacción. Y, ¿por qué las sociedades liberales de Occidente perdieron de vista la armonía natural del papel de los sexos y el lugar de la mujer en la familia y en el hogar? Esto se debía a la 'espantosa esquizofrenia' de la vida moderna, a la visión occidental del mundo que llevaba a las personas a representarse el dominio de Dios en un lugar y los asuntos ordinarios de la vida diaria en algún otro lado". (2)
También hay que dejar claro como se autoveía el régimen talibán y como se ve Al Qaeda: como una vanguardia que impondrá la sharía en el mundo. Pero su interpretación de la sharía, como lo muestra Osama, convierte a las mujeres en simples objetos de placer, sumisión y castigo en caso de romper las reglas.
"La vanguardia de Quth iba a restaurar la sharía, el código musulmán, como el código legal para la sociedad entera. La sharía implicaba algunas reglas bastante severas. Quth citaba pasajes del Corán referentes a los castigos por matar o herir: 'vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, nariz por nariz, oreja por oreja'. La fornicación también era un crimen serio ya que, en sus palabras, 'implica un ataque al honor y un desprecio a la santidad y un incentivo para el libertinaje en la sociedad'. La sharía especificaba también aquí el castigo. 'La pena por esto debe ser severa; para hombres y mujeres casados, es la lapidación; para los hombres y mujeres no casados son los azotes, cien latigazos, que en algunos casos son fatales'. Las falsas acusaciones son igualmente serias. 'Un castigo de ochenta latigazos se fija para aquellos que acusen falsamente a mujeres castas'. Para aquellos que amenazan la seguridad general de la sociedad, el castigo consiste en la condena a muerte, en la crucifixión, en cortarles los pies y las manos, o ser desterrados del país".
Una vez que hemos visto las ideas islámicas fundamentalistas y algunas aplicaciones concretas de la sharía, se entiende mejor que es lo que narra Osama, y porque su protagonista sufre lo que sufre a manos de un régimen teocrático.
La película abre precisamente con una manifestación de mujeres, todas vestidas con la burka (vestido largo completo, con sólo una rejilla para ver). Su protesta se condensa en las consignas ¡Queremos trabajar! ¡Tenemos hambre! !Somos viudas! Los talibanes responden con disparos, macanazos, chorros de agua y prisión.
Osama (nombre masculino) en realidad es una niña que entra a la pubertad. Su madre es una doctora en un hospital empobrecido. Los talibanes cierran el hospital y expulsan a todas las mujeres -doctoras y enfermeras, afganas y extranjeras-. Las mujeres están confinadas al hogar y sólo pueden salir a la calle acompañadas por un hombre.
En los primeros minutos de Osama, se ve como las mujeres son apartadas de sus actividades públicas, pero también se ven las repercusiones. Si la madre no puede ejercer la medicina sus pacientes sufren su ausencia y pueden morir. Es decir, toda actividad social que dependía de las mujeres se corta de tajo, y la población que dependía de su trabajo sufre. Pero a los talibanes esto no les interesa; sólo el Islam rige y todos y todas tienen que obedecer sus reglas, so pena de morir.
En la casa sólo quedan tres mujeres: la abuela, la madre, la hija - nieta (Osama). La persecución religiosa es tan fuerte contra las mujeres que la madre es regañada ¡por enseñar los pies sentada en una bicicleta! Es una provocación -sexual, pecaminosa- a los hombres. Al no tener un hombre en casa que pueda conseguir comida, la familia decide que la niña adolescente se convierta en hombre. Le cortan el pelo y le ponen ropa de hombre.
La chica es un hombre y debe ganarse la vida. Este es uno de los paralelismos evidentes con la cinta Baran, del iraní Maji Majidi. Hay que recordar que Baran es una chica que se hace pasar por hombre y trabaja como albañil, pero vive en Turquía. Puede enseñar el rostro y salir a la calle: es una afgana que sale de Afganistán con su familia, para buscar mejores condiciones de vida.
Así, Baran y Osama son las dos caras de la misma moneda. Baran tuvo la suerte de salir, aunque pasa por algunas situaciones semejantes a las de Osama; pero esta última no pudo escapar, y sufrirá en carne propia las circunstancias.
En ese caso, el hecho de ver juntas Baran y Osama sería altamente recomendable. Es como si tuvieramos la historia de un mismo personaje, o de dos hermanas, que siguen derroteros diferentes. De hecho, ambas películas abordan la condición femenina y sus diferentes matices, en los países musulmanes teocráticos (Irán más moderado, Afganistán fundamentalista). La comparación del destino de ambas muchachas es muy iluminador: el cine también es una herramienta para que el espectador tome conciencia de la condición humana en otras sociedades diferentes a la suya.
Osama entra a trabajar como muchacho, pero entonces sufre el acoso talibán de otra manera. El comercio y las actividades laicas son interrumpidas para hacer oración; los talibanes concentran a los hombres para rezar. La chica que desconoce los rituales detallados de abluciones, lavados, hincamientos y demás parafernalia, tiene que aprender de inmediato si quiere vivir.
Si se descubre que Osama es una muchacha que se hace pasar por hombre sería condenada a muerte por los talibanes, sin ningún atenuante.
Pero la presión sobre Osama no cede. La chica - chico es reclutado por los talibanes para las milicias religiosas (sólo se enseña la religión musulmana y el manejo de armas). Un mullah talibán lleva a Osama a una escuela de este tipo y es separada definitivamente de su madre y abuela.
Pero el muchacho es muchacha y desconoce los rituales masculinos de sus compañeros. No sabe ponerse un turbante, no puede subirse a los árboles, no puede pelearse con otros muchachos. El riesgo para Osama de ser descubierta se incrementa. Pero al menos por un tiempo cuenta con la protección de un amigo callejero que conoce la verdad.
Hasta este momento, la tensión de la película gira sobre la amenaza que pende sobre la chica Osama, generada por un medio social no sólo masculino sino ferozmente religioso, donde la mujer está literalmente encerrada en su burka y rodeada sólo de cuatro paredes.
El contraste entre ritos religiosos masculinos, la ignorancia de Osama y el peligro constante de morir que rodea a la chica hace que el espectador se fije con detalle en todas y cada una de las barreras que el Islam fundamentalista pone a la mujer como ser humano.
El acoso, la fragilidad, la desigualdad física, el adoctrinamiento forzado y la muerte se manifiestan de mil maneras y TODO EL TIEMPO contra la chica Osama. Esto recuerda los paralelismos con Baran, quien a pesar de las restricciones musulmanas más moderadas (Irán) tampoco tiene márgenes de libertad más amplios, aunque no corre peligro de muerte sino de deportación a Afganistán (lo que si sería una sentencia de muerte). También hay paralelismos con la cinta Europa, Europa (Agnieszka Holland) ya que recuerda la presión total y continua sobre el chico judío que se hace pasar por un ejemplar ideal de la raza aria en las Waffen SS durante la Segunda Guerra Mundial.
El genocidio es el mismo, sea por razones ideologícas o fundamentalismos islámicos.
Pero es en el absurdo de los ritos religiosos fundamentalistas donde aparece el mayor peligro para Osama. Se le enseña a los muchachos los pasos detallados para lavarse los genitales luego de los "desfogues nocturnos". Son detallados en las direcciones donde debe correr el agua sobre el cuerpo y en el número de inmersiones del cuerpo en una pileta de agua.
Estos rituales de purificación mostrados por un mullah hacen que la gente sospeche de la chica Osama, a la que el mismo maestro mullah compara con un efebo, un chico de gran belleza y fragilidad, un apunte al androginismo. Pero Osama es mujer...
La suerte de Osama es una tragedia, pues el film quiere mostrar lo que ocurría a las mujeres bajo el talibanato. No hay concesiones, no hay ilusiones. El espectador no descansa pues el cerco sobre la chica se cierra; es testigo de cada uno de los pasos detallados que oprimen a la mujer en el nombre de Alá.
Una escena clave de la cinta es cuando Osama es descubierta. Es cierto que este es un Spoiler, pero la cinta pretende que el espectador VEA y tenga conciencia de lo que ocurre, y esta es una secuencia clave para entender.
Como prueba de masculinidad Osama tiene que subir un árbol seco... Logra subir pero no puede bajar. Todos los niños y jóvenes la rodean jodiendo es que es una niña. Al no poder bajar se hace un silencio aterrorizante. Los adultos detectan el problema y se acercan; descubren a Osama y ordenan su detención. Todos menos uno de los hombres la persiguen incesantemente hasta rodearla. Es como un animal cazado por una jauría y el símbolo es que no hay escape: en el régimen islámico talibán la libertad de la mujer está reducida a cero.
Pero no sólo se trata de cero libertad para la mujer sino, además, del castigo que permite la ley religiosa de la sharía cuando ella transgrede cualquiera de sus reglas. Osama es amarrada, colgada y torturada dentro de un pozo, desde donde llama lastimeramente a su madre ante la indiferencia de los mullahs y talibanes. Es su castigo justo, según ellos. Y, para colmo, mientras está colgada dentro del pozo, tiene su primera menstruación...
Es cuando los talibanes confirman que es mujer, con la señal orgánica que para ellos representa la inmundicia.
De inmediato la meten en una doble cárcel. Le enfundan la burka con rejilla como primera prisión, y la arrojan a la cárcel con otras mujeres detenidas en espera del juicio público. Por unos momentos, duros, simbólicos, atenazantes, Osama se convierte en la chica que debió ser... y juega a saltar la cuerda.
Luego viene el juicio público donde se aplica la sharía: un fotógrafo extranjero es condenado a muerte; una doctora francesa es condenada a muerte y metida en un hoyo en la tierra, donde mientras se agita, es asesinada a pedradas, lapidada, ejecutada por la multitud de hombres que cumplen con su religión.
En la realidad de Afganistán, las mujeres transgresoras eran ejecutadas en público en el estadio de futbol de Kabul, donde vestidas con la burka, se les obligaba a hincarse dando la espalda a su ejecutor, que les sorrajaba un disparo en la cabeza... Hay fotos documentales de estos hechos.
Pero Siddiq Barmak quiere subrayar que la ejecución no era el único destino para las mujeres transgresoras como Osama, cuyo delito era que, siendo mujer, se había hecho pasar por hombre para sobrevivir, y había conocido todos los rituales secretos y exclusivos de los hombres talibanes.
Osama se salva de la ejecución pero la condena es igualmente cruel. El mullah que les enseñaba a los jóvenes los rituales del lavado de los genitales le pide a otro mullah que le entregue a Osama como esposa... claro, sin que ella pueda decir una sola palabra. Nadie del público masculino que es testigo de la sentencia tiene piedad y es entregada para la satisfacción sexual del viejo.
A lo largo de Osama vemos la suerte que pudo correr Baran si su familia no hubiera salido de Afganistán. Pero Osama basta para que se entienda lo que era ser mujer en Afganistán durante esos años.
La puesta en escena de Barmak está en función del mensaje. Con una imagen cuidada, de buena realización y edición, la cinta se concentra en Osama (Marina Golbahari) como punto focal. La actriz deja entrever con el rostro los sentimientos de alguien cuya vida es apagada a la fuerza en nombre de una concepción inhumana de Alá.
Cada paso en su persecución - degradación está filmado y captado con un ojo que sabe resaltar la tragedia en los detalles acumulados. Cada punto de la vida de la chica es mostrado con cuidado y detalle, sin que la realización distraiga de lo esencial. Osama es arquetipo y símbolo de la condición de la mujer bajo esta concepción musulmana.
Con estas imágenes realistas, Barmak muestra cual es el peligro real: un choque de civilizaciones, de conceptos religiosos entre el Islam y el resto del mundo, cuyos fundamentalismos se apoderan del planeta y nos hacen a todos rehenes de la misma muerte en el nombre del mismo Dios.
(1) Krauze, Enrique. "Conversación con Daniel Bell, la gestación del siglo XXI". Revista Letras Libres. Octubre 2003, Año V, número 58. pp. 43.
(2) Berman, Paul. El Filósofo del Terror Islámico". Revista Letras Libres. Julio 2003, Año V, número 55. pp. 33.
(3) Ibid. pp. 35.
Producción : Barmak Film, LaBrocquy Fraser Productions, NHK y Swipe Films Dirección : Siddiq Barmak Guión : Siddiq Barmak Países : Afganistán-Japón-Irlanda Año : 2003 Fotografía : Ebrahim Ghafori Música : Mohammad Reza Darvishi Edición : Siddiq Barmak Actores : Marina Golbahari (Osama), Arif Herati (Espandi), Zubaida Sahar (madre), Mohamad Haref Harati, Mohamad Nader Khadjeh y Hamida Refah. Duración : 82 minutos Distribución : Cine, video y TV.