22 diciembre 2014

¿Quién creó el término EL SÉPTIMO ARTE para referirse al cine?

Todo mundo habla del Séptimo Arte, pero casi nadie sabe quien acuñó el concepto. Esta es la respuesta:

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Teóricos del Cine

RICCIOTTO CANUDO - EL SÉPTIMO ARTE

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Aristarco, Guido. Historia de las Teorías Cinematográficas. Colección Palabra en el Tiempo # 30. Editorial Lumen, Barcelona. 1968. pp. 115 - 120.



Manifiesto de las Siete Artes
El primero y verdadero iniciador de la teoría cinematográfica es un italiano: Ricciotto Canudo.

Nacido el 2 de enero de 1879 en Gioia del Colle (Bari), Canudo emigra de muy joven a Francia y allí funda en París el diario artístico "Montjoie!". La vida de bohemién que lleva y los intelectuales que frecuenta (de Apollinaire a Picasso, de D'Anunzio a Léger y otros pintores cubistas), le inspiran ensayos, escritos en francés, sobre Dante, Beethoven y San Francisco; un manifiesto cerebrista y varias novelas como La ville sans chef (Le Monde Illustré, París, 1919) y L'autre aile (Fasquelle, París, 1924). Es principalmente a su actividad literaria a la que se refieren los sarcasmos de Papini, quien lo llama despectivamente le barésien, o de Soffici que, en "Lacerba", le dedica un versillo "malthusiano". De todos modos, el nombre de Canudo, como ya se ha dicho, permanece por haber sido pionero en el campo de la crítica y de la teoría cinematográfica. "En 1911 y durante muchos años aún, cuando las películas práctica y teóricamente eran una distracción para colegiales, una diversión y un juego de física algo oscuro, Canudo -escribe Jean Epstein- había comprendido que el cine podía y debía ser un maravilloso instrumento de un lirismo nuevo, sólo en potencia por entonces; él previó inmediatsmente sus evoluciones posibles e indefinidas". (1) Entre los recelos intelectuales e intelectualoides de la época, ante películas anódinas, confusas y cargadas de elementos heterógeneos, Canudo, de hecho, busca las leyes generales y las orientaciones espírituales del nuevo medio de expresión, reconociendo, por otro lado, que se trata de un arte todavía inmaduro para la teoría, de un arte cuya fecha de nacimiento es demasiado reciente.


Así, escribe un Manifeste des sept arts y una Esthétique du septième art, que demuestran que el cine no es melodrama ni teatro; puede servir de diversión fotográfica en algunas de sus formas degradadas, pero, en su esencia, es un arte nacido para ser la representación total del alma y del cuerpo; un drama visual hecho con imágenes y pintado con pinceles de luz; una abst racción, como la tragedia escrita o el drama que se lee.

Según Canudo, las artes fundamentales son dos: la arquitectura y la música. La pintura y la escultura son complementos de la primera; la poesía es el esfuerzo de la palabra, como la danza es el esfuerzo de la carne, para convertirse en música. El cine, que reúne todas estas artes, es el arte plástico en movimiento: el "séptimo", que pertenece al mismo tiempo a las "artes inmóviles" y las "artes móviles" (Valentine de Saint-Point), o a las "artes temporales" y las "artes espaciales" (Schopenhauer), o a las "artes plásticas" y las "artes rítmicas". La clasificación, como alguien ha dicho, es "sugestiva". Pero una estética semejante, basada no sólo en la distinción entre las artes sino también en una jerarquía de las mismas, con el cine a la cabeza, puede ser comprensible y justificable si se considera como producto de aquel ambiente, muy parecido a un "embrollo estetizante y decadente wagneriano-danunziano", en el que vivía Canudo. "El cinematográfo -exclama Abel Gance- es, como dice mi amigo Canudo, un séptimo arte, todavía en ciernes. Un séptimo arte que, en este momento, como la tragedia en Francia en los tiempos de Hardy, está esperando a su Corneille y desea tener a su clásico... Renovar... Sobre todo, no hay que recurrir al teatro, sino a la alegoría y al símbolo. Aquel clásico, que va a orientar el cine hacia una nueva época, extraerá la esencia de todas las civilizaciones y abarcará todos los ciclos de todas las edades: he aquí mis grandes ilusiones" (2)

Sea como fuere, la importancia de Canudo no se reduce al Manifiesto de las siete artes, hoy insostenible y superado; ni tampoco constituye un factor histórica o cronológicamente delimitado. Su valor trasciende estos límites y alcanza una resonancia más amplia. En sus escritos, pese al frecuente tono retórico y a muchas confusiones, Canudo intuye algunos principios esenciales y esboza un vocabulario cinematográfico para resolver ciertos problemas. Comprende el ritmo como "juegos de planos" ("las dimensiones de una imagen en relación con las que la preceden y la siguen"), como "una gama plástica" y como valores de "tonalidades expresivas de imágenes simultáneas en el mismo cuadro". Ahora bien, este ritmo conceptuado de esta manera , no es otro que la anticipación al "ritmo interior" de que hablará Moussinac y, sobre todo, es el primer paso hacia el descubrimiento de lo que será denominado más tarde como "específicamente cinematográfico", o sea, el montaje.

En sus ensayos pueden encontrarse frecuentes alusiones a un tiempo irreal o ideal; además, precisamente en la insostenible "teoría de las siete artes" es donde se halla in nuce, en un cierto sentido, otro principio fundamental: la posibilidad de la fusión de diversas técnicas por medio del cine. Canudo habla de Wagner, a quien volverán más tarde, para sostener dicha fusión, muchos teóricos, entre ellos Chiarini y Barbaro.

Hay en Canudo un esfuerzo constante en considerar el cine como una manifestación espiritual, en querer extraer del film un significado, en cuanto a obra unitaria, fruto de una personalidad creadora, sin comparación posible en los tiempos pasados, la cual todavía no tiene nombre adecuado. Canudo llama a esta persona, que recurre a la colaboración de otras, écraniste, es decir, "artista de pantalla", por ser insuficiente el título metteur-en-scène del individuo que cumple con la misma función en el teatro. Advierte al mismo tiempo que los autores cinematográficos, de un modo particular, quedan como fascinados por la nueva técnica. "Empleando una palabra de Marcel L'Herbier, predominan los métodos visualizadores de realización... y las preocupaciones de orden estético quedan relegadas al segundo término..., pero el talento vencerá. Como en todas las artes, en el cine también es más necesario sugerir que definir". "El cine -añade Canudo- vive y renueva la misma experiencia que tuvo la escritura durante su evolución. Las letras del alfabeto son esquemas, simplificados y estilizados, de imágenes que imprimieron su huella en la mente humana en las edades primitivas... El cine enriquece las formas de expresión al emplear la imagen y crea un lenguaje universal. Por tanto, el nuevo medio de expresión debe volver a llevar la imagende vida hacia las fuentes de toda emoción, buscando la vida misma en el movimiento".

De este modo, en una serie de réflexions, Canudo defiende el cine de vanguardia, sin reducirlo a una simple búsqueda formal de medios técnicos, y apoya el documental lírico y el concepto de la naturaleza como personaje, es decir, naturaleza sin elementos decorativos, que se convierte en componente activo de la narración formando unidad con ésta y con los actores que, "lo mismo que el escritor que entra en la piel de sus personajes", deben representar imágenes humanas. De aquí la admiración de Canudo hacia la "escuela" nórdica, "magnífica lección del drama visual y humano, con la naturaleza entera por escenario, que se une con lazos estrechos al alma y a los diversos aspectos de la misma naturaleza", destinada "por primera vez a representar el papel de protagonista del drama y a ser el alma de la acción que transcurre y un poco el deus ex machina".

En estas réflexions, muchos problemas, si bien no quedan resueltos, se plantean con lucidez premonitoria: la censura y las prerrogativas de los intelectuales, el cine al servicio de la ciencia, las relaciones entre cine y público, entre cine y música. Un artículo, en que se hace mención al cine sonoro, va dedicado directamente al color. "No cabe duda -escribe Canudo- que algún día llegará el cine en colores naturales... Entonces el artista de pantalla deberá volverse esencialmente pintor y no podrá contentarse con fotografiar, con su cámara, los colores. Habrá de elegirlos como un pintor consumado, armonizándolos con el movimiento del encuadre, ya que la pintura no se limita a reproducir la naturaleza..."

Canudo es también precursor e iniciador de la crítica cinematográfica. Esta parte de su obra se encuentra en otra serie de artículos, "reseñas" de películas, divididas, naturalmente, por géneros: films de aventuras, dramas, melodramas, cintas psicológicas, films de terror, biografías, etc. Además, es autor de panoramas sobre cines nacionales de países latinos y orientales. En sus críticas y artículos abundan las observaciones agudas que conservan su frescor y actualidad hasta hoy, en particular las que se refieren a ciertas obras de Griffith, Gance, L'Herbier y Wiene.

Certeramente, el ya citado Epstein escribe: "Canudo fue un misionero de la poesía en el cine". Y le barésien, con todos los medios, procura atraer hacia la nueva forma expresiva a los intelectuales, "siempre más capaces de fijar las normas esenciales, no de la técnica sino de la estética, como lo hizo Ricardo Wagner procedente de la música (Wagner, autor de Opera y Drama)", Así, Canudo es fundador del primer cine-club (CASA: "Club des Amis du Septième Art") y de "La Gazette des Sept Arts", por medio de los cuales propaga el cine entre poetas, pintores, arquitectos y músicos, lo mismo que antes había reunido alrededor del "Montjoie!" a los representantes de todas las artes y las personas que podían ayudarle.

En la "Bourse du Travail", en la "Grange-aux-Belles" y principalmente en el "Salon d'Automne", presenta películas o fragmentos de las mismas que le sirven no tanto para ilustrar cualidades estilísticas, estilos o detalles "fotogénicos", sino más bien como muestras representativas de estilo en general: la "fotogenia". Esta palabra, inventada por él (3), pretende especificar el valor y la característica esencial del cine. Además de esto, Canudo trata con los estudiantes, algunos de los cuales se unen bajo su impulso en una especie de "Comité de Salud Pública", para pedir "que el gobierno estudie activamente los problemas del cine en la escuela primaria, como en todos los grados de la enseñanza secundaria y superiuor, alentando los esfuerzos que se han realizado ya en dicho terreno".

La actividad de Canudo, importante dentro de los límites señalados, hoy como ayer es sobreestimada por algunos y apenas conocida por muchos. Ya hemos visto que, según Carlo L. Ragghianti, después de Canudo (y de Luciani), muy pocos progresos se han hecho en la clarificación de los problemas del cine, y más todavía, se han producido muchas confusiones, y cuestiones ya resueltas de una manera más convincente se han enmarañado y corrompido (4). Por otra parte, René Jeanne y Charles Ford, en su Histoire du cinéma (5), sólo dedican a Canudo dos breves páginas con el único fin de definirlo como creador de un nuevo "snobismo", el cinematográfico. "Como suele ocurrir en el caso de personas guiadas por consideraciones oportunistas (sic) -escriben-, el fin de su influencia coincide con el de su vida; así, al morir Canudo el CASA se disuelve. En cambio, el Ciné-Club, obra de Delluc, sobrevive a su fundador..."

A estas palabras injustas pueden oponerse las de Fernand Divoire que, después de la muerte de Canudo (París, el 10 de noviembre de 1923), recoge devotamente en un libro, sin modificaciones en el texto, la mayor parte de los artículos del amigo, publicados en periódicos y revistas de París y de Buenos Aires, los primeros de los cuales datan del año 1911. En la introducción a L'usine aux images (Office Central d'Edition, Ginebra, Etienne Chiron, París, 1927), Divoire escribe: "Estoy seguro de que este libro, testimonio de una fé inquebrantable, permanecerá. Gracias a ello, el nombre de Canudo no dejará de existir nunca". Por otra parte, además de la obra precursora (todo menos oportunista) de Canudo en el campo de la teoría cinematográfica, es precisamente su ejemplo el que inspira la creación del "Ciné-Club" de Delluc. No es cierto que el CASA muera junto con su fundador, sino que se fusiona con "Le Club Français du Cinéma", cuyo primer presidente es León Poirier. Así nace el "Ciné-Club de France".

Con Canudo, "l'élan était donné", como escriben "Les Cahiers du Mois".



(1) JEAN EPSTEIN, Le cinématographe vu de l'Etna, Ecrivains Réunis, París, s.d.

(2) Véase GEORGES SADOUL, Le cinéma devient un art, 2 vols., Denoel, París, 1952.

(3) Inventada para el uso del cine, pues esta palabra ya existe en los diccionarios de fecha anterior al nacimiento del cinematográfo. RENE JEANNE y CHARLES FORD, en su Histoire du cinéma (Robert Laffont, París, 1947), escriben que el vocablo "photogénie" aparece en el "capítulo XXIV de la novela de Edmond de Goncourt, La Faustin, cuya primera edición data del año 1881..." SADOUL anota (L'invention du cinéma, Denoël, París, 1946): "Esta palabra, que se cree generalmente inventada por Delluc, es usada con preferencia en 1839 para la descripción de los trabajos de Daguerre".

(4) CARLO L. RAGGHIANTI, Cinema arte figurativa, cit.

(5) RENE JEANNE y CHARLES FORD, Histoire du cinéma, cit.