18 junio 2016

¿Ginger o Rita?

Para Pablo Oddone, Patricia Farías, David Guzmán y Angélica Ponce, con todo mi afecto.

Francisco Peña.



La tradición crítica del cine clásico diría, casi a ciegas, Ginger, Ginger Rogers. Esta tradición cinéfila es la que está plasmada en la mayoría de libros de cine, artículos, ensayos, etc. Tradición que parece incuestionable… a menos que uno vuelva a ver las películas con otros ojos más atentos.

Los grandes paradigmas cambian. Hoy, por ejemplo, están cambiando los paradigmas relacionados con temas de género (rol, acciones, participación, equidad de mujeres y hombres en lo social, artístico y político, etc.).

Es lógico que la pregunta paradigmática ¿Ginger o Rita? pueda tener otra respuesta más cercana a la realidad. La distancia que da el tiempo revelan aspectos que afinan la verdad.


Vayamos a la Historia.

Entre mediados y final de la década de los 30, la forma predominante de pensar de la sociedad de Estados Unidos y en otras sociedades conservadoras donde hasta ir al cine se discutía, era que la mujer –incluso las más ricas, inteligentes y brillantes-, tenían que casarse y formar una familia.

La cuestión no era renunciar o no a este “ideal romántico” del matrimonio sino la forma que iba a tener finalmente. Así pues, lo importante era encontrar al hombre adecuado, al ideal, al príncipe si no azul cuando menos simpático, divertido, entrón, brillante. En el cine de género musical y de baile era Fred Astaire.


Así que Ginger Rogers era la otra media naranja del “ideal romántico” de la década de los 30. En el mito y el viejo paradigma Fred y Ginger se complementaban. Nadie le cuestiona a Ginger Rogers su capacidad de bailarina, e incluso, se dice que la adoraban tanto las mujeres como los hombres. Un rasgo es que sabía que la actuación no terminaba al iniciar el baile.


Si se observan los videos de ella, en especial Cheek to Cheek, ella se deja seducir por Fred. Poco a poco, incluso en la coreografía del baile puesta por Astaire, la rendición ante la seducción se hace cada vez más patente y ejecuta un baile más lánguido “rendida en sus brazos”. Él conquista y ella obtiene al hombre perfecto de la época. Lo mismo que soñaban la gran mayoría de las mujeres de esa generación. Y si, el subtexto, el fondo sexual, es innegable.



Esto lo resume esta cita:

John Mueller summed up Rogers’s abilities as: “Rogers was outstanding among Astaire’s partners, not because she was superior to others as a dancer, but, because, as a skilled, intuitive actress, she was cagey enough to realize that acting did not stop when dancing began ... the reason so many women have fantasized about dancing with Fred Astaire is that Ginger Rogers conveyed the impression that dancing with him is the most thrilling experience imaginable”.



La crítica de la época consagró a Ginger como la pareja de Fred porque ambos reflejaban el sueño, el mito de la pareja de esa época y el “vivieron por siempre felices” en el musical.

Este criterio pasó de mano en mano, de crítico en crítico. Por eso, mucha gente vota automáticamente por Ginger “como dice el canon del cine”. Pero algo molesta… porque paulatinamente se da un cambio cualitativo en la manera de pensar del público, cambio que incluso no ha terminado hoy pero que avanzó más en otros campos culturales y artísticos.


Se trata de la igualdad de las mujeres por la que se lucha ahora en literatura, teatro, escultura… y hoy en el cine ya se habla de equidad en sueldos: Jennifer Lawrence, Meryl Streep, por mencionar a dos actrices que la impulsan. Hay otros campos aún casi vírgenes: dirección, edición, cinefotografía

De acuerdo a la vieja manera de pensar sobre la mujer, digamos que Ginger se deja llevar en el baile: Fred la guía.


Fuera de la pantalla, Ginger se cansó del perfeccionismo en las coreografías de Fred, que ensayaba casi militarmente para lograr la perfección que se ve en pantalla… Hasta que el ciclo de ambos terminó en 1939.

Y llegó la Segunda Guerra Mundial… con las mujeres como obreras, como encargadas de ciertos trabajos que hacían los hombres… Pero la realidad se movía más aprisa que la ideología, aunque estaba despertando: el ideal aún era casarse con el hombre correcto, pero uno de los rasgos de ese hombre correcto es que fuera más liberal y diera más espacio de vida a la mujer. Pero el sueño, era, esencialmente el mismo que en los 30s.

Y llegó Rita.

Era la Pin Up / Modelo ideal de los soldados de EU (pero de anglosajona sólo el nombre. Guillermo Cabrera Infante incluso dice que era medio cubana, en su libro Cine o Sardina).


Rita Hayworth hizo sólo dos películas con Fred Astaire en los años 40s. No siguieron adelante porque el grueso del público percibía a Rita como “muy masculina” para Fred o demasiado dinámica frente al baile lánguido y “rendido” de Ginger.


Si se observan con objetividad un par de videos Hayworth-Astaire, como el de Shorty Joe en YouTube, verán lo que decía Patricia Farías en su comentario: “La veo a la par…”. La clave es “A la Par”. Las escenas muestran que Rita baila con Fred como una Igual, una Par, una Semejante, del Mismo Nivel. Equal en inglés. Al parejo.



Tiene la misma habilidad, le sostiene el ritmo, cuando su cuerpo se dobla en sus brazos no languidece sino que se recupera para continuar (dura mucho menos tiempo en esa posición “rendida” que Ginger). Tiene la misma habilidad que él, pero no hay seducción, no se rinde, no es un "ideal romántico". Es la mujer que despunta poco a poco después de la Guerra. Different dreams… Sueños diferentes.



En la biografía de Rita Hayworth en Wikipedia dice: When Astaire was asked who his favorite dance partner was, he tried not answering the question, but later admitted it was Hayworth: “All right, I’ll give you a name,” he said. “But if you ever let it out, I’ll swear I lied. It was Rita Hayworth.” Astaire commented that “Rita danced with trained perfection and individuality… She was better when she was ‘on’ than at rehearsal.” Biographer Charlie Reinhart describes the effect she had on Astaire’s style: There was a kind of reserve about Fred. It was charming. It carried over to his dancing. With Hayworth there was no reserve. She was very explosive. And that’s why I think they really complemented each other.




El punto es la habilidad de Rita, que empezó a bailar desde los 6 años. Astaire vio la excelencia técnica, la rapidez para aprender sus coreografías en un día y que no se hartaba –tenía la disciplina-, y que a la hora de filmar se “prendía” más que en los ensayos. Y se nota en las tomas.

Pero la clave está en “Individuality” / Individualidad.




En las escenas Rita Hayworth no sólo está a la par que Fred -como bailarina y técnicamente- y son una pareja en igualdad como artistas y narrativamente en la ficción. Rita conserva su individualidad, su propia sexualidad y no la pierde en función de tener pareja. No hay seducción sino un ritmo frenético donde ella –en la parte de la música latina/cubana Xavier Cugat- por un instante lo rebasa.

Por eso, Rita no le cuadraba por completo al público. Los hombres la deseaban, pero era algo irrespetuosa, inmanejable, orgullosa y eso daba “miedo” subconsciente… lo que incrementaba el deseo… de dominarla. Por el otro, las mujeres recelaban. No era parte del “ideal romántico” de la época.

Curioso, sólo Fred Astaire le reconocía los atributos objetivos más allá de estereotipos y expectativas de género. Reconoció su profesionalismo, su capacidad, su talento. Sólo un Par, un Igual podía reconocer el valor de Otro Par. Es decir, reconoció su individualidad y, al hacerlo, la reconoció como persona, como ser humano.


Pero en la realidad Rita era más frágil que su personaje y su baile.

Mejor que la última palabra sobre Rita Hayworth la diga Orson Welles:

En una entrevista que dio la noche antes de su muerte, Welles llamó a Hayworth "one of the dearest and sweetest women that ever lived.”.